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Los Celos


Enviado por   •  4 de Abril de 2014  •  1.915 Palabras (8 Páginas)  •  237 Visitas

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“PSICOLOGIA DEL CRIMEN”

“LOS CELOS”

Los celos el patrimonio de lo mas animal en el sujeto por lo irracional de su actuar dentro del ser, pueden llevar al asesinato o bien, a construir enfermedades imaginarias.

Los celos desencadenan odio, y es este odio abarrotado en el sujeto que posibilita el asesinato, incluso del objeto celado, los celos tienen por otro lado una función creadora; empujan al sujeto a construir. Detrás del celo esta el “no dejarse”, eso que en psicoanálisis ubicaríamos como orgullo narcisista. En el plano amoroso ¿Por qué somos celosos? Porque nunca lograremos gozar completamente a la mujer, por eso me divierto por otros medios; asfixiándola, amenazándola, incriminándola, ninguneándola, poniéndola toda en falta.

Los celos son la historia del dolor y sufrimiento, encierran depresiones y melancolías, pero también ímpetu y empuje, deseos de destruir a otros. Cada día para el celoso es un capitulo de una novela no escrita. Para Marx los celos evidenciaban el carácter burgués que coarta el el entusiasmo revolucionario.

Para Descartes, los celos son esa especie de temor, que se relaciona con el deseo de conservar un bien. Diríamos cartesianamente que solo soy celoso cuando puedo o temo perder una pertenencia, bajo esta lógica es cierto.

Freud menciona que los celos pertenecen a los estados afectivos que pueden ser calificados de normales al igual que el duelo y que a menudo se guardan en secreto, el celoso se encierra en una lógica obsesiva.

El celo cumpliría una función de suplencia, suplencia en el nombre-del-padre, porque en la infancia es el padre en que desencadena los celos, al ser padrote dueño de la madre, en ese instante se vive el celo como tragedia.

En la infancia los celos surgen cuando se da a conocer la diferencia, gracias a la diferencia sexual se producen los celos, están siendo acicateados por la pulsión de muerte. El buen intencionado ya no es de entrada un apasionado del deseo de celos, son los propiciatorios de identificaciones.

En la mujer los celos, lo que hacen es lanzar una pregunta cuando se aparecen en ella interrogándola por lo que le hace falta, en ella puede ocasionar auto puniciones, mortificando al cuerpo.

Cuando los celos son negados, en ese instante se cierne sobre el lo simbólico que hace estragos en la vida psíquica, quien viene a desbordar en acto violento el celo, es el goce trágico.

Lacan viene a trabajar os celos en sus dos manifestaciones: Paranoia “yo lo amo, ella lo ama”. Los celos son provocados, habría que decir que los provocamos a partir el apego y pertenecía del otro hacia mi, los celos por lo tanto desencadenan situaciones paranoicas.

La competencia es un modo de desplazamiento del celo, su imbricación del lado del ideal del yo se podría decir que es algo así como un experimento de la falta que en la creencia omnipotente se desencadena.

El celo es la posibilidad de marcar un rasgo que lo diferencia del semejante y es, ese rasgo que posibilita que yo y otro, no se confunden en la identificación especular y narcisista, en esa función mortífera con el otro.

Siempre el celoso padece un sufrimiento que sobreimpuesto es obsesionante, los celos comienzan a partir de la madre, ella convoca al celo, si es con el padre o hermanos, la madre es el objeto precioso, es la agalmata, el celoso puede llegar al asesinato de ese otro en quien se ve amenazado e inclusive con el mismo.

Los celos son un medio para acceder al deseo, de darle muerte al otro, en el deseo se juega una metáfora Freudiana “Estoy celoso de ti=Te amo”, esto sería el aforismo principal. Lo que al celoso convoca es la imposibilidad de que el deseo se despliegue en búsqueda del placer.

Los celos fracturan el inasible falo que apenas se asoma, este es recortado como significante, y la pulsión de muerte enseña sus dientes con un empuje de la devoción del objeto que provoca el celo.

Cuando el celoso cela, queda atrapado obsesivamente en una imagen que lo devora, lo traga, imagen que se vuelve absoluta, hasta que genera el vacio psíquico, un gran hueco que devora la imagen inexplicable que sostiene al YO.

Si los celos guardan una relación directa con la homosexualidad se conjuga entonces en todo celo un pasaje erotomaniaco que sostiene de lado la paranoia del celoso. Toda experiencia amorosa se funda en la suplencia, los celos son la aparición de la increencia.

El celo fractura lo que hay de singular, realiza en el sujeto un proceso de sustracción, le resta singularidad y lo despoja, lanzándolo como desecho, haciendo que el amor en su dimensión de engaño aparezca su reverso: El odio, y entre el amor y el odio hay un paso, el tercero en discordia, siempre el otro…

El psicoanálisis hace una definición entre los celos infantiles y los celos amorosos, Lacan dice : Los celos amorosos ocultan un deseo de infidelidad y se proyecta sobre la persona amada que se manifiesta en un deseo sexual del rival, el celo se comporta como un goce siempre fuera de la palabra.

El celoso que se identifica con sus celos, se pavonea bajo un SuperYo invencible asumiendo la función de dueño y señor del goce del otro.

“El otro no tiene lo que yo tengo el objeto a”, por otro lado es necesario trazar los rasgos implícitos en la identificación, esto comprende al sujeto en el orden social y no es sin agresividad cuando entre enamorados se reclaman, lo que esto pone a trabajar es una exclamación que intenta taponear la impotencia.

O sea: disimular tus verdaderos celos en forma inteligente para que el otro no se percate, pero el celo está ahí, disfrazado, nunca se esconde del todo, en

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