La Culpa

¿Quién fue? Yo no fui. O aparece el culpable o el castigo es para todos. ¿Fue sin querer o lo hizo adrede? ¿Culpable o inocente? Coincidamos en que la culpa es un sentimiento primario que no escapa a nadie que se sienta responsable ya sea de algo que ocurrió; de aquello que, consciente o no, puede llegar a ocurrir; o, en definitiva, de lo que se cree que no será propicio.

Culpa tiene o siente (que no es lo mismo) quien cruzó la línea de lo convenido, de lo que se espera, de lo que resulta conveniente. ¿Conveniente según o para quién? Para uno, para el otro, sobre la base de las reglas o acuerdos de la pareja, del grupo, de la comunidad o del país.

Si hay culpa o responsabilidad es porque alguien saltó o está por saltar la cerca. En este sentido, tendrá culpa quien se sienta tentado por aquello que no debería comer, quien engaña, roba, mata o está fuera de la ley, más allá de cual sea el motivo o contexto de ese atropello a la razón.

El grado de culpabilidad determinará el tipo de responsabilidad que tendremos. Buen momento, tal vez, para, en lugar de me da culpa o tiene la culpa, pensarlo todo desde me siento responsable o es responsable de lo que ocurrió. Entiendo que en lo cotidiano puede ser mucho más saludable hacer foco en la responsabilidad que vivir acentuando la sentencia. Más allá del acto justo y necesario de hacer justicia, en muchos existe cierto goce en jugar con el punzón de la culpa (incluso, la autocondena).

Pareciera que quien vive condenándose se ha acostumbrado a vivir victimizado. Pareciera que quien vive echando culpas a los otros, más lejos se siente de ser imputable, más limpio está de cualquier cargo o culpa, más crédito tiene en caso de que decida pecar.

Podrán decir que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, sin embargo, como ya dijimos, el sello de la culpa está presente mucho antes, incluso, de la mismísima tentación o de lo que las pruebas certifiquen. Ya veremos si hubo descuido o dolo, negligencia, imprudencia o impericia, y cada quien deberá hacerse cargo de la condena por su culpa.

Por lo pronto, para el día a día, antes que culpable prefiero sentirme responsable de quien soy, de lo que digo y de lo que hago (o de lo que dejo de ser, decir o hacer)..

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