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Trastornos

leslyaxol17 de Febrero de 2014

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1. Introducción

Los trastornos en el aprendizaje (TA) son la alteración psicológica más frecuente que se presenta durante la etapa escolar en la población infantil, por lo que es importante su estudio, comprensión y atención, ya que produce alteraciones tanto en el desarrollo del que la padece como entre las personas que lo tienen a su cargo, ya se en la escuela o en el hogar. Pero antes de iniciar con la descripción de las diferentes definiciones y clasificaciones, empezaré con la descripción de algunos estudios que nos pueden acercar a la dimensión que tiene este fenómeno.

Incidencia de los ta.

Rutter et. al. (1975), en un estudio realizado con 2000 niños (con edades entre 9 y 11 años) hallaron que un 16% presentaban algún tipo de dificultad que obstaculizaba su progreso educativo. En tanto que el Comité de Información sobre la Educación de los Niños y Jóvenes Discapacitados (Warnock, 1978), en Gran Bretaña, concluyó que 1:6 niños tiene probabilidades de necesitar algún tipo de ayuda educativa especial en algún momento. Estas cifras incluyen tanto a los niños que experimentan alguna dificultad temporal de aprendizaje como a aquellos que tienen dificultades a largo plazo. Chazan et. al. (1980) presenta cifras similares, hallaron que el 21% de su muestra tenían necesidades especiales de naturaleza leve, moderada o grave. Las dificultades más frecuentes se detectaron en las áreas de desarrollo del habla y lenguaje así como de ajuste conductual. En tanto en Estados Unidos, el Departamento de Educación indica que el 12% de niños entre 3 y 12 años recibieron servicios de educación especial en 1987 (Meisels y Wasik, 1989). Si bien las cifras son diferentes en ambos países, es debido a que se efectuaron los cálculos en forma distinta. En tanto que en EE.UU. se refiere a los niños que recibieron servicios de educación especial, en Gran Bretaña se refiere a la proporción de niños que se cree que necesitarían servicios de educación especial.

Existen dificultades metodológicas para clasificar y agrupar entre aquellos niños que tienen dificultades generales de aprendizaje de aquellos que tienen una dificultad específica para generar perfiles cognitivos, ya que las pruebas aplicadas no son homogéneas; en segundo lugar los niños que inicialmente experimentan alguna dificultad específica de aprendizaje, en ocasiones acaban presentando otras dificultades a raíz de ello: las dificultades de lenguaje pueden conducir a dificultades de lectura, porque la lectura se apoya sobre el sistema lingüístico; a su vez las dificultades de lectura pueden llevar a dificultades con la aritmética, porque esta requiere de habilidades lectoras (Dockrell y McShane, 1992).

En cuanto al estudio de las dificultades en la lectura, uno de los estudios más completos acerca de su frecuencia en Inglaterra es el de Rutter (1970) con toda la población de niños de una isla, cuyas edades abarcaron entre 9 y 11 años. Según este estudio el 6.6% de la muestra fueron "lectores atrasados", definidos como aquellos con una puntuación en la prueba de análisis de habilidad lectora "Neale" (Neale Analysis of Reading Ability) de 28 meses o más por debajo de la edad cronológica. ya sea en precisión o en comprensión. Se definió otro subgrupo como "lectores retrasados", los cuales tenían puntuaciones de precisión o de comprensión que estaban 28 meses por debajo de la puntuación predicha a partir del CI, estos lectores fueron el 3.7% de la muestra.

Otros estudios acerca de la frecuencia de las dificultades de lectura han utilizado criterios distintos y han dado diferentes resultados. Tansley y Panckhurst (1981) concluyeron que los puntajes obtenidos al estudiar a una población de niños con Dificultades Específicas en el Aprendizaje encontraron que los puntajes se agruparon alrededor de 3 niveles: El nivel más alto que abarcó del 20% ó más de la población e incluyó a niños con una dificultad lectora asociada a otras alteraciones; había un nivel medio que agrupaba entre 5% y el 15% de niño que incluiría tanto lectores atrasados como retrasados; y existía entre un 2% a un 5% de niños con dificultades específicas de lectura y dificultades graves asociadas. Tanto los estudios británicos como los de otros países parecen apoyar estas cifras a excepción de China yJapón, debido a que sus sistemas de escritura son muy diferentes. En general la incidencia se distribuye de forma totalmente uniforme a lo largo de todo el período de escolaridad, quizás con un atraso más general en el nivel de secundaria, llegando a estimaciones que oscilan entre el 10% y 30%. La mayoría de los estudios se han concentrado en el intervalo de edad entre 8 y 11 años, existiendo una variación considerable en las cifras de incidencia en ese grupo, que iría del 3% al 28%, pero con un mayor acento en la distinción entre los lectores con retraso grave y aquellos con un atraso en general, dando los agrupamientos usuales entre el 2% y el 5% con retraso y entre el 5% y 25% con atraso general. Tratando de establecer un criterio operacional, Rayner y Pollatsek (1989) establecieron la existencia de 2 gruposde lectores con trastornos: aquellos que denominaron "lectores deficientes" los cuales se caracterizan por obtener un puntaje entre 1 y 2 desviaciones estándar ante las pruebas estandarizadas de lectura (los cuales representan un 13% de la población escolar), y los "disléxicos" que son aquellos que tuvieron puntajes de 2 o más desviaciones estándar por debajo de lo esperado para su edad (que abarcan aproximadamente al 2%).

2. Definición y clasificación.

El campo de investigación y tratamiento de los Trastornos del aprendizaje, TA (learning disabilities ó LD, sus siglas en inglés) no existía oficialmente antes de la década de los 60’s, y a partir de su conceptualización ha sido un tema intensamente estudiado produciendo un impacto en el campo de la educación especial particularmente (Kavale, K.A. y Forness, S.R., 1992).

Por otra parte este concepto no ha permanecido estático y ha sufrido varias transformaciones. Weiderholt (1974) conceptualizó la historia de la definición de los Trastornos en el aprendizaje, entre la población angloparlante, a lo largo de 2 dimensiones: Una secuencia delimitada históricamente en periodos de tiempo y otro por un análisis de los tipos de alteraciones incluidas. El desarrollo de las fases incluye la etapa de su fundación (entre 1800 - 1940), la fase de transición (entre 1940 - 1963), y la de integración (entre 1963 - 1980). En cuanto a los tipos de alteraciones se incluyen trastornos en el habla, en la escritura y en el funcionamiento perceptual motor .

Si preguntamos ¿Qué son los trastornos de aprendizaje?, la pregunta es razonable pero la respuesta desde el origen del concepto ha generado controversias y en este sentido no le ha ido mejor que a los conceptos de Disfunción Cerebral Mínima ó Daño Cerebral (Gallager, 1984). Aparecen 4 factores que han exacerbado el problema de la definición:

1. Hay una propensión en el campo de TA en donde se considera que el problema básico es la definición en sí (Journal of learning disabilities, 1983).

2. Las características que se usan para la definición sirven para varios propósitos, incluyendo: el uso como una guía de criterio diagnóstico, para determinar la elegibilidad para proporcionar los servicios de Educación Especial, en la descripción de los estándares para la selección de sujetos en el campo de la investigación, y para diferenciar entre la población con TA de otra con condiciones similares (Keogh, 1983).

3. El campo de TA ha generado interés entre distintos campos disciplinarios, y estas disciplinas han interpretado las características desde su punto de vista específico, lo cual ha evitado que se desarrolle un abordaje genuinamente interdisciplinario (Ceci, 1986).

4. La existencia de rencores entre las diferentes organizaciones y profesionistas ha provocado la división en grupos que representan posiciones polarizadas con respecto a los tratamientos, metodologías y productos ideológicos.

Otra definición propuesta es la que surge en el área psicológica y psicométrica que fue propuesta en los 70’s donde se considera que los niños con TA son niños de lento aprendizaje en edad escolar elemental con un nivel de inteligencia normal (Belmont, y Belmont, 1980). Como oposición a esta definición varios investigadores (Bryan, 1974; Feshbach, Adelman y Fuller, 1974; Forness, 1974; Foster, Schmidt y Sabatino, 1976; Keogh y Becker, 1973; Larsen, Rogers y Sowell, MacGinitie, 1977; Senf y Grossman, 1975; Senf y Sushinksy, 1975) plantearon que:

1) los instrumentos diagnósticos frecuentemente fracasan en diferenciar entre aquellos niños que frecuentemente fracasan, de aquellos que ocasionalmente fallaron en sus respuestas o de aquellos que en un futuro podrían presentar trastornos;

2) el diagnóstico de TA es una etiqueta que incluye una gran variedad de diferentes tipos de trastornos de aprendizaje con lo que se tiene un diagnóstico ambiguo;

3) existen fracasos al desarrollar métodos específicos de prevención y tratamiento en esta población;

4) No se le ha dado la suficiente atención al ambiente escolar como factor que contribuye a la existencia de TA;

5) y puede haber serias consecuencias negativas a nivel social, emocional y educativo cuando se etiquetan a los niños.

Además de los anteriores argumentos, también hay un estudio hecho por Belmont y Birch (1974) donde compararon niños que estaban en riesgo y que tuvieron ayuda escolar suplementaria con niños normales, sugiere que es totalmente posible la existencia de un problema de identificación inicial donde se

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