Realidad mental y mundos posibles, Bruner
LAURIS_LARB8 de Octubre de 2014
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Realidad Mental y Mundos Posibles
Bruner en su libro “Realidad Mental y Mundos Posibles” elabora el concepto de la mente como instrumento para producir mundos.
Toma aportes de la filosofía, de la lingüística, de la literatura, de la antropología, de la psicología, etc. Del filósofo Nelson Goodman toma la idea de mundos, de su libro “De la mente y otros asuntos”. Dice Bruner que “la realidad” es una construcción subjetiva, una construcción que hace el sujeto, lo que dicho de este modo podría interpretarse como una postura relativista, pero vamos a ver que no es así.
El gran problema en el cual se zambulle Bruner es la construcción de la realidad. Cuando decimos “construcción de la realidad” estamos dando a entender que no hay una realidad pura o prístina, una realidad que está allí para abordarla, sino que nos referimos a una realidad de la cual cada uno de nosotros es partícipe, la cual modificamos, creamos e interpretamos.
Ahondando un poco mas, debido a que considera al ser humano como un sujeto social, que pertenece a la cultura y “hace” cultura, es de considerar la visión de cultura como un foro en el cual participan e interactúan varios sujetos. Es decir que hay realidades intersubjetivas, en las que se combinan las particularidades de cada uno de los sujetos que las construyen.
Bruner respecto de esto dice que existe un ámbito común, compartido por los sujetos donde se produce el Aprendizaje por Negociacion de Significados, este aprendizaje tiene su base en el diálogo, en el cual por medio del discurso hacemos saber al otro cual es nuestra cosmovisión y también escuchamos otros argumentos de otros sujetos y de este modo construimos una realidad conjunta, una realidad intersubjetiva, la cual no solo se puede construir por miembros de una misma cultura, sino también por el encuentro entre culturas.
Si bien la psicología culturalista abraza lo subjetivo y se refiere a menudo a la “construcción de la realidad” no deja fuera la realidad en ningún sentido ontológico. Sí defiende que la realidad externa u objetiva solo se puede conocer por la actividad mental humana.
Respecto de esto Bruner concibe dos modalidades de pensamiento, cada una de las cuales presenta modos característicos de ordenar la experiencia y construir la realidad. Estas son la modalidad paradigmática y la modalidad narrativa. Las dos, si bien son complementarias, son irreductibles entre sí. Los intentos de reducir una modalidad a la otra o de ignorar una a expensas de la otra hacen perder inevitablemente la rica diversidad que encierra el pensamiento.
Además, estas dos maneras de conocer tienen principios funcionales propios y sus propios criterios de corrección. Difieren fundamentalmente en sus procesos de verificación. Un buen relato y un argumento son clases naturales diferentes. Los dos pueden usarse como un medio para convencer a otro.
Sin embargo, aquello de lo que convencen es completamente diferente:
• los argumentos convencen de su verdad,
• los relatos de su semejanza con la vida.
En la modalidad paradigmática, la verificación se realiza mediante procedimientos que permiten establecer una prueba formal y empírica. En la modalidad narrativa no se establece la verdad sino la verosimilitud. Se ha afirmado que uno es un perfeccionamiento o una abstracción del otro. Pero esto debe ser falso o verdadero tan sólo en la manera menos esclarecedora.
Funcionan de modos diferentes, como ya se observó, y la estructura de un argumento lógico bien formulado difiere fundamentalmente de la de un relato bien construido. Con un argumento lógico se realiza una búsqueda de verdades universales; con un relato se buscan conexiones probablemente particulares entre dos sucesos: una pena mortal, un suicidio, un juego sucio. Si bien es cierto que el mundo de un relato (para lograr verosimilitud)
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