Personalidad
IVONCITA16 de Febrero de 2013
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LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD
La personalidad no se adquiere de un día para otro, como otras cosas en la vida requiere de un proceso que de una u otra forma abarcan muchas circunstancias que dejan como resultado un ser distinto a los demás.
Con esto quiero decir que la personalidad se puede enmarcar por lo siguiente
1. En el transcurrir de la vida desde el momento en que fuimos concebidos se puede decir que ya podríamos tener marcadas ciertas cualidades que influirán en nuestra personalidad, dichas cualidades pueden ser de carácter genético.
2. Otro punto importante es el hecho donde nos dicen que es posible que la personalidad se haya adquirido de algún u otro modo algo de la personalidad en el transcurso del embarazo dependiendo de las circunstancias como este se de así podría afectar la personalidad. Ejemplo que tan aceptado es o no el embarazo.
Estos dos puntos no se pueden confirmar científicamente pero cabe la posibilidad de que en un futuro con el avance de la genética se detecte que factores de la personalidad pudieron adquirirse desde el momento en que se fue concebido hasta el nacimiento.
3. Por otro lado se toma como certeza que la personalidad es el resultado de lo que hemos vivido, esta se adquiere dependiendo del conjunto de circunstancias a las cuales hemos sido expuestos desde la infancia tales como la forma de hablar, vestir, alimentarnos, relacionarnos con los demás y las diferentes actitudes que tomamos frente a los problemas en fin se puede decir que la personalidad es el conjunto de lo aprendido y que este aprendizaje se ve reflejado en la conducta humana de cada quien.
LA FORMACIÓN SOCIAL
La educación moral
La tarea de la educación moral comprende la formación de hábitos morales de pensamiento y acción que tengan un valor permanente individual y social.
La educación moral se relaciona con la educación del carácter y se logra por el mismo proceso de la formación de éste.
Los factores primarios del carácter, entendido en su sentido moral y no psicológico son: una voluntad disciplinada y una adhesión firme a los principios morales de conducta. En la formación moral, la disciplina de la voluntad es de primera importancia, porque la voluntad es el agente controlador de la conducta.
Fortalece el desarrollo de actitudes, valores y habilidades que le permiten al sujeto relacionarse y convivir con otros. Bajo esta dimensión, el sujeto aprende a trabajar en equipo, a convivir con armonía, a luchar en grupo por las mejoras requeridas, a valorar las tradiciones y la cultura en general; a escuchar, a discutir ideas con otras personas, a fomentar el compromiso con los más necesitados y a propiciar el desarrollo sustentable que busca combinar la conservación de la naturaleza y la biodiversidad. Es en consecuencia un ciudadano consciente.
LA FORMACIÓN DE VALORES
Comenzamos a tener valores cuando somos niños. Primero aprendemos a tener aprecio por las cosas que satisfacen nuestras necesidades básicas, pero valoramos especialmente a las personas que nos las proporcionan. Su comportamiento hacia nosotros se vuelve la principal referencia de lo que es valioso.
Por esta razón, nuestro carácter y personalidad se moldea con las actitudes y comportamientos de las personas que nos crían, bien sea los padres u otros familiares. Sus conductas tienen el principal peso de lo que después se convierte en nuestros principios y creencias personales más importantes.
Aprendemos a valorar el fondo y la forma de todo lo que ellos dicen y hacen, así como lo que dejan de decir o hacer. Cada gesto o comentario tiene una gran influencia en la formación de nuestro juicio y aprendemos también a diferenciar la teoría y la práctica de los valores. Esto último es lo que más nos marca.
Así que la consistencia y la coherencia en el comportamiento
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