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EL NICHO DE DESARROLLO, UNA

CONCEPTUALIZACIÓN DE LA INTERSECCIÓN DE

NIÑO Y CULTURA.

Charles M. Super y Sara Harkness.

El desarrollo es influido por el medio ambiente es tan antigua como el concepto de desarrollo mismo; es un sentido trivial, el ambiente en la forma de “estímulo” o incluso “experiencia” ha sido la base de la psicología desde sus inicios. Como disciplina formal la psicología se creó para comprender la mente humana a través de la aplicación del “método científico”, excluyendo al medio ambiente como objeto de estudio.

Después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se transformo en “psicología del desarrollo”, una empresa lógico-positivista basada en estudios de laboratorio. Fue incorporada como el área de la psicología dedicada al individuo como objeto de estudio.

Aunque el paradigma experimental ha dominado el campo del desarrollo infantil por varias décadas, una pequeña pero persistente tradición ha cuestionado siempre las limitantes de estudiar la conducta humana únicamente en el laboratorio.

McCall (1977), en una de las críticas más elogiadas del enfoque que entonces tenía la psicología del desarrollo sobre los problemas inherentes al paradigma del laboratorio, escribió: “Pocos estudios se centran en el desarrollo tal y como éste sucede en ambientes naturales”.

El medio ambiente del niño no puede ser reducido a un simple diseño inmediato que contenga el sujeto, argumentó Bronfenbenner. Al dividir el medio ambiente infantil en micro, meso, exo y macro sistemas ha permitido probar su influencia como marco de referencia en el análisis del medio ambiente.

Se define en la coyuntura del interés teórico de la psicología y la antropología antes señalado, e intenta capturar los datos importantes de ambas. El nicho de desarrollo es un marco teórico para estudiar la regulación cultural del micromedio del niño e intenta describir este medio desde el punto de vista del niño, con el fin de entender los procesos de desarrollo y la adquisición de la cultura.

Está compuesto por tres subsistemas que operan de manera conjunta, estos son: 1) los escenarios físicos y sociales en los que vive el niño; 2) las costumbres reguladas culturalmente sobre el cuidado y la educación del niño, y 3) la psicología de las personas que cuidan a los niños. Proporcionan material de donde el niño abstrae las reglas sociales, afectivas y cognoscitivas de la cultura, tal como las reglas gramaticales.

A quienes están a favor de los escenarios se les considera como formativos de conducta social, porque ellos determinan el tipo de interacciones que los niños tienen la oportunidad y la necesidad de practicar. Las instituciones sociales, como la escuela tienen un efecto mayor en la edad y sexo de los compañeros del niño y, asimismo, sobre las interacciones sociales experimentadas.

El poder de los escenarios en la determinación del desarrollo

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