ECHAR LA CULPA

Esto de echar la culpa a los demás es una estrategia bastante, bastante común ¿no crees? Seguro que conoces a más de uno a tu alrededor que lo hace con frecuencia y que jamás se responsabiliza de los problemas ¿Verdad?

Hace años mi trabajo consistía en gestionar crisis de empresas… cuando sale el Presidente del BBVA en la portada de todos los periódicos porque descubrieron algo que hmmm… huele mal, o el Presidente del Barca que lo echaron poco menos que a patadas porque los socios del Barce creían que lo único que hacía era gastar dinero y no ganar ni un partido… en fin, yo dedicaba a solucionarle los “problemitas” en los que – a veces justa y otras injustamente – se veían sumergidos altos ejecutivos, políticos o empresas.

Aprendí a gestionar crisis en los Estados Unidos, donde los periodistas no perdonan y, por ende, los profesionales de gestión de crisis tienen que ser excelentes estrategas.

En fin, todo esto para contarte que aprendí que la estrategia número uno ante un problema importante es “encontrar al culpable” (verdadero o falso, no importa mucho, mientras pueda ser cargado con la culpa). ¿Por qué es importante? Porque entonces la gente (opinión pública) deja de enfocarse en el problema y se enfoca en el culpable. Al culpable se lo despide, aparta, mata (figurativamente) y con ello se esfuma el problema. Lamentable, ¿verdad?

En realidad lo más lamentable es que en innumerables ocasiones la gente hace esto, no solamente en el plano profesional, si no en el personal. Le echa la culpa a alguien, con lo que parecería que el problema desaparece, cuando en realidad la única manera de resolver un problema es haciéndose responsable. Creo que vale la pena recordar que la palabra Responsabilidad significa la “habilidad para responder” y para solucionar un problema esto es lo que debemos hacer: responsabilizarnos, porque al hacerlo podemos ejercer nuestra habilidad para responder.

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