La autoestima

LA AUTOESTIMA

La autoestima está íntimamente relacionada con la valoración de uno mismo.  Algunos autores plantean que es la unión de dos sentimientos, el sentimiento de la capacidad personal, es decir, YO PUEDO, y el de la validad personal, YO VALGO.  La capacidad personal es entendida por estos autores como la habilidad para enfrentarse a los problemas y a los éxitos que se plantean en la vida y a tener confianza en uno mismo. La validad personal es sentir el derecho a ser feliz y por tanto a buscar y hacer todo aquello que nos hago sentir bien. El niño pequeño está en proceso de desarrollo y  construcción del sí mismo que comienza muy tempranamente con la diferenciación del yo, el reconocimiento de la imagen corporal ante el espejo, el llamarse en primera persona, el reconocimiento de lo mío y en definitiva el desarrollo de la autovaloración. La autovaloración empieza por  la evaluación del otro con el cual se compara y más tarde con el reconocimiento y evaluación del comportamiento propio, ya al final de la etapa en torno a los 5 o 6 años aproximadamente, por tanto es necesario que se comience a trabajar la autoestima desde que el niño comienza a diferenciarse de los demás y surge la conciencia del yo. Las actividades que vamos a llevar a cabo para educar la autoestima deben dirigirse a que el niño aprenda a aceptarse, a quererse, a sentirse satisfecho cómo es, tanto físicamente como en los aspectos relacionados con sus cualidades físicas, es decir, aceptar sus errores y a trabajar por enmendarlos a disfrutar de sus éxitos y a trabajar para disminuir sus fracasos de manera constructiva y también es indispensable para el buen desarrollo de la autoestima en el niño y la niña que realicemos actividades donde se desarrolle la confianza en sí mismo y que se desarrolle a sí mismo todo el potencial que el niño trae consigo. Es recomendable que los padres y los docentes tengan siempre presente que un simple comentario sobre un error del niño hecho de forma inadecuada, o una evaluación mal manejada, puede ser tomada por éste como un rechazo que seguramente puede traer malas consecuencias, a veces irreparables y perjudicar el sano desarrollo de la autoestima. En ocasiones dañamos la autoestima de un niño por expresiones o actos de rechazo que son inconscientes para el adulto pero perceptibles para el niño como por ejemplo no prestarle atención, no darle un status para que el actúe y se exprese, no darle el afecto que el necesita, no comunicarnos o comunicarnos poco con él, entre otros.        

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