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La Culpa


Enviado por   •  22 de Abril de 2015  •  Síntesis  •  1.424 Palabras (6 Páginas)  •  179 Visitas

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La culpa como emoción social es aprendida desde que éramos niños, es decir, como niños dependemos de otros (lo frecuente: papá y mamá), estos otros nos ‘socializan’ para que podamos recibir la aprobación, ¿de quién? de ellos primeramente y de otros ‘otros’ en segundo lugar. Tal como dice Palmero (2002) referente al origen de esta emoción de culpa: “…estas reacciones emocionales ante la propia conducta surgen como fruto de la internalización, al principio muy superficial y rudimentaria, de la aprobación-desaprobación parental” (p. 375). Es decir, mis figuras parentales me enseñan a sentir lo que hago bien y mal. Cuando para ellos está mal, me enseñan a sentirme culpable. No olvides que ellos, en esa época, tienen poder absoluto sobre mí y sobre mis emociones (lamentablemente, hay muchos padres que aunque eres un adulto hoy, todavía tienen poder sobre ti). De tal forma, que al ser aprendida y aceptada la culpa, (ojo) POR MI MISMO, formará parte permanente del sistema de creencias emocionales que me definen inequívocamente como el YO que soy. Y la culpa será parte activa de ese sistema y de mi mismo. No sin razón Dyer (1982) nos dice: “La culpa es uno de los métodos más eficaces que tienen los padres para manipular las acciones de los niños” (p. 133). ¡Y de muchos de ustedes hoy en día!

Sigamos, que esto se pone bueno, Una vez que me siento culpable, y que indudablemente, es por algo que ‘yo hice’, me valoro como una ‘persona mala’ sintiéndome muy mal por ello. Con esta valoración y sentimiento, el siguiente pensamiento es ¿cómo hago para volver a sentirme una ‘persona buena’? En línea con esta idea señala Palmero (2002): “La persona que se siente culpable siente la necesidad de reparar de algún modo la falta, la necesidad de pedir disculpas y, en la medida de lo posible, enmendar la acción” (p. 376). Si la decisión de “reparar la falta” es por algo que yo, intencional o no, realmente hice mal, me sirve para reflexionar sobre mi conducta y, tomar una decisión de cambio que me permita crecer emocionalmente, esa culpa está bien, porque se trata del lado positivo de la culpa y, es una conducta empática que tiene misericordia del otro. Está, por así decirlo, hermanada con el remordimiento y el arrepentimiento, es decir, con la decisión de cambiar para no seguir cometiendo esa falta. Pero, cuando es porque me niego a una petición que me hace otra persona, que me pide algo que no me conviene, que no puedo, va en contra de mis principios, o sencillamente no lo quiero hacer y, la respuesta manipulativa del otro frente a mi negativa ‘me hace sentirme culpable’, ahí es cuando “se sube la gata a la batea”.

Para entenderlo Shinyashiki (1993) nos aclara lo que es una manipulación: “es la maniobra para conseguir que los otros hagan algo que no están dispuestos a hacer (o que no les conviene hacer)” (p. 45). Mientras que Dyer (1982) nos dice: “La culpabilidad en nuestra cultura es una herramienta útil para manipular a los demás” (p. 147). Y Palmero (2002) nos termina de aclarar que: “Los sentimientos de culpa favorecen el sometimiento del sujeto a las demandas de los demás, en especial, a las demandas de la autoridad (léase papá y mamá), prestándose así a la manipulación en los más diversos ámbitos,…” (p. 385) de la persona que experimenta la culpa. Allí está lo autodestructivo, para volver a ser ‘una persona buena para el otro’ tengo que hacer lo que el otro quiere, sacrificándome a mi mismo, llenándome de malestar (rabia y / o tristeza, entre otras emociones ‘negativas’), sintiéndome mal con migo mismo, y lo peor, me lo tengo que tragar, envenenándome cada vez más y más. ¿Qué tal?

Los ejemplos de esta situación llenan el consultorio constantemente, pues la manipulación no sólo son palabras, también incluyen gestos, actitudes, miradas que te han enseñado y preparado toda tu vida, para sentirte culpable, cuando a ellos les conviene. Frases como “me vas a dejar sola… mira lo que me haces… tu no me quieres… me voy a enfermar… etc… etc… etc…” son una pequeña idea de las miles de situaciones donde otro te manipula con culpa, tú debes descubrir cuáles son las que teaplican a ti, y aprender a salir de ellas, para lograr, principalmente, tu auto-independencia emocional. Dice Dyer (1982) “El tipo de mentalidad de <Yo me sacrifiqué por ti> es un productor-de-culpa sumamente eficiente” (p. 132).

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