NADA EMPIEZA COMO TERMINA
e1l9s5a023 de Octubre de 2013
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Nada empieza como se termina
Cuando somos concebidos producto del amor, del deseo de la carne, de la violación, o por cualquier forma científica, nace una dependencia con nosotros, hasta cuando nos llevan en brazos.
Aprendemos a caminar y es cuando clamamos por la independencia, queremos caminar solos, coger todo lo que está a nuestro alcance y hasta lo que no. Vamos de experiencia en experiencia y creemos haber agarrado el mundo con nuestras manos.
Pero llegamos a la edad de las obligaciones y nuevamente la dependencia por falta de capacidad y conciencia en la ejecución de nuestros actos, somos obligados a comer, asearnos, estudiar, dormir temprano y con ello nacen las responsabilidades y los miedos de enfrentarnos al diario vivir, por las amenazas de que somos objeto, si no comes te enfermas, sino estudias te quedas burro y pierdes los años, sino te bañas no sales, nos dan oportunidades a diario de la reflexión de la moderación de conducta y las dejamos pasar.
A veces cogemos lo que creemos más fácil y a nuestra conveniencia luego nos damos cuenta de que nos hemos equivocado cuando ya es tarde el arrepentimiento, cuando ya hemos desperdiciado nuestra vida, ya que nos volvemos sordos al consejo, necios ante la obediencia, creyendo que solo lo que nosotros decimos es lo correcto y que nadie puede ser como nosotros.
Todos estos eventos que vivimos en la niñez, en la adolescencia cargado de errores no afecta en la edad adulta, todo porque no quisimos aceptar nuestros errores, y frente a una dificultad somos débiles porque no supimos romper con nuestro propio ego.
Cuando escogemos el camino fácil y de ello resultan tanto sinsabores comenzamos a convertir el pretexto como nuestro mejor amigo, para todo ponemos un pretexto si esto que si aquello, sin aceptar que somos culpables de nuestros propios errores.
Pero cuando escogemos el camino difícil enfrentamos todos los retos le encontramos valor a todo y crecemos.
Si bien cuando somos niños sin voluntad ni conciencia, no entendemos el peligro, la dimensión de aquellos es solo como nuestros padres, o la persona que nos cría nos hace ver, y vienen los miedos ajenos, causas más que suficientes para que la debilidad que todos llevamos dentro coja fuerza y las fortalezas se escondan.
Los padres o las personas que crían a los niños deben asumir la responsabilidad de enseñar a identificar el peligro y el miedo porque van de la mano, enseñar las carencias y los excesos que pasan a formar parte de nuestras vidas, y en un análisis y reflexión podamos entender nuestra vida sin importar cuán difícil, desordenada o desgraciada haya sido, lo cierto es que en aquellos momentos de nuestra vida no tenemos nada propio todo lo adoptamos porque no tenemos ni voluntad ni conciencia.
No podemos abstraernos de que el delincuente quiso ser delincuente, el profesional quiso ser profesional, el trabajador conformista quiso verse como tal, el vago quiso ser vago. De estos cuatro estadios que se presentan en el mundo entero el que elige uno de ellos es la vida que quiere seguir, de diferente descripción pero en algún momento de nuestra vida también trasgredimos, solo en nosotros esta no repetirlo, porque el daño que causamos no se repara jamás, así pidamos perdón, pagamos nosotros mismos, pasamos nuestra propia factura.
El delincuente que quiso ser delincuente su vida es un regalo para la perdición, para el desorden, la droga, prostitución, el dinero que obtienen tras estos métodos solo sirve momentáneamente, viven aceleradamente, si son descubiertos apresados y sentenciados, son recluidos para perderse más aun, no se conoce de un centro de rehabilitación que mejore la conducta de un reo, sale con más venganza con más odio.
El profesional que quiso ser profesional también tiene sus propios estadios, los usa para su propio bien o para su degradación, porque
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