La Apatia
esthervanesa31 de Mayo de 2013
623 Palabras (3 Páginas)354 Visitas
La apatía
La apatía es la más absoluta indiferencia ante todo. Psíquicamente se define como un trastorno del tono emocional que se mantiene embotado, acompañándose de despego e indiferencia. Puede ser primario en sí y surgir de pronto o enlazarse con el aburrimiento y la rutina, entrando a formar parte de un círculo vicioso, que se autoalimenta y del que cada vez es más difícil salir. Cuanto más aburrido se está, menos ganas de hacer cosas se tiene, y cuanto más inactivo y apático se siente uno, más se aburre.
El que cae en la apatía se sume en una profunda inactividad, su ritmo vital desciende a mínimos y queda como abotagado, deja de actuar y, en los casos más serios, se limita a ver cómo van y vienen los acontecimientos, incluso los que le atañen directamente.
La apatía, la falta de impulso a la actividad es un claro síntoma depresivo. El deprimido no tiene ganas de hacer nada, nada lo entretiene ni lo divierte, le falta el impulso y en consecuencia no hace prácticamente nada, Hay además un embotamiento afectivo, la tristeza es tan grande que las alegrías o las desdichas del entorno no llegan a afectarlo. Dentro de los trastornos psiquiátricos, la apatía aparece también en algunos procesos esquizofrénicos en los que queda un estado residual o defectual con afectividad embotada, menor capacidad para lograr metas concretas y despreocupación y retraimiento del mundo exterior.
Pero sin entrar dentro de los trastornos psiquiátricos, la apatía puede afectar a cualquier persona en un momento dado y por muy diversas motivaciones:
— Una vida rutinaria y monótona, sin novedades ni incentivos, puede generar la pérdida de toda atracción e interés. Esto ocurre en cualquier ámbito: en el trabajo, en la vida de pareja, la amistad, las diversiones, la familia, etc.
— La muerte de un ser querido, la pérdida del puesto de trabajo, el abandono de la pareja, o cualquier otro contratiempo serio, pueden acarrear un bloqueo afectivo dentro de una reacción de tristeza que no llega a ser una depresión. La apatía es la respuesta a un acontecimiento vital y exige un cierto tiempo para salir de ella.
— El exceso de trabajo y actividad: un período de estrés, un esfuerzo excesivo puede generar un agotamiento físico y psicológico que impide responder a las exigencias habituales. La apatía deriva de una falta real de fuerzas para actuar.
— El polo opuesto a la situación anterior es la vuelta de un período de reposo y vacaciones. Algunos vuelven cargados de fuerza y energía, pero para otros la vuelta a la vida cotidiana supone una pesada carga que el sujeto se siente incapaz de afrontar.
— Hay personas apáticas o asténicas. De por sí no tienen ganas de hacer nada, en ellas hay una tendencia natural a la inactividad física y al distanciamiento afectivo. Es una forma de ser, un tipo de personalidad.
La apatía en sí y por sus consecuencias es una situación negativa que hay que evitar y combatir. Es improductiva y frustrante. Cuando se combina con aburrimiento es como la pescadilla que se muerde la cola. Cuando aparece, hay que reconocerla como tal, evitando falsas justificaciones, como enfermedades imaginarias o todo tipo de estados de debilidad física. Descubrir el origen, abordarlo directamente y planear actividad gratificante, son las claves del éxito para vencerla. Los estados depresivos y las apatías residuales deben ser tratadas por el especialista. En las apatías «vitales» hay que reestructurar un nuevo plan de vida para vencer la situación de inactividad.
Y para finalizar hay que decir que, en no pocos casos, dejarnos un poco de mirar el ombligo y conocer el dolor en otras personas, acompañado de otro poco de consciencia y de generosidad, produce el impulso necesario para
...