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Siempre hay tiempo


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2017  •  Prácticas o problemas  •  1.632 Palabras (7 Páginas)  •  187 Visitas

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Siempre hay tiempo

Mi nombre es Abril, tengo 13 años. Soy de tez clara, ojos cafés, pelo castaño y mido 1.58 cm.

Hace 1 año sufría de bullying por parte de mis compañeros e incluso pensé e intenté suicidarme por ello. Sin embargo, logré encontrar una solución y gracias a eso ahora vivo feliz y en paz.

Un año antes

Mañana es mi primer día de escuela en 2° de secundaria y estoy muy emocionada. Conoceré nuevos compañeros y maestros y, haré muchos amigos.

Por problemas económicos mis padres me tuvieron que cambiar de escuela.

Un día después

Me desperté y me giré para poder ver el reloj, eran las 5:30 am, y aún tenía mucho tiempo. Me levanté y me bañé… 5:45 am, vaya, nuevo récord.

Me vestí con mi uniforme; una camisa blanca con el escudo de la respectiva escuela en la parte izquierda del tórax, una falda a cuadros verde; que me llega dos dedos arriba de la rodilla; calcetas blancas hasta la rodilla y zapatos negros de charol. No era muy distinto al uniforme de mi anterior escuela.

Me tardé 15 minutos vistiéndome, y cuando terminé, me dispuse a hacerme el desayuno. Siempre me preparaba yo el desayuno desde los 10 años y, normalmente, era algo sencillo, como quesadillas, cereal, un sándwich o un huevo revuelto.

Me preparé unos huevos revueltos con un vaso de jugo de naranja. Comí despacio, disfrutando la comida, pues aún tenía bastante tiempo.

Cuando terminé eran las 6:30 am, y lo bueno de la nueva escuela es que no estaba a más de 2 cuadras de la casa, por lo que mis padres me autorizaron irme y venirme sola de ella.

Antes de irme, me até el cabello en una coleta, tomé algo de dinero para comprar en el receso, agarré mi mochila del sillón y emprendí mi camino a la escuela.

En el camino me puse a pensar sobre la nueva escuela y, por estar metida en mis pensamientos, no me había dado cuenta de lo tranquila que estaba la mañana.

Cuando llegué a la escuela aún faltaban 15 minutos para que empezaran las clases, y pensé que sería buena idea explorar la escuela mientras tanto.

Lo que me sorprendió fue que el plantel tenía 2 pisos y ambos eran bastante extensos y estaban muy bien cuidados.

Tenía también un patio muy grande, una pequeña cancha y un auditorio, había 2 baños, uno en la planta baja y otro en la alta. E n el segundo piso se podían apreciar unos bebederos completamente funcionales y, además, la escuela contaba con casilleros para cada uno de los alumnos. Sin duda esta escuela era increíble.

Durante mi recorrido pude observar a lo lejos a un grupito de chicas como de mi edad charlando entre ellas. Al parecer se dieron cuenta de mi presencia, puesto que dejaron de hablar para empezar a caminar hacia mí.

Eran 3 chicas que caminaban en una línea horizontal a mi posición, y he de suponer que la del centro era la líder de todas las demás, porque caminaba un poco más adelante y era mínimamente más alta que el resto.

Tardaron unos minutos en llegar a mí, en verdad que caminaban lento, y por un momento creí que me iban a saludar, pero me equivoqué.

Chica líder: Pero miren a quien tenemos aquí, ¡una nueva!

Chica 1: Y vaya que es pequeña.

Chica 2: Si, se ve tan indefensa.

Yo en ese momento no entendía muy bien lo que estaba pasando, estaba confundida y, voy a admitirlo, tenía miedo.

Chica líder: Escúchame bien, ni-ña, danos tu dinero si no quieres problemas.

De ninguna manera iba a permitir que me quitaran mi dinero con el que iba a comprar mi comida en el receso.

Abril: Imposible, es mío.

Segundos después me arrepentí de lo que dije, como pude pensar en negarme cuando eran 3 contra mí. La líder se enojó casi instantáneamente y con sólo un chasquido de dedos de su parte, las otras 2 chicas se acercaron a mí y me empezaron a jalar de mi cabello hasta lograr tirarme al piso. Una vez allí, las tres me empezaron a patear con gran ímpetu mayormente en la zona de las costillas y el abdomen.

Al poco tiempo comencé a escupir sangre en cantidades alarmantes, además de que en las zonas donde estaba siendo golpeada empezaban a emanar un pequeño hilo de sangre. Duraron varios minutos así hasta que decidieron parar, yo a este punto había perdido mucha sangre, tanto por la que producían mis heridas como por la que era expulsada de mi boca.

Estuve unos segundos tirada en el piso antes de por fin decidir levantarme. Me levanté después de varios intentos y cuando logré ponerme en pie, caminé con mucha dificultad hacia mi mochila; la cual había salido volando cuando me derribaron. Cuando la conseguí tomar, me dirigí hacia el baño de la misma manera. Allí me observé en el espejo, mi cabello estaba todo enmarañado, mi cara estaba llena de moretones y mi boca y dientes cubiertos de sangre.

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