La Familia

Evolución histórica de la familia

Manuel López Gascón

El tipo de familia que hoy conocemos no ha sido siempre igual. A lo largo de la historia, en nuestro propio país, la familia ha presentado formas bien diferentes.

Lo mismo ocurre si nos fijamos en las distintas sociedades y pueblos, incluso hoy en día. Por los diferentes lugares de la Tierra se reparten docenas de modos de entender la familia, sus fines, sus metas y las relaciones en su seno.

La familia es un universal (cualquiera que sea su forma), y responde fundamentalmente a necesidades biológicas ligadas a la reproducción. En la especie humana se da la paradoja de que si bien el adulto presenta los grados más elevados de capacidad cerebral y de habilidades manuales, las crías humanas, por el contrario nacen totalmente inermes y su periodo de maduración es extraordinariamente prolongado.

De este hecho biológico se deriva la necesidad de cooperación entre los progenitores para asegurar el crecimiento de esos descendientes.

Pero esa no es la única función histórica de la familia. Sin extendernos demasiado, podemos mencionar otros factores como son el aseguramiento de la práctica sexual, el establecimiento de relaciones amistosas entre grupos de parientes, la mutua ayuda y protección, la estabilidad psíquica, el aseguramiento de alimentos y cuidados en la vejez, e incluso la estabilidad social de los individuos.

El objetivo de vivir enamorado permanentemente de una persona que nos también nos ame no ha formado apenas parte de las motivaciones de la gente al formar una familia. Y, sin embargo, hoy en día casi parece ser el único motivo válido. Se tienen muy pocos hijos, existe una gran libertad sexual, se hacen múltiples relaciones fuera del ámbito de los parientes, y los sistemas de salud y de pensiones garantizan una cobertura razonable. Así que aquellos viejos factores que empujaban hacia la familia se han debilitado o casi desaparecido.

Pero este cambio en cuanto a las motivaciones para formar familia supone un importante reto para la deseada estabilidad de esa familia. Mientras las antiguas necesidades eran duraderas y unas sustituían a otras con el paso del tiempo, el enamoramiento es en sí mismo un sentimiento altamente inestable. Cuando una pareja está basada fundamentalmente en la atracción física, en el enamoramiento, en la pasión, tiene muchas probabilidades de venirse abajo cuando esos factores disminuyen o desaparecen.

Por lo tanto, si se aspira a mantener unida una pareja y una familia en nuestro tiempo, habrá que poner en juego otras fuerzas diferentes de las de nuestros abuelos. Si ellos basaban la convivencia familiar en la jerarquía, el sacrificio y el temor a la sociedad y al futuro, hoy se precisa sobre

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