Juegos Sexuales En Niños
bere_raztha15 de Septiembre de 2013
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SENTIR PLACER CON EL PROPIO CUERPO
El desarrollo de la sexualidad humana comienza con el contacto físico inicial, con los abrazos y caricias que el bebé recibe. El niño/a necesita vivir esa experiencia prolongada de sentirse protegido y querido por sus papás o por quienes cumplen la función de tales.
La capacidad erótica del ser humano comienza a desarrollarse en los primeros meses de vida. El bebé acariciado tiene más chance de madurar su capacidad de intimidad física y de sentir placer, que el bebé que no recibe caricias.
LA MASTURBACIÓN O AUTOEXPLORACIÓN
La autoexploración o masturbación es otra experiencia fundamental para el desenvolvimiento saludable de la sexualidad de niños y niñas. En muchos casos, antes del primer año de edad, el pequeño aprende a obtener placer con su propio cuerpo, pues descubre sus genitales en el juego mientras lo cambian: siente “cosquillitas” agradables y las vuelve a repetir, sin ser este juego ni más ni menos que un aprendizaje, un reconocimiento, de su propio cuerpo y un disfrute plenamente natural y saludable.
LOS JUEGOS SEXUALES
Iniciando el segundo año de vida, pero por sobre todo a los 3 y 4 años, el niño no sólo toca sus genitales sino que intenta tocar los de otros. Estos juegos ocurren sobre todo entre hermanos, hermanas, primos, amigos y vecinos. Es la edad en que quieren jugar “a los doctores” y a “papá y mamá”. Con el juego buscan satisfacer su curiosidad, saber si los otros son iguales a ellos o diferentes.
En general, estos juegos son mixtos, y no están contraindicados; a veces somos los propios adultos quienes adjudicamos malicia a estas prácticas, sin darnos cuenta de que si hay algo malo en ellas, probablemente no radique en lo que los niños o niñas hacen, sino en el ojo adulto que proyecta allí sus pre-conceptos.
No olvidemos que así como el niño madura intelectualmente y quiere conocer cosas y fenómenos nuevos, tambien quiere conocer su cuerpo y sus sensaciones, y el cuerpo y las sensaciones de los demás.
Lo único recomendable es que los padres verifiquen que tanto niños como niñas que participan en estos juegos sean de la misma edad, y que ninguno participe obligado.
EL DORMITORIO DE PAPÁ Y MAMÁ
Suele ser bastante común que hasta los 4 años, aproximadamente, los niños entren en el cuarto de los padres y se metan en la cama. Incluso hasta a veces con más edad.
Un niño o niña puede ir a la cama de sus padres, una noche o una mañana, si les gusta, sin que esto deba ser motivo de una alarma.
Asimismo, una madre o un padre puede llevar a su cama, una noche o una mañana, a su hijo o hija, porque disfruta de ello, y no por eso debe culparse. Lo que no debería ocurrir es que se utilice al pequeño sistemáticamente como sustituto de algo que falta o como un objeto para calmar las ansiedades propias.
Si la excusa para llevarlo o llevarla es “que llora”, lo que debemos hacer para calmarlo cuando suplica llorando nuestra compañía, es acudir a su habitación. Allí podremos sentarnos a su lado, hablarle tiernamente, cantarle una canción o contarle un cuento, hasta que vuelva a conciliar ensueño.
Cuando nuestro hijo o hija sistemáticamente duerme en nuestra cama, la espontaneidad sexual de los adultos y del pequeño se perturba: el niño elaborará fantasías en torno a las relaciones sexuales, que no serán beneficiosas para su desarrollo emocional.
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