La era de la desconexión, en tiempos de conexión
Monica MedinaEnsayo23 de Octubre de 2023
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LA ERA DE LA DESCONEXION, EN TIEMPOS DE CONEXION
Suena a paradoja, ¿cómo decir que vivimos en la Era de la Desconexión, cuando nos han vendido la idea de que hoy en día hay más formas de conectarnos, gracias a los avances tecnológicos y las redes sociales?. Psi tomamos como ejemplo: La Pandemia Mundial del COVID19, la forma en que se originó, se propago y se ha gestionado, nos demuestra el mundo globalizado en el que vivimos, pero evidencia la gran desconexión que tenemos, no solo con los demás, con la naturaleza, sino con nosotros mismos.
Los humanos somos seres gregarios, hemos sobrevivido a través de nuestra historia y evolución gracias a la dependencia que tenemos unos con otros y con la naturaleza, esta conexión es lo que nos permite tener sentido a la vida misma y a nuestra existencia, esta conexión es la que nos da un propósito a nuestras vidas. Los seres humanos necesitamos relaciones de apego, de seguridad, de confianza, de respeto, de amor; que nos permita conectarnos con nosotros mismos y con lo que realmente somos.
Vivimos en un tiempo donde estamos muy conectados a través de emails, de redes sociales, de tele-conferencias, pero a la vez terriblemente desconectados de nuestros seres más cercanos, familia, amigos, mascotas, plantas, etc. ¿Cuantas horas al día pasamos frente a una pantalla? ¿Cuantos amigos virtuales tenemos?, ¿Cuantas personas reales y presentes tocamos diariamente?, ¿Con cuantas personas contamos como apoyo real, en las buenas y en las malas, que nos acepte tal y como somos? ¿Cada cuánto tienes algún contacto directo con la naturaleza?. Al responder sinceramente estas preguntas, hacemos conciencia de nuestro nivel de conexión real con el exterior, para luego pasar a la conexión con nosotros mismo de forma física, emocional y espiritual.
Cada vez vivimos más desconectados, cada vez desde más temprana edad, vemos a infantes de 2 o 3 años pasar horas frente a las pantallas, sin contar las horas que pasan los adolescentes y jóvenes aislados del mundo, pero conectados en línea. La principal consecuencia de esta desconexión son las adicciones, no solo a sustancias toxicas externas como las drogas, el tabaco o el alcohol, sino que hoy en día somos adictos a las emociones vibrantes, a las sensaciones excitantes, queremos sentir placer de forma inmediata, sobre estimulados constantemente por la luz, el sonido y el movimiento generado por las pantallas, vivimos dependientes de sustancias químicas, como la dopamina, que genera nuestro propio cerebro cuando usamos las redes sociales, recibimos likes, hacemos compras por internet o jugamos video juegos. Sustancia que después de llegar a su pico más alto, genera una sensación de frustración y vacío, que produce un círculo vicioso, el cual con el tiempo se convierte en una adicción, baja capacidad de atención, intolerancia a la frustración y falta de control de impulsos. De esta forma perdemos el control de nuestro cerebro, nos perdemos a nosotros mismos, perdemos el sentido a nuestra vida.
Si al leer estas palabras, sientes que hay situaciones por mejorar en tu vida, te recomiendo tres acciones sencillas para poner en práctica:
- Apagar las notificaciones del teléfono y colócalo modo avión, por lo menos una hora al día, preferiblemente en aquellos momentos donde podemos conectar con nuestra familia, nuestros hijos, nuestros padres, amigos, etc. Dedicándoles tiempo de calidad, creando conexiones reales y presenciales. Observa a tus seres queridos, detalla los cambios en su físico y en su personalidad, descubre sus gustos, quienes son, cuales son sueños y/o anhelos, como se pueden apoyar mutuamente.
- Crear momentos de silencio y calma, bien sea meditando o realizando alguna actividad relajante o algún hobbies, que te permita estar presente en el aquí y el ahora, que puedas escuchar tu cuerpo y reconocer tus propias emociones y necesidades.
- Realizar contactos directos con la naturaleza, siempre que puedas escoger realizar actividades en áreas abiertas, donde puedas disfrutar de la energía y equilibrio de la Madre Tierra, no tiene que ser lugares muy exóticos, ni viajes muy largos, algo tan sencillo como caminar descalzo sobre la tierra, sentarte bajo la sombra de un árbol o escuchar el canto de un pájaro, te permitirán armonizar tu energía vital, ya que nosotros somos parte de este planeta y necesitamos de el para vivir.
Estos simples cambios van a evidenciar una renovación interna, que llevara a una reconexión y una interpretación mucho más clara de lo que realmente somos y nuestro propósito, dando equilibrio y rumbo a nuestra existencia.
Una pregunta poderosa para considerar y llevar a reflexión: ¿Cuál sería el futuro de los humanos, sino no concientizamos la importancia de hacer CONEXIÓN con otros, con la madre tierra y con nosotros mismos?
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