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Tribus Urbanas


Enviado por   •  16 de Agosto de 2013  •  8.277 Palabras (34 Páginas)  •  278 Visitas

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3. ¿QUE SON LAS TRIBUS URBANAS?: Definición y contexto histórico.

3.1 Orígenes y discusión en torno al concepto Tribus Urbanas.

Los estudios sobre Tribus Urbanas datan de los años treinta del siglo pasado dentro de la tradición sociológica, en la Escuela de Chicago o escuela de ecología urbana en EEUU, centrándose en temas, que en esa época eran considerados como marginales como la delincuencia, la marginación social, la prostitución, las culturas juveniles (pandillas, bandas), temáticas que emergen en el nuevo ecosistema urbano de Chicago.18

En una definición genérica, las Tribus Urbanas son comunidades urbanas, mediáticas, y que están en constante desarrollo. Urbanas porque su nacimiento y desarrollo es un fenómeno netamente citadino. Mediáticas porque hacen uso de las tecnologías de moda, leáse Internet, chat, celular, fotoblogs, y otros “contribuyen a la tribalización de la sociedad postindustrial, parcelándola en tribus electrónicas diferenciadas por sus gustos y aficiones y basadas en el refuerzo mutuo de una identidad específica”19. Y tal vez la característica más peculiar, el hecho de que siempre estén apareciendo nuevos grupos que responden a nuevas sensibilidades estéticas y culturales y que dan cuenta de la complejidad de la ciudad.

Las Tribus Urbanas replantearon los modos clásicos de representación identitaria, es decir, así como en el pasado los sindicatos se formaban a partir de la matriz trabajo, hoy las Tribus Urbanas se articulan desde la matriz consumo-entretención. Cuando el trabajo y en particular el trabajo industrial articuló las relaciones capital-trabajo, hoy las relaciones sociales se articulan desde su mercantilización. También pueden ser vistas como “subculturas juveniles” en tanto “caracterizan a una parte minoritaria de la juventud. Sin embargo, en lo que nos concierne son extremadamente representativas, porque son muestra, por un lado, del nuevo espíritu hedonista alejado de la ética calvinista del trabajo y, en consecuencia, constituyen un modelo paradigmático en el que estudiar el cambio cultural; y, por otro lado, porque devienen constructoras de estilo, no sólo absorben las mercancías del mercado juvenil, sino que se reapropian de ellas creativamente y generan nuevos estilos subculturales, a su vez reutilizados por el mercado de consumo juvenil”. 20

Algunos autores o cientistas piensan que habría que hablar sólo de Tribus Urbanas para referirse a grupos juveniles urbanos que propugnan la violencia, pero me inclino a pensar que es necesario relativizar el concepto puesto que no todas las Tribus Urbanas son intrínsecamente violentas, ni toda la violencia social citadina proviene de dichos grupos. En este sentido los mayores prejuicios de la sociedad “adultocéntrica” con respecto a los jóvenes de sectores populares estriban en una serie de estigmas que son reproducidos por generaciones de adultos: Frases como “los jóvenes son el futuro de Chile”, “la juventud vive una crisis de identidad”, “los jóvenes son todos irresponsables”y otras más revelan la profunda incomprensión de parte de los adultos que ven la juventud solo como un estado transitorio, un paso para asumir responsabilidades y deberes.

La literatura oficial emanada desde el Instituto Nacional de la Juventud señala que las subculturas urbanas tienen como características que “se trata de un fenómeno urbano. Más del 90% de quienes participan de un grupo cultural reside en zonas urbanas (INJUV 2000). Esto se debería a que la ciudad facilita el desarrollo de las subculturas, ya que ofrece posibilidades de difusión (afiches con anuncios, distribución de volantes) y espacios públicos de encuentro para los cultores de determinados estilos.

Por otra parte, la población urbana está más expuesta a la influencia extranjera en los medios masivos de comunicación, es decir, en la ciudad se accede a una oferta simbólica más variada de imágenes y estilos, condición fundamental para el desarrollo de una subcultura juvenil.

En segundo lugar, la participación activa y el interés por participar en grupos culturales es transversal entre las clases sociales, o al menos, no existe evidencia estadística que sugiera que existen diferencias significativas según nivel socioeconómico.

En tercer lugar, en términos de edad, la mayor participación e interés por participar en grupos culturales se da en la adolescencia y desciende a lo largo de la juventud, de hecho, más de la mitad de quienes participan son menores de 20 años. Esta diferencia se debería a que es justamente la juventud temprana el período donde más se buscan espacios de socialización que entreguen elementos distintivos para la construcción de identidad”. 21

“En síntesis, desde esta visión, la juventud popular constituye un sector víctima de desajustes estructurales, cuya efectividad social en la crisis sistémica pasa sólo por la construcción asesorada de espacios que puedan atenuar los efectos desintegradores de la anomia. Esta última es presentada como una enfermedad social que sólo se cura desde donde se genera, es decir, desde la estructura sistémica, al margen de los sujetos sociales «dañados». El conocimiento de los intelectuales debe ir dirigido entonces a quienes pueden llevar a cabo la integración, la racionalidad académica sólo puede estar asociada a la racionalidad de un sistema. La estadística de la anomia aporta a esta lectura que es previa al dato y previa a la metodología. Nace aquí, entonces, la idea que la juventud popular de los años ochenta fue dañada psicosocialmente, y por tanto, la futura democracia, debe hacerse cargo de este daño pagando la deuda social que se tiene con ella. La juventud popular aparece como un objeto que debe pasar de ser afectado a ser beneficiado, pero no aparece como un sujeto que aporte a un proyecto democratizador de la sociedad, pues durante la anomia sólo pudo construir «refugios» ante ésta y no verdadera integración sistémica que la validara como agente propositivo.”22

3.2 Caracterización imaginarios laborales de conformación de las Tribus Urbanas.

En este sentido, analizar a las Tribus Urbanas como lo que son y no como plantean los adultos, el gobierno, el Estado y los medios de comunicación de masas requiere una mirada más profunda y de largo plazo tanto diacrónica como sincrónicamente en que el investigador pueda disectar su “objeto de estudio”pero también analizarlo inserto en las “redes de flujos” de la sociedad y desde todos los ángulos posibles. A mi juicio en Chile han existido tres modelos o imaginarios laborales que explican la génesis de las Tribus Urbanas. En primer lugar, el imaginario laboral agrario-hacendal o prefordista, dice relación con

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