Ad gentes. Sobre la actividad misionera de la Iglesia
DiazgranadosjEnsayo23 de Agosto de 2018
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DECRETO
AD GENTES
Sobre la actividad misionera de la Iglesia
La iglesia desde siempre ha sido misionera y Evangelizadora de Cristo, su tarea es llegar a todos los hombres para que encuentren la salvación, su deber se especifica en preparar y disponer el camino para los fieles hacia la plenitud de Dios. La propuesta de Evangelización depende, además, de las condiciones en que se presente el mundo, más aun, de la propuesta específica de los hombres y su concepción del Padre, es decir, de la vivencia espiritual de los hombres. Ahora, es menester recordar que la Evangelización tiene como fin la salvación[1], que es misión de la Iglesia: de los obispos, sacerdotes, religiosos(a), de cada fiel (persona seglar), por tanto, es una tarea de todo cristiano realizar esta misión.
Este documento del cual nos estamos refiriendo, propuesto por el concilio sobre la actividad misionera de la Iglesia, quiere delinear la acción pastoral para que el pueblo se prepare principalmente para la venida de Cristo, establece las pautas, normas, deberes y derechos de los cristianos respecto a su actividad misionera. El documento consta de un proemio, seis capítulos y una conclusión, que explicitan el tema de la misión propuesto por el decreto AD GENTES del cual hablaremos más adelante.
Para la Iglesia y el mundo entero es importante la misión, eso es lo fundamental de este decreto, por tiene en cuenta para realizarla en primera medida los designios del padre: que es llamar a todos los hombres a participar de su vida y constituirlos en su pueblo[2], en segundo medida tiene en cuenta la misión de Jesús: la Redención, arrancar las tinieblas del mal y reconciliarnos con el Padre, así también, se tiene en cuenta la misión del Espíritu Santo: que los hombres entendieran toda esta obra de salvación, proveer de donde a los hombres, iluminar a la Iglesia por los caminos que debe seguir y así impulsarlo a la misión, por eso en la actividad misionera es deber de todos aquellos que han recibido el sacramento del Bautismo y en él al Espíritu Santo llevar a cabo el anuncio de la Buena Nueva; al tener en cuenta todo eso la santa Iglesia cumple su misión que es obedecer a los mandatos de Cristo y las inspiraciones del Paráclito para conducen en la fe, la libertad y la paz a todos los cristianos por medio de los sacramentos, la predicación y la misión. En el documento se señalan las etapas de la actividad misionera. Primero, la preparación para la evangelización mediante el testimonio, el diálogo y las obras caritativas y sociales. En seguida, la predicación del Evangelio y la congregación del Pueblo de Dios a través de la conversión, del catecumenado, y de la iniciación cristiana. En tercer lugar la formación de la comunidad cristiana, que tiene sus raíces profundamente en la cultura.
En dicho documento se habla de la importancia y el proceso de construir o implantar las Iglesias particulares, las cuales deben representar lo mejor que sea posible a la Iglesia universal, y tener siempre presente que han sido enviadas también a aquellos que no creen en Cristo y que viven en el mismo territorio, para servirles de orientación con el testimonio de la vida de cada uno de los fieles y de toda la comunidad.
Ad gentes también expone la identidad de la vocación y de la espiritualidad misioneras, y su formación doctrinal destacando la necesidad permanente de los Institutos Misioneros. Por ultimo recuerda la naturaleza misionera de la Iglesia, la responsabilidad de todo el pueblo de Dios y de las comunidades cristianas, como diócesis y parroquias. Indica la responsabilidad misionera, de obispos, sacerdotes, Institutos religiosos y de los laicos.
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