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Psicología


Enviado por   •  12 de Marzo de 2013  •  8.889 Palabras (36 Páginas)  •  259 Visitas

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I. MARCO TEORICO

A. CONCEPTOS GENERALES DEL PSICOANÁLISIS

1. Niveles de conciencia

a. Consciente

La consciencia es un instante fugaz, una percepción de lo presente. Por oposición a las huellas de la memoria se le considera como un órgano de percepción para las impresiones que nos absorben por el momento (Tallaferro, 2002) pues un mismo sistema no puede, al mismo tiempo, percibir y almacenar la información; se conceptualiza así como un lugar ubicado en la periferia del aparato psíquico, en el límite de lo interno y lo externo, capaz de percibir los procesos de una y de otra procedencia. (Azouri, 1995).

b. Inconsciente

Es el lugar de la psique donde se halla el conjunto de contenidos que han sido olvidados por generan un conflicto al sujeto. Azouri (1995) y Tallaferro (2002) explican que mediante la hipnosis, Freud fue capaz de discernir la existencia de un estado psíquico diferente de la consciencia. El cumplimiento de la orden hipnótica y su posterior racionalización permiten apreciar, experimentalmente, que existe un inconsciente, un elemento que actúa por debajo de la consciencia pero que es capaz de movilizar al sujeto sin que este se dé cuenta del porqué de su acción o decisión. Concepto básico para entender el inconsciente es el de represión, siendo este el proceso por el cual el sujeto olvida aquello que, de acuerdo con Freud (1927) había sido un suceso penoso, es decir que produjo dolor, terror o vergüenza en la consideración de la personalidad del sujeto. En síntesis, en el inconsciente esta todo lo que sabemos, pero que no sabemos que sabemos.

2. Entidades Psíquicas

Desde la perspectiva de la tópica dinámica son los distintos grados en que se halla estructurado el aparato psíquico. Tradicionalmente la psicología parte del Yo, sin embargo entre 1893 y 1905 Freud publicó las tesis concernientes a los síntomas y los sueños, los actos fallidos, los efectos cómicos y las perversiones sexuales; y para poder explicar todo ello debía recurrir a hipotéticos mecanismos psicológicos ajenos al Yo (Saal, 1983). Por tanto fue necesario conceptualizar al Yo no como lo psíquico sino como un sector como la estructura del sujeto. En base a esto se conceptualiza las tres instancias del aparato psíquico.

1. Ello

Es la instancia psíquica más antigua, primordial. El Ello constituye el polo pulsional de la personalidad; sus contenidos (recuerdos, fantasías y afectos), expresión psíquica de las pulsiones, son inconscientes, en parte hereditarios e innatos, es decir los instintos originados en la organización somática (Freud, 1940), en parte reprimidos y adquiridos. Desde el punto de vista económico el Ello es el reservorio primario de la energía psíquica, desde el punto de vista dinámico, está en conflicto constante con el Yo y el Superyó, que son modificaciones y diferenciaciones de éste (Laplanche y Pontalis, 1983).

2. Yo

Es el que regula y se opone a las pulsiones mediante el uso de los mecanismos de defensa, es el mediador entre las exigencias pulsionales (Ello) y las exigencias del mundo externo. Posee funciones conscientes como la memoria, percepción, inteligencia, etc., e inconscientes donde se encuentran los mecanismos de defensa (Díaz, 1998). La represión es una actividad del Yo que aleja de la consciencia la pulsión no deseada del Ello o cualquiera de sus derivados, sean recuerdos, emociones, deseos o fantasías (Cueli, 1990).

3. Súper Yo

Esta instancia cumple la función de juez sobre las acciones del Yo. Clásicamente el Superyó se define como el heredero del complejo de Edipo (Laplanche y Pontalis, 1983); está constituido por las demandas de las normas morales de la sociedad en la que está inmerso el sujeto; está en oposición de las pulsiones, lo que da por resultado una tensión que se manifiesta en forma de sentimientos de culpa o remordimientos de conciencia (Díaz, 1998). Es el resultado de la introyección de la ley, es el encargado de la autobservación, la conservación, la conciencia moral y el ideal del yo.

3. Desarrollo Libidinal

La teoría psicoanalítica postula que la pulsión sexual o erótica ya está en acción en el bebé, influyendo en su conducta y exigiendo la gratificación, que luego producen los deseos sexuales en el adulto, con todas sus penas y alegrías. En sus Tres Ensayos Sobre la Sexualidad (1905), Freud describió una forma esquemática lo que se conoce de la secuencia típica de las manifestaciones de la pulsión sexual desde la infancia: etapa oral, anal, fálica, latencia y genital.

a. Oral

Durante el primer año y medio de vida, aproximadamente, la boca, los labios y la lengua son los principales órganos sexuales del bebé. Con esto queremos decir que sus deseos así como sus gratificaciones, son primordialmente orales (Azouri, 1995). El chupeteo, originado en la ingestión alimentaria y estimulado por esta, tiende alcanzar el placer, convirtiéndose en una actividad autoerótica específica que constituye el primer modelo de satisfacción sexual (Freud, 1940).

b. Anal

En el estadio anal, la sexualidad infantil se organiza alrededor de una zona erógena, que se constituye por la zona anal; para ser más precisos: el orificio anal. En esta etapa la organización de las pulsiones sexuales permite una relación con el objeto exterior. El objeto de la fase anal es el bolo fecal o heces que se separan del cuerpo del niño. Este objeto pulsional provoca la excitación de la zona anal (Azouri, 1995). Es así como el niño descubre durante la fase anal las primeras nociones del placer, el dominio o el poder (Azouri, 1995).

c. Fálica

Esta fase se llama fálica porque el pene es el objeto principal de interés para el infante, independientemente de su sexo (Cueli, 1990). Para el niño pequeño, el descubrimiento del pene como fuente de satisfacción erótica y como símbolo de valoración le lleva a sobrevalorar el pene y a considerar que, como él, todo el mundo tiene uno (Azouri, 1995). La niña cuando reconoce su falta de pene o más bien la inferioridad de su clítoris sufre consecuencias definitivas en la evolución de su carácter

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