Psicologia General
krol067 de Octubre de 2014
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Al llegar a un momento en nuestra vida en que no logramos sentirnos bien, resolver los conflictos y seguir adelante con nuestras actividades cotidianas, es cuando normalmente nos enfrentamos ante la disyuntiva de si nos conviene buscar ayuda profesional.
Usualmente, antes de recurrir a un profesional de la salud mental, solicitamos consejo a familiares y amigos, a consejeros espirituales, consultores, o servicios de “coaching”. Incluso en ocasiones acudimos con adivinadores, astrólogos, chamanes u otro tipo de personas que pueden aconsejarnos, aun valiéndose de medios mágicos, para resolver aquello que nos aqueja y nos produce un malestar.
Cuando nada de esto funciona y continuamos sintiendo confusión, angustia, temor o tristeza insoportables, es cuando finalmente nos decidimos a buscar ayuda profesional. Desafortunadamente, en este momento volvemos a encontrarnos con más disyuntivas, ¿qué tipo de profesional es el indicado para mí, para los problemas concretos a los que me enfrento?
Para las enfermedades y padecimientos físicos, la elección es mucho más sencilla y clara: si tenemos dolor de estomago o problemas digestivos, acudimos con un gastroenterólogo; si padecemos dolor de oídos a un otorrinolaringólogo, etc.
Sin embargo, cuando el problema es emocional no es tan sencillo definir quién puede ser el profesional indicado ¿cuál es la parte de nosotros donde se ancla nuestro malestar? ¿es un problema orgánico o será que lo anímico no tiene una base biológica? Hemos escuchado hablar de psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas pero en muchas ocasiones no sabemos en qué consiste el tratamiento y enfoque de cada uno.
¿Cuál es la diferencia entre cada una de estas disciplinas?
La diferencia entre cada una de estas disciplinas radica en dos elementos primordiales. El primero de ellos es cómo definen o entienden el problema: sobre qué trabajan, de qué parten. El segundo elemento es el objetivo terapéutico qué buscan lograr y la manera en cómo se trabaja para alcanzar ese objetivo.
La psiquiatría y la neurología, como ramas de la medicina, se enfocan en lo orgánico. Conciben el problema como un trastorno anatómico o fisiológico y emplean medicamentos o cirugías. La psicología se enfoca en el comportamiento. Concibe el problema como un trastorno de la conducta y busca lograr la adaptación de la persona. El psicoanálisis parte de la integralidad e individualidad del sujeto. No define trastornos o terapias generalizadas, busca que la persona se emerja y se asuma a sí misma a partir del análisis.
Visión médica: Enfoque en lo orgánico
La neurología y de la psiquiatría son especializaciones de la medicina. En este sentido, su aproximación es a partir del análisis de aspectos biológicos y químicos encuadrados en los conceptos de salud y enfermedad.
Para la psiquiatría, los problemas emocionales se deben exclusivamente a un desequilibrio químico o una alteración anatómica en nuestro cerebro. Se dejan de lado factores como lo inconsciente o lo social y se tratan únicamente como trastornos orgánicos, igual que un problema circulatorio o respiratorio, mediante la prescripción de medicamentos adecuados para resolverlo.
¿Cómo diagnostican los psiquiatras la salud o enfermedad anímica? En ocasiones pueden incluirse otros estudios, pero generalmente se basan en manuales especializados que describen una serie de trastornos en el área de la salud mental. Éstos permiten al psiquiatra identificar síntomas y signos específicos de cada enfermedad, diagnosticarla y, con base en el diagnóstico, precisar el tratamiento.
En ocasiones, los psiquiatras acompañan el tratamiento con medicamentos con entrevistas que les permiten valorar el avance en el control de los síntomas del paciente, o bien, recomiendan acompañar el tratamiento con terapia psicológica, sea provista por ellos
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