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Traicion Y Perdon

rogale15 de Octubre de 2014

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Traición, venganza y perdón: Una iniciación a la vida

-Ben Fuchs-

Cuando empecé a hablar y escribir acerca de la psicología de la traición y la venganza, me encontré con reacciones que iban desde el aprecio hasta la hostilidad. Estos temas aparentemente tocan nervios muy sensibles en mucha gente. Lo que me ha llamado la atención es que la mayoría de las veces las reacciones más fuertes provienen de personas que tienen ideales muy elevados de sí mismas, de sus organizaciones y del mundo. Aunque no me opongo a que se tengan ideales altos, a menudo me percato de que hay una separación entre estos ideales y la realidad (entre un ser ideal y un ser real). Observar esta incongruencia en uno mismo fácilmente puede llevar a la autocrítica, mientras que, cuando se le señala a otros, éstos rara vez lo aprecian. Con todo, creo que es dentro de esta separación donde se ubican los asuntos y sentimientos con los que necesitamos trabajar para poder desarrollarnos.

En el presente artículo, me centraré en dos asuntos de estos –la traición y la venganza– que con frecuencia operan por debajo del conocimiento consciente, alimentando insatisfacciones y conflictos en relaciones y organizaciones. También me abocaré al perdón y sus implicaciones para la curación individual y colectiva. Invierte en tu Vida! Ofrecerte herramientas personalizadas Para alcanzar la plenitud en tu vida Invierte en tu Vida www.jesuspina.com jcpina9@hotmail.com Michoacán 21, interior. 2, Col H. Condesa, CP 6100, México, DF. Tels. 5574 9542 * (04455) 2722 6402

Traición

La traición ocurre en un ámbito de confianza. Ocurre porque había confianza, de lo contrario no habría nada que traicionar. Ambos conceptos se dan significado mutuamente. Nos sentimos más traicionados en nuestras relaciones más cercanas, cuando hemos confiado y se ha roto nuestra confianza. En la mayoría de los casos, esto ocurre dentro de matrimonios y familias; pero también nos podemos sentir traicionados por nuestros colegas, nuestras organizaciones y religiones o por la vida en general.

Nacemos con confianza, una confianza básica y pura porque todavía no hemos tenido experiencias que nos enseñen a desconfiar. Esto es lo que el analista jungiano, James Hillman, llamaría confianza primaria. Cuando mi hija tenía dos años, acostumbraba subir algunos escalones, me decía “papá, atrápame” y saltaba. No me decía “¿seguro que me vas a atrapar?” A veces, yo debía reaccionar muy rápido, porque ella brincaba sin tomar en cuenta la posibilidad de que no tuviera tiempo de pescarla. Ahora, tiene ocho años y ya no se lanza con tanta facilidad. Ahora está consciente de la posibilidad de caerse. Lo que le sucede a esta confianza primaria es que siempre hay alguien que nos falle, a todos. De manera metafórica, un día saltamos, no nos alcanzan y nos caemos, lastimándonos. Esto lo experimentamos como una traición. Nos fallan nuestros padres, maestros, amigos o esposos, quienes, por cualquier motivo, nos lastiman o son incapaces de satisfacer nuestras necesidades.

Con frecuencia entablamos una nueva relación o ingresamos a un nuevo empleo con esperanzas y sueños (quizás no articulados, ni siquiera en nuestro interior) de cómo podría ser. Estos “sueños elevados” pueden representar nuestros valores e ideales, así como nuestras metas, aspiraciones y añoranzas. Nuestros sueños pueden ser muy potentes, inspirándonos con una visión de cómo podría ser la vida, dándonos un propósito por el cual luchar. También pueden mantenernos en situaciones dolorosas en las que nos rehusamos a abandonar una relación o una organización, creyendo que cambiará a pesar de toda la evidencia que indica lo contrario. A menudo nos sentimos traicionados y defraudados cuando nuestras esperanzas y nuestros sueños no se realizan, aunque no siempre estemos perfectamente conscientes de ello. Las desilusiones de nuestros sueños rotos con frecuencia permanecen atrás, alimentando los conflictos más obvios en nuestras relaciones y organizaciones. Invierte en tu Vida! Ofrecerte herramientas personalizadas Para alcanzar la plenitud en tu vida Invierte en tu Vida www.jesuspina.com jcpina9@hotmail.com Michoacán 21, interior. 2, Col H. Condesa, CP 6100, México, DF. Tels. 5574 9542 * (04455) 2722 6402

Podemos sentirnos traicionados por maestros, dirigentes religiosos, terapeutas, gobiernos, doctores, maestros y hasta por Dios, hasta el punto en el que les entreguemos nuestra confianza. Mientras más íntima e importante sea una relación, más intensa puede sentirse la traición. Una organización o comunidad también se puede sentir traicionada por su dirección. Se le ha dado alguna notoriedad en la prensa recientemente a un gurú que predicaba el celibato; pero tuvo relaciones con varias de sus estudiantes. Toda la comunidad se sintió traicionada. Con el tiempo nos damos cuenta de cuán inocentemente entregamos nuestra confianza. Pareciera que nos entregáramos a la experiencia de la traición y, a pesar de todo, respondemos con sorpresa e indignación cuando ocurre. ¿Por qué nos equivocamos al entregar nuestra confianza?

Desde una perspectiva arquetípica, el mito del Jardín del Edén puede decir algo acerca de la traición en nuestras vidas ahora. El Edén representa ese lugar en el que todo es seguro y perfecto. La tierra prometida. Es el lugar de la confianza primaria, donde el niño salta sin preocuparse de que mamá/papá (Dios) pudiera no atraparle. En el paraíso, el concepto de la confianza no tiene significado, porque sin la posibilidad de traición no hay necesidad de confianza. La caída del Edén puede compararse con el conocimiento de la traición. Una vez que experimentamos la traición, se rompe la confianza primaria y ya dejamos el paraíso. La traición nos despierta con dolor de nuestra inocencia, enseñándonos acerca del mundo tal cual es, no del todo confiable. No es algo que nos suceda sólo arbitraria e injustamente. Se trata de un paso inevitable y potencialmente valioso en nuestro desarrollo psicológico.

¿Qué nos ocurre desde el punto de vista emocional cuando nos sentimos traicionados? Tras comer del árbol de la sabiduría, nos sentimos vulnerables y expuestos, tomando conciencia de nuestra desnudez y de nuestra fragilidad humana. La traición nos deja con un sentimiento de impotencia, capaz de dañar la autoestima y causar sentimientos de humillación y vergüenza. Estos sentimientos se pueden tornar insoportables y podemos buscar una forma de restaurar nuestra potencialidad y sentido de dignidad. Podemos sentirnos como si se nos arrancara parte de nuestro ser, de nuestra integridad. Empezamos por tomar decisiones (a menudo inconscientemente) acerca de cómo tratar con las traiciones de la vida. Desarrollamos estrategias, patrones de pensamiento y comportamiento para ayudarnos a lidiar con las experiencias dolorosas. Nuestras respuestas a la traición son, de alguna manera, intentos por sentirnos recuperar nuestra fuerza, por sentirnos más íntegros.

Con frecuencia me he preguntado por qué algunas personas parecen estar dañadas por heridas y abusos pasados mientras que otros no sólo dejan detrás de sí sus experiencias Invierte en tu Vida! Ofrecerte herramientas personalizadas Para alcanzar la plenitud en tu vida Invierte en tu Vida www.jesuspina.com jcpina9@hotmail.com Michoacán 21, interior. 2, Col H. Condesa, CP 6100, México, DF. Tels. 5574 9542 * (04455) 2722 6402

dolorosas, sino que además estas experiencias les ayudan a desarrollar su fortaleza y sabiduría interiores. Esta pregunta nos trae a la médula del proceso curativo tanto para individuos como para organizaciones. Estoy convencido de que la manera en la que respondemos a nuestras traiciones determina nuestros patrones de vida, más que las traiciones mismas. No podemos cambiar nuestras experiencias pasadas; pero sí podemos cambiar lo que hacemos con esas experiencias. Las decisiones que tomamos nos pueden conducir hacia la integración, la curación y el cambio creativo o pueden mantenernos atorados, repitiendo experiencias dolorosas. Me parece que las decisiones en cuestión son parte integral de nuestra experiencia de vida, un viaje espiritual enfrentado por cada uno de nosotros a su propia manera.

Veamos dos respuestas fundamentalmente distintas a la traición. Una que llamo “venganza” y otra “perdón”. Cada una implica una definición completamente distinta de poder, potencialidad. Dentro de su propio paradigma, cada sistema de poder tiene perfectamente sentido. El paradigma de la venganza es mucho más común, pero nos mantiene finalmente en el dolor. El del perdón nos permite sanar.

Venganza

En el paradigma de la venganza hay muchas estrategias diferentes para responderle a la traición. En su ensayo clásico acerca de la traición, James Hillman nombra cinco estrategias de este tipo, la venganza, la negación, el cinismo, la traición de uno mismo y la paranoia. En mi propia obra, he notado muchos patrones más, tales como la superioridad moral, la culpa, la negación y el éxito.

La venganza abierta es la definición más comúnmente reconocida de venganza. La ley del Talión de “ojo por ojo y diente por diente” es una de las primeras formas en que intentamos restaurar nuestro honor herido y encontrar “justicia”. Aunque es históricamente popular, este tipo de venganza directa no se suele considerar aceptable en nuestra cultura occidental. De tal manera, se puede llegar a negar este tipo de respuesta, aunque el deseo de desquitarse reaparece de maneras más sutiles.

Una forma de negación es ignorando el daño causado, “no fue tan grave”. Esto tiene un costo, perdemos sensibilidad respecto de nuestro propio sufrimiento. Por otro lado, podemos negar nuestra entrega emocional

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