COMENTARIOS A UN CURSO DE MILAGROS Y AL DIARIO DE LOUISE HAY
Wilibaldo07Ensayo21 de Febrero de 2017
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COMENTARIOS A UN CURSO DE MILAGROS Y AL DIARIO DE LOUISE HAY
LH 31/01 Soy mi mejor amigo y amo todo lo que veo en mí.
UCDM LECCIÓN 268
Que todas las cosas sean exactamente como son.
1. No permitas que hoy sea Tu crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti. No permitas que interfiera en Tu creación, desfigurándola y convirtiéndola en formas enfermizas. Permítaseme estar dispuesto a no atacar su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. Pues de esta manera seré también capaz de reconocer mi Ser tal como Tú lo creaste. Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. ¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean como son exactamente?
2. Que nuestra vista no sea blasfema hoy y que nuestros oídos no hagan caso de las malas lenguas. Sólo la realidad está libre de dolor. Sólo en la realidad no se experimentan pérdidas. Sólo la realidad ofrece completa seguridad. Y esto es lo único que buscamos hoy.
(Cada vez me convenzo más de que la base de la sabiduría, del saber vivir, es el autoconocimiento y el autodominio, como afirmaba Sócrates: “Sea fácil o difícil el hecho con que siempre nos enfrentamos es este: que conociéndonos a nosotros mismos podremos conocer la manera de cuidarnos mejor”. En esta tradición la sabiduría se establece en torno a dos propuestas: “Gnothi Seauton” – “Nosce te ipsum”. Conócete a ti mismo; “Epimeleia Eautou” – “Cura Sui”. Cuidado de sí. Y lo enseña toda la filosofía oriental, especialmente la derivada de los maestros espirituales de la India y el Tibet.
El representante del existencialismo francés (Jean Paul Sartre) aseguraba, desde su postura atea, que el infierno no existe, cosa con la que estoy de acuerdo. Pero cerraba su pensamiento con la frase contundente: “el infierno son los otros”. ¡Qué extendida se volvió esta “doctrina” y cómo ha tomado carta de ciudadanía en la cultura occidental actual!
Cuando se desconoce el tesoro que llevamos dentro, la grandeza de lo que somos y el fin por el que estamos aquí, todo lo que nos rodea, sobre todo los otros, pierden también su sentido y su valor. Siempre serán los culpables de lo que nos suceda y casi siempre lo que nos suceda será adverso o de consecuencias negativas.
Y diría Manuel Kant, el gran filósofo de la Ilustración, no son los objetos de conocimiento los que importan, sino el sujeto que conoce y sus condiciones de posibilidad que están dentro de él. Es decir, “cada quien ve las cosas según el color de los lentes que trae puestos”. Si tenemos una indisposición congénita hacia todo lo que no sea como creemos que debe ser, es obvio que nuestro malestar será crónico y nos sumirá en el eterno descontento que critica todo y acabaremos frustrados con todos, nadie ni nada llenará nuestras expectativas. El final de este camino: la falta de aceptación, no sólo de los demás, sino de uno mismo o, lo que es lo mismo, poca o nula auto-estima.
¡Qué enorme diferencia con la propuesta de Jesús!: Soy Hijo de Dios y, como tal, merezco todo lo que el universo tiene para mí porque Él, el creador, me ama y todo lo dispone e mi favor. En consecuencia me percibo como digno de amor por parte de los demás, pero sobre todo de mí mismo. Dice Louise Hay: “soy mi mejor amigo y amo todo lo que veo en mí” ¡Claro! Así me ve Jesús y así debiera verme a mí mismo. El círculo virtuoso se cierra con la misma disposición de ánimo respecto a los demás: merecen todo mi amor, igual que la creación que me rodea pues TODAS LAS COSAS SON EXACTAMENTE COMO SON: DONES DEL AMOR Y PARA EL AMOR. Con esta visión no hay pérdidas, sino seguridad y abundancia. ¡Esta es la realidad!)
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