Ordenes De La Ayuda
mochisito7 de Noviembre de 2012
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LAS ORDENES DE LA AYUDA
Este es un documento elaborado en base a los libros de bert hellinger: órdenes de la ayuda. Está construido en forma de notas que nos expresan conceptos básicos en el trabajo terapéutico. Es también parte del material educativo utilizado en la formación de consteladores en Colombia. Gran parte del mismo es una traducción personal de la primera parte de su libro a la cual he añadido algunas ideas propias y complementarias.
I. INTRODUCCIÓN
Ayudar es un arte que requiere de un saber hacer, que se puede aprender y practicar y requiere del poder sintonizar con aquel al que se ayuda. Lo cual significa que podamos entrar en contacto y reconocimiento de aquello que, para aquel que pide ayuda, es verdaderamente significativo y no necesariamente que hagamos lo que el otro piensa que le ayudaría y que debemos hacer por él. Sabemos que las personas que vienen en busca de ayuda, con frecuencia nos traen su queja, su problema, junto con sus ya elaboradas hipótesis de causas y razones de los mismos, como también de cuál ha de ser la solución.
Y es que es justamente toda esta elaboración que se ha creado alrededor de un evento lo que hace que se encuentren atrapados en el mismo. Así pues, en nuestra práctica se trata, de que nuestro hacer como ayudadores de otros, les permita elevarse a una posición más amplia e incluyente en su perspectiva. Esto hace a la ayuda como profesión distinta a la ayuda que se da cotidianamente en las relaciones humanas.
En este tipo de ayuda desde el punto de vista de las constelaciones familiares, no es útil crear un vínculo con aquél a quien ayudamos, no es útil involucrarnos con él. El vínculo hace que perdamos la posibilidad de ayudar, puesto que perdemos la distancia necesaria para contactar con las necesidades reales del otro y lo importante al dar ayuda es tener la mirada fresca para encontrar el punto relevante que ha de tratarse y poder actuar sobre el mismo.
La tarea de ayudantes exige de nosotros una gran limpieza interior, un gran estado de aceptación de la vida y de la muerte tal y como son. Exige de nosotros estar en concordancia con ese algo mayor ante lo cual todo tiene sentido. Exige de nosotros poder colocarnos en una metaposición integradora ante quienes buscan nuestra ayuda. Una posición sistémica.
La ayuda es un elemento natural y vital en el equilibrio de las relaciones humanas y todos los seres humanos necesitamos de la ayuda de otros y a la vez los otros necesitan de nuestra ayuda. No somos entes individuales y es solo a través de la ayuda que se nos presta desde el mismo momento en que nacemos, que podemos desarrollarnos. Dependemos de ese haber tomado y recibido para crecer y desarrollarnos. Sólo en la medida que hayamos tomado de otros, estaremos preparados para dar y servir. Servimos y somos servidos y en el servir y ser servidos crecemos. Así pues el servicio no solo sirve al otro, sino que nos sirve a nosotros mismos y cuanto más servimos en el momento y las condiciones adecuadas, más recibimos.
... Libertad significa
Reconocer que no puedo esquivar -las consecuencias de mis actos.-
En ese mismo instante soy capaz de actuar. Bert hellinger
II. LOS CINCO ÓRDENES DE LA AYUDA
1. LA JUSTA MEDIDA
Solo podemos dar aquello que tenemos y solo podemos esperar y tomar aquello que realmente necesitamos. Se trata pues de ayudarlos con lo que realmente necesitan y no de la forma se nos pide o exige.
De nada sirve dar lo que el otro no necesita realmente, ni tomar lo que no necesitamos. Como tampoco esperar de otros que nos den aquello que no nos pueden dar, porque no lo tienen.
Tampoco podemos tomar algo que otro no debe darnos, porque es a esta persona a la que le corresponde tenerlo y si lo tomáramos, le quitaríamos algo que solo ella puede tener o llevar. Así pues dar, recibir y tomar tiene sus límites.
La ayuda ha de ser humilde. Es una ayuda que no espera nada y no se involucra en el dolor.
Es importante tener en cuenta el efecto de determinadas palabras y pensamientos.
Lo fundamental en el trabajo es distinguir si aquello que hago fortalece o debilita a quien me pide ayuda. Todo aquello que fortalece es bueno. También la pregunta sería: “¿lo que hago ante quien me pide ayuda me libera o me esclaviza? ¿hace libre a quien pide ayuda, o lo limita?
2. EL SEGUNDO ORDEN DE LA AYUDA.
Asentir a lo que es
-solo se puede cambiar aquello que las circunstancias permitan.-
-solo cambiará aquello que el cliente puede y necesita cambiar.-
La ayuda está al servicio de la supervivencia, del desarrollo y del crecimiento.
El que ayuda ha de tener en cuenta los muchos eventos externos que no pueden ser cambiados.
Como por ejemplo: enfermedades hereditarias, las consecuencias de sucesos o de deudas. Si estos eventos no son tenidos en cuenta la ayuda está destinada al fracaso.
También hay que tener en cuenta a la hora de ayudar, los eventos internos que están en juego, como son: el amor ciego, los mandatos sobre sí mismo y las implicaciones familiares sistémicas, vinculadas al pensamiento mágico de cada persona.
La necesidad de muchos terapeutas de cambiar el destino de su cliente, depende muchas veces no de que el cliente quiera o tenga la necesidad de cambiar su destino, sino de lo insoportable que le parece al terapeuta la realidad del cliente.
En este caso si el cliente accede al cambio, lo hace por apoyar al terapeuta en su esfuerzo y el orden se invierte, siendo entonces el cliente el que ayuda y el terapeuta el que recibe la ayuda.
A veces es difícil aceptar la realidad de que un cliente pueda ser peligroso para el terapeuta o para la familia o de que la muerte del mismo esté cerca. La realidad de que está expuesto a un destino implacable. Si estamos de acuerdo con este destino tal como es, la ayuda se puede dar. En vez de tapar las circunstancias reales, estas se miran mutuamente con el cliente y se encaran. Querer cambiar las cosas debilita tanto al que pide ayuda como al terapeuta.
TRABAJAR CON UNA ACTITUD RELIGIOSA.
¿Qué es una actitud religiosa? Es la capacidad de detenerse ante los límites respetando los misterios que se hallan detrás. Está actitud habla de devoción a la vida y al mismo tiempo de humildad a la hora de atender a quienes buscamos ayudar.
Lo que parece oscuro no es más que la luz inaccesible; es el misterio que tanto se nos sustrae cuanto más nos acercamos a él intentando captarlo. Quien se detiene ante el misterio oscuro, abandonándose en su dirección sin pretender saber encuentra que el camino se corta cuando la dirección no es la adecuada y que en el andar encuentra la luz que necesita para continuar.
3. TERCER ORDEN DE LA AYUDA
La posición de ayuda útil es aquella en la que nos aproximamos al otro como lo que es: un adulto. Y en caso de que la persona no se encuentre en esta posición, acompañarlo para que la encuentre.
Muchos psicoterapeutas y trabajadores sociales asumen a los pacientes como si fueran sus hijos e igualmente, muchas de las personas que piden ayuda van en busca de que quien les ayude se vincule a ellos como un padre o una madre.
Cuando esto es aceptado por el terapeuta, este se queda atrapado en una larga relación terapéutica en la cual pretende ser mejor que el padre o la madre del paciente y por otra parte genera una relación parecida a la que el paciente tiene con sus padres, en la cual pasa por muchas frustraciones y malestares, frustraciones y malestares que a partir del vínculo creado se transfieren al terapeuta.
La actitud de desvalimiento por parte del paciente, genera en el terapeuta que lo asume en estas condiciones, un efecto de transferencia y contratransferencia. Y es así como muchos terapeutas se quedan en medio de la transferencia y la contratransferencia dificultándole a aquel a quien trata de ayudar crecer, posicionarse como adulto que puede despedirse respetuosamente de sus padres y del terapeuta, con un objetivo logrado.
Otro aspecto que este vínculo terapéutico genera, es que el paciente gana control sobre el terapeuta, lo cual lleva al terapeuta a sentir malestar y rabia o dicho de otra manera, frustración.
La solución ante esto es hacer que el cliente sienta la misma rabia que se pueda estar sintiendo. Esto hace que el vínculo se rompa y permite que recuperemos el control de la terapia y que nos posicionemos en el lugar que nos corresponde de ayuda y acompañamiento, liberándonos y liberando al paciente de nosotros.
Muchas veces el arte terapéutico está en adelantarse al evento de malestar y frustración, provocando y confrontando al paciente y negándose a asumir la transferencia y contratransferencia. Este es un concepto que puede ser muy chocante para aquellos terapeutas que basan su trabajo en los principios de transferencia y contratransferencia, pero hace las terapias notablemente más cortas y eficientes.
Sin embargo hay situaciones en las cuales es necesario que el terapeuta se coloque por corto tiempo en la posición del padre o de la madre del paciente y esto se hace particularmente cuando ha habido una ruptura temprana del vínculo entre padres e hijos, bien sea por muerte o separación temprana de uno de los progenitores.
En estos casos se acompaña al paciente hasta el punto de ruptura, permitiéndole conectar con el abandono que lesionó el vínculo y acompañándolo en la restauración del movimiento vincular perdido hacia los padres. En estas situaciones, el terapeuta no pretende suplantar al padre o a la madre, sino que se posiciona durante el proceso como el padre o la madre, los tiene en cuenta y los mira con respeto
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