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Violencia


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2011  •  4.925 Palabras (20 Páginas)  •  593 Visitas

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El maltrato infantil es un problema social de graves consecuencias, las cuales se estudiarán en la presente investigación. No es un tema fácil de tratar ni comprender, pues el maltrato contiene muchas ramificaciones, desde el mismo núcleo familiar hasta la propia sociedad, con sus vicios, costumbres y culturas.

Basados en este argumento, conoceremos entonces los efectos devastadores de este problema y los mecanismos que pueden utilizarse para comenzar a detener el maltrato infantil, empezando desde la convivencia familiar.

El maltrato infantil es un tema que siempre causa gran impacto en cualquier sociedad, debido a la influencia negativa sobre los niños afectados, y sobre todo porque dicha agresión proviene de los padres, familiares o terceras personas, muy cercanas a ellos. Estos daños influyen de una manera u otra en la conducta del niño, haciendo que su desempeño en la sociedad resulte bastante negativo, pues muchas veces los efectos del maltrato duran de por vida y se convierten en traumas para las víctimas.

Entre las consecuencias negativas en el desarrollo emocional o psicológico se encuentran: problemas de autoestima, sentimientos de inferioridad, confusión en el mundo afectivo, desarrollo inadecuado de la personalidad, dificultades en el aprendizaje, así como conductas perturbadas de inhibición, timidez, agresión y violencia.

Sin embargo, a pesar de los tiempos que vivimos, con avances tecnológicos y diversos medios de comunicación e información, muchas personas siguen sin comprender la gravedad de estas consecuencias, y siguen repitiendo una y otra vez el mismo círculo vicioso del maltrato y la violencia, sin tomar conciencia ni acciones para detener este problema.

Antecedentes históricos

Los derechos de los niños no siempre han sido reconocidos: en culturas como la romana y la griega el niño era considerado propiedad del padre, quien lo podía vender, abandonar o matar. El derecho a la vida era otorgado frecuentemente a través de rituales o pruebas cuyo objetivo era definir la capacidad de sobrevivencia del niño.

En Alemania, por ejemplo, los niños eran lanzados a un río helado y sólo eran rescatados si lloraban. Las características del niño influían en el tipo de trato que se les daba, por ejemplo: niños mentalmente retrasados, con impedimento físico, prematuros, gemelos, concebidos fuera del matrimonio o en el seno de una familia pobre no recibían el valor de individuos o seres humanos en la sociedad, por lo que eran más propensos a ser maltratados o víctimas de infanticidio, procedimiento aceptado para deshacerse de niños con estas características.

Según Mayhall y Norgard (1983), las razones más comunes que históricamente han justificado la práctica del infanticidio son:

- Una forma de control de la natalidad

- Un medio para evitar el deshonor y los problemas económicos resultado de la ilegitimidad del hijo.

- Una forma de ganar poder

- Una forma de servir a las creencias religiosas

- Un medio para asegurar la estabilidad económica

Otros motivos que justificaban el infanticidio y la crueldad hacia los niños eran las costumbres y supersticiones que practicaban algunas culturas, tal como en China, India, Perú y México, donde se arrojaban niños a los ríos para asegurar el éxito de las cosechas. Igualmente, en India, China y Alemania se enterraban niños vivos en los cimientos de los edificios para asegurar su duración.

La curiosidad también ha servido como razón para el infanticidio, llevándose a cabo diversos experimentos que finalizaban con la muerte de los infantes.

En la Edad Media no había un espacio específico para la infancia, no se tenía conciencia de las características propias del niño, no se les distinguía en la vida común y llegaban a ser manipulados como mercancía. El contacto directo entre padres e hijos en la clase social media y alta era mínimo, debido a que la lactancia y educación de los hijos estaban a cargo de personas ajenas a la familia.

En los siglos XVII y XVIII se inició el internamiento de niños en hospicios e instituciones como medida de protección, sin embargo, ésta obedecía más a los intereses de la comunidad que a la protección del niño. Se decía que el internamiento era un infanticidio a largo plazo.

Otra forma de crueldad que ha existido a lo largo de la historia, y que aún perdura, es la explotación laboral. En el siglo XIX, y fomentado por la Revolución Industrial, existían contratos que vinculaban a los niños como aprendices con sus maestros de profesión, convirtiéndolos prácticamente en esclavos hasta los 21 años, para luego ser liberados con lo puesto y una pequeña suma de dinero. Las jornadas de trabajo duraban primero 16 horas para luego ser reducidas a 10.

Por su parte, la deportación de niños fue utilizada en numerosos países europeos con dos finalidades: por un lado, como castigo y aportación al mundo de trabajo en las colonias, y, por otro, como salida beneficiosa de las instituciones y orfanatos, donde el hambre, el maltrato físico y el suicidio eran comunes.

El abuso y la explotación sexual de los niños es un tipo de maltrato que ha sido común a lo largo de la historia, así como en numerosas culturas era fomentada la venta de niños para su prostitución, fenómeno que, por desgracia, se encuentra presente aún en nuestros días.

De acuerdo a diversos autores, podemos decir que el maltrato infantil se sustenta en estos conceptos:

El maltrato en el niño fue descrito por primera vez en 1868 por Ambrosio Tardieu, patólogo de la Universidad de París, quien define por primera vez en su cátedra el maltrato visualizado en 32 autopsias de niños muertos por golpes y quemaduras. Posteriormente se encuentran descripciones de Caffey en 1946, quien observa la asociación entre hematomas y lesión de huesos largos, sin explicación clínica aparente.

En 1962, Henry Kempe propuso el término Síndrome del Niño Apaleado, que es “aquel que presentaba una lesión ósea con una lesión cutánea de tipo equimosis, magulladura, quemadura en la misma región, y cuya causa no hubiera podido ser especificada”.

Más adelante, Wolfe dice que el maltrato infantil “es la presencia de una lesión no accidental resultado de actos de perpetración (agresión física) o de omisión (falta de atención por parte de quienes están a cargo del niño y que requiere de atención médica o intervención legal)”.

Según la Comisión

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