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POPO A LA LEÑA CON PIMIENTOS


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2011  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  518 Visitas

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Muchos rasgos de la subcultura de la pobreza pueden considerarse como tentativas de soluciones locales a problemas que no resuelven las actuales agencias e instituciones, porque la gente no tiene derecho a sus beneficios, no puede pagarlos o sospecha de ellos. Por ejemplo, al no poder obtener crédito en los bancos, tiene que aprovechar sus propios recursos y organiza expedientes informales de crédito sin interés, o sea, las tandas. Incapaz de pagar un doctor, a quien se recurre sólo en emergencias lamentables, y recelosa de los hospitales «adonde sólo se va para morir», confía en hierbas y en otros remedios caseros y en curanderos y comadronas locales. Como critica a los sacerdotes, «que son humanos y por lo tanto pecadores como todos nosotros», raramente acude a la confesión o la misa y, en cambio, reza a las imágenes de santos que tiene en su propia casa y hace peregrinaciones a los santuarios populares.

La actitud crítica hacia algunos de los valores y de las instituciones de las clases dominantes, el odio a la policía, la desconfianza en el gobierno y en los que ocupan un puesto alto, así como un cinismo que se extiende hasta la Iglesia, dan a la cultura de la pobreza una cualidad contraria y un potencial que puede utilizarse en movimientos políticos dirigidos contra el orden social existente. Finalmente, la subcultura de la pobreza tiene también una calidad residual, en el sentido de que sus miembros intentan utilizar e integrar, en un sistema de vida operable, remanentes de creencias y costumbres de diversos orígenes.

Me gustaría distinguir claramente entre el empobrecimiento y la cultura de la pobreza. No todos los pobres viven ni desarrollan necesariamente una cultura de la pobreza. Por ejemplo, la gente de clase media que empobrece no se convierten automáticamente en miembros de la cultura de la pobreza, aunque tengan que vivir en los barrios bajos por algún tiempo. Igualmente, los judíos que vivían en la pobreza en la Europa oriental no desarrollaron una cultura de la pobreza porque su tradición de cultura y su religión les daba el sentido de la identificación con los judíos del mundo entero. Les daba la impresión de pertenecer a una comunidad unida por una herencia común y por creencias religiosas comunes.

He citado alrededor de cincuenta rasgos que constituyen la configuración de lo que yo llamo la cultura de la pobreza. Aunque la pobreza es sólo uno de los numerosos rasgos que, de acuerdo con mi hipótesis, aparecen, he utilizado el término para designar la configuración total porque lo considero muy importante. No obstante, los demás rasgos, y especialmente los psicológicos e ideológicos, son también importantes y me gustaría reflexionar un poco sobre esto.

Los que viven dentro de la cultura de la pobreza tienen un fuerte sentido de marginalidad, de abandono, de dependencia, de no pertenecer a nada. Son como extranjeros en su propio país, convencidos de que las instituciones existentes no sirven a sus intereses y necesidades. Al lado de este sentimiento de impotencia hay un difundido sentimiento de inferioridad, de desvalorización personal. Esto es cierto de los habitantes de los barrios bajos de la ciudad de México que no constituyen un grupo racial o étnico diferenciado ni sufren de discriminación racial.

En los Estados Unidos, la cultura de la pobreza de los negros tiene la desventaja adicional de la discriminación racial. Los que viven dentro de una cultura de la pobreza tienen muy escaso sentido de la historia. Son gente marginal, que sólo conocen sus problemas, sus propias condiciones locales, su propia vecindad, su propio modo de vida. Generalmente, no tienen ni el conocimiento ni la visión ni la ideología para advertir las semejanzas entre sus problemas y los de sus equivalentes en otras partes del mundo. En otras palabras, no tienen conciencia de clase, aunque son muy sensibles a las distinciones de posición social. Cuando los pobres cobran conciencia de clase, se hacen miembros de organizaciones sindicales, o cuando adoptan una visión internacionalista del mundo ya no forman parte, por definición, de la cultura de la pobreza, aunque sigan siendo desesperadamente pobres.

El concepto de una subcultura de la pobreza inserta en la cultura general nos permite ver cómo muchos de los problemas que consideramos peculiarmente nuestros o específicamente problemas de los negros (o de cualquier otro grupo racial o étnico en particular), existen también en países donde no existen grupos étnicos afectados. Sugiere también que la eliminación de la pobreza física per se puede no bastar para eliminar la cultura de la pobreza que es todo un modo de vida. Es posible hablar de borrar la pobreza, pero borrar una cultura o una subcultura es algo muy distinto porque plantea la cuestión básica del respeto a las diferencias culturales.

Los miembros de la clase media, y esto incluye por supuesto a la mayoría de los investigadores de ciencias sociales, tienden a concentrarse en los aspectos negativos de la cultura de la pobreza y tienden a asociar valencias negativas a rasgos tales como la orientación centrada en el momento presente, la orientación concreta vs. la abstracta, etcétera. No pretendo idealizar ni romantizar la cultura de la pobreza. Como ha dicho alguien: «Es más fácil alabar la pobreza que vivirla.»

No obstante, no debemos pasar por alto algunos de los aspectos positivos que pueden surgir de estos rasgos. Vivir en el presente puede desarrollar una capacidad de espontaneidad, de goce de lo sensual, de aceptación de los impulsos, que con frecuencia está recortada en nuestro hombre de clase media orientado hacia el futuro. Quizá es esta realidad del momento la que los escritores existencialistas de clase media tratan de recuperar de manera tan desesperada, pero que la cultura de la pobreza experimenta como un fenómeno natural y cotidiano. El uso frecuente de la violencia significa una salida fácil para la hostilidad de modo que los que viven en la cultura de la pobreza sufren menos de represión que la clase media.

En relación con esto, me gustaría

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