La Psicologia Infantil
kapifresa2722 de Enero de 2014
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También es cierto, que existe un interés por enseñar a pensar, así como por enseñar aspectos relacionados con la física, la química, la biología, la matemática, entre otras. Sin embargo, el proceso de pensar no se enseña, por cuanto se concibe el pensar como un hecho natural del ser humano, entonces para qué enseñar algo que se hace sin adiestramiento alguno, concibiéndose como un esfuerzo innecesario.
No obstante, el acto de pensar de forma eficaz, analítica, lógica, creativa, competente, es una acción que tal vez no cumplimos con regularidad. Se tiene la certeza que todos los seres humanos tienen la capacidad de clasificar, pero en forma perceptiva, realizando apreciaciones por aproximaciones o inferencias. Es decir, todas las personas realizan procesos mentales pero no con la misma eficacia.
Pues de hecho, pensamos intuitivamente sin prevenir, en muchas oportunidades, las posibles causas o consecuencias de la esencia de cada acción. Esto hace que releguemos la condición de nuestra conducta racional. Desvirtuando de esta forma, el criterio lógico y crítico que debe caracterizar a la humanidad, atendiendo la subjetividad de nuestro pensamiento.
Por ende, es necesario consolidarse en un buen pensador para tener la capacidad crítica, reflexiva, innovadora y eficiente para lograr determinar aquellos resultados que se hagan válidos, a través de las acciones educacionales y metódicas.
Por tanto, el perfil de un buen pensador se caracteriza por demostrar condiciones de sapiencia, destrezas, cualidades, experiencias y parámetros de comportamiento. Es decir, un buen pensador es aquel que posee la capacidad de raciocinio para pensar de manera articulada y coherente, articulándola pertinentemente con sus acciones y posiciones; establece juicios en función de evidencias concisas y aplaza decisiones en carencia de adecuada evidencia; anticipa y deduce problemas y situaciones conflictivas que puedan poner en riesgo sus objetivos; anticipa posibles consecuencias derivadas de sus acciones; valora la información y sabe cómo manejarla de manera efectiva; aprecia semejanzas y diferencias que a simple vista no son evidentes; analiza de manera estructurada las ideas de los demás; reconoce de manera objetiva problemas y plantea posibles soluciones; aporta soluciones innovadoras y creativas a conflictos complicados; internalizar sus puntos de vista y replantearlos ante las críticas de los demás; tomar conciencia ante la limitación del entendimiento humano frente a situaciones no previstas o campos aún no estudiados.
Ahora bien, cabe preguntarse el por qué se busca el desarrollo del pensamiento, porque de esta forma se estará preparado para enfrentar eficientemente los retos y compromisos, así como aprovechar las oportunidades académicas y laborales que se presenten. Dominando los recursos y talentos para lograr el éxito y reconocimientos que se demandan las relaciones en el mundo actual para destacar entre los grupos.
Por otra parte, de acuerdo a Glaser, las habilidades para pensar influyen en la formación de ciudadanos más aptos para la vida en sociedad, para participar en las cuestiones públicas, aportando ideas y soluciones factibles a problemas comunes que requieren respuesta.
Por tanto, el fomento de buenos ciudadanos es una meritoria razón para promover el enseñar a pensar, siendo un aspecto imperante que los ciudadanos se preocupen y reflexionen acerca de su rol en la sociedad, a fin de tomar decisiones y aportar ideas en pro del bienestar común.
Por otra parte, el hecho de pensar no siempre es una acción estimulada por la colectividad, puesto que el pensamiento crítico en ocasiones contraviene opiniones e intereses arraigados en una determinada cultura, o bien contraviene ciertos intereses que lo distancian del pensador común.
Del mismo modo, el aprender a pensar contribuye a la formación de individuos psicológicamente
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