Dios estuvo un dia en Oquegua

IEE SIMON BOLIVAR

2° GRADO “B”

NIVEL PRIMARIO

Curso:

COMUNICACION

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Tema:

REDACTAR UNA LEYENDA MOQUEGUANA

Alumna:

DAENERYS PRIYANKA YAMALITH

Caya Nateros

Profesora:

GEOVANA MANUELA TICONA MACHACA

2025

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(Leyenda Moqueguana – Daenerys Caya nateros)

DIOS ESTUVO UN DÍA EN MOQUEGUA

(Daenerys Caya Nateros)

—¿Sabían que Dios estuvo un día en Moquegua? Sí, así lo cuentan los abuelos…

Hace mucho, mucho tiempo, cuando todo era alegría en el valle de Moquegua, Dios miraba desde el cielo. La gente trabajaba la tierra, cosechaba en abundancia y nadie pasaba hambre. Todos eran felices y la dicha reinaba en cada hogar.

Desde lo alto, Dios quiso premiar a su pueblo. Reunió a sus ángeles y escogió al más cercano, al más bello y confiable de su círculo. Le dijo: —Tú eres el elegido. Llevarás un mensaje a mi pueblo que vive en la abundancia, para que no se dejen arrastrar por el pecado de la gula.

El mensajero celestial tomó el encargo y descendió al valle de Moquegua. Llegó a un paraje que hoy se llama Los Ángeles, donde lo recibió un agricultor. Pero aquel agricultor no era quien parecía: era el mismo diablo disfrazado. —¿Qué haces en la tierra? —preguntó el agricultor. —Traigo un mensaje de Dios para su pueblo —respondió el ángel.

El agricultor, con sonrisa torcida y mirada sombría, lo invitó a descansar. Sobre la mesa, dispuso comida abundante y un vino espeso, casi negro, que olía a tentación. El ángel, confiado, aceptó el banquete. Bebió, bebió sin medida, y pronto sus alas se tornaron pesadas, sus pasos inciertos, su mente nublada.

La embriaguez lo atrapó como una telaraña, y entre risas quebradas terminó revelando el secreto: el mensaje que Dios le había confiado. El supuesto agricultor —el diablo disfrazado— escuchó con astucia, y en ese instante torció la verdad.

—Diles que coman tres veces al día… —susurró con voz venenosa—. Que crean que así lo dispuso el Señor.

El ángel, tambaleante y perdido en la bruma del engaño, cargó en su boca la mentira que habría de marcar al pueblo para siempre.

Con esfuerzo, el ángel llegó tambaleante al pueblo y proclamó: —¡Escuchen! Dios me ha enviado con un mensaje para ustedes: deben comer tres veces al día, porque tienen mucha comida.

El ángel desapareció, pero dejó tras de sí confusión y malestar. El pueblo murmuraba: —¿Cómo es posible? Somos felices comiendo una sola vez al día. ¡No puede ser, Dios!

La gente se rebeló, dejó de ir a la iglesia y de rezar sus plegarias. Los reclamos llegaron hasta los oídos del Señor.

Dios descendió y preguntó: —¿Por qué están molestos conmigo?

—Porque ordenaste comer tres veces al día, cuando con una basta y somos felices— respondió el pueblo.

El Señor, indignado al descubrir la mentira de su emisario, lo llamó y le dijo: —¡Impío! Has engañado a mi pueblo. Tu castigo será convertirte en pájaro carpintero. Buscarás tu alimento en los maderos secos de molle. Y para que nunca vuelvas a mentir, tu lengua la pondré sobre tu cabeza, como marca eterna de tu mentira.

Dios ordenó a sus ángeles que llevaran al mensajero caído de vuelta al valle. —Amárrenlo de los pies junto a un árbol de molle —dijo el Señor—. Que todos vean lo que ocurre cuando se traiciona la verdad divina.

Así lo hicieron. El bello ángel, ahora convertido en pájaro carpintero, fue dejado al pie del molle más longevo de Estuquiña, con la lengua en la cabeza como señal de su castigo. Desde entonces, golpea sin descanso las ramas secas de molle, buscando alimento y redención.

Pero el daño ya estaba hecho. Por culpa de aquel encuentro trágico, el mensaje se quedó en el corazón del pueblo… y desde ese día, el pueblo de Dios come tres veces al día, aunque nunca lo pidió, aunque nunca lo necesitó.

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