Autoestima

            Informe de la disertación

           “Autoestima y Resiliencia”

 La autoestima es el complemento entre confianza y el respeto por sí mismo, esta se forma a través de la experiencia educativa de la familia, la escuela y otras experiencias vitales. Las cuales definen que la autoestima sea elevada o baja.

Las personas con una autoestima elevada suelen tener las siguientes características: confían sí mismo, toman sus propias decisiones, manejan mejor el estrés, experimentan menos efectos negativos en la salud y reconocen sus cualidades.

Alcanzar este nivel de autoestima es el requisito fundamental para una vida plena.

En cambio una persona con una autoestima baja se siente  más limitada con lo que puede o debe hacer, es más propenso a sufrir depresión, no son capaces de expresar sus gustos u opiniones, suelen ser persuadidos por los demás, les cuesta relacionarse con otras personas, entre otros.

La etapa vital para el desarrollo de la autoestima es la infancia intermedia ya que aquí el niño compara su yo real con su yo ideal y es capaz de juzgarse a sí mismo por la manera en que alcanza los patrones sociales y las expectativas que se ha formado de sí mismo. Las opiniones de los niños que tienen a cerca de ellos mismos inciden en el desarrollo de la personalidad, lo cual se demuestra en su estado de ánimo habitual.

Una persona con una elevada autoestima se transformara en un adulto con buena capacidad de resiliencia por lo que estará preparado para afrontar las dificultades que encuentre a lo largo de su vida.

“Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida” (Oscar Wilde)

La Resiliencia es la capacidad que tenemos para sobreponernos a los problemas, dolor emocional y situaciones adversas saliendo fortalecido.

Se considera que las personas mas resilientes tienen mayor equilibrio emocional ante las situaciones de estrés, soportando mejor la presión y de esta manera sentir una sensación de control frente a las dificultades y mayor capacidad de afrontar retos.

Una actitud positiva de la resiliencia te permite esperar que te pasen cosas buenas en tu vida. Tratando de visualizar lo que quieres, en lugar de preocuparte por lo que temes.

Ser resiliente no significa no sentir malestar ni dificultad ante las adversidades sino superarlas y sobrellevarlas sin sufrir un daño profundo, existen distintas circunstancias  que favorecerán o no el desarrollo de la resiliencia en cada persona, como la educación, las relaciones familiares y el contexto social, algunos especialistas afirman que la resiliencia está vinculada a la autoestima, por lo que es importante trabajar para que puedan desarrollar sanamente esta capacidad.

No hay una formula definida de cómo construir la resiliencia ya que esto depende de cada persona porque se va desarrollando de acuerdo a sus necesidades y atendiendo  sus diferencias culturales en función del contexto donde les toca vivir.  El contexto cultural juega un papel determinante en cómo cada persona percibe y enfrenta la adversidad, de modo que cada persona construye sus propias estrategias para superar las experiencias traumáticas.

“Lo que no me mata, me hace más fuerte” (Friedrich Nietzsche)

“Lo realmente importante es luchar para vivir la vida, para sufrirla y para gozarla, perder con dignidad y atreverse de nuevo” (Charles Chaplin)

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