Psicomotricidad relacional

La psicomotricidad relacional

En este tipo de psicomotricidad se favorece el proceso de construcción de la identidad personal, así como las relaciones con el resto.

Se utiliza el juego libre y espontaneo como metodología, siempre desde el disfrute y atendiendo a todas las áreas del desarrollo.

 Se le da autonomía al infante en el momento de la entrada al descalzarse y sentarse en el lugar asignado. En este momento se les escucha, se les reconoce, se planifica y se establece las normas para garantizar un espacio seguro tanto físico como emocional.

Se comienza con el juego libre donde se desarrolla las conductas motrices de base, la conquista de altura donde se demuestra el deseo de afirmación y el deseo de crecer.

Se utiliza el espacio y los materiales incidiendo en las competencias, nunca en los déficits... entendiendo las dificultades como parte del desarrollo que ayudaran para los futuros aprendizajes. Iniciando desde los intereses, necesidades y deseos del infante, aceptándolo como es y respetando su expresividad.

Vivencia placentera de la estimulación propioceptiva y vestibular.

 El enfrentamiento simbólico es la forma para la expresión y canalización de la agresividad, también ayuda a la afirmación frente al otro y la conquista de la identidad.

Los juegos de oposición, imitación, reconocimiento e identificación por medio del psicomotricista facilitan el establecimiento de las relaciones, asi como la representación del mundo inconsciente ( fantasía) y se apunta desde la escucha activa para ayudarlo a ajustar y fortalecer su “yo”.

 Es primordial respetar el ritmo del infante.

El espacio del “la casa” es el lugar de referencia para su contingencia, su seguridad y para la calma.

 Las la vivencia corporal, llega la vuelta a la calma, en ella se favorece el encuentro afectivo desde la tranquilidad, así como transitar del placer del movimiento al placer de la calma.

Terminando con la representación: toma de distancia, para pasar de la acción al pensamiento, desarrollo de la creatividad, motricidad fina, capacidad de atracción, memoria a corto plazo, experimentación con distintos materiales.

Hemos aprendido que en una sesión de psicomotricidad relacional se trabajan las distintas áreas como la autonomía, la identidad personal, tanto suya como hacia los otros, el desarrollo tanto físico como emocional, la creatividad. En estas sesiones se les escucha, se les reconoce, se planifica y se establece las normas para garantizar un espacio seguro, tanto físico como emocional. Se utiliza el espacio y los materiales incidiendo en las competencias, nunca en los déficits... entendiendo las dificultades como parte del desarrollo que ayudaran para los futuros aprendizajes. El espacio del «la casa» es el lugar de referencia para su contingencia, su seguridad y para la calma

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