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La Gracia, la Misericordia y el Amor de Dios


Enviado por   •  22 de Julio de 2011  •  Ensayos  •  1.612 Palabras (7 Páginas)  •  1.249 Visitas

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La Gracia, la Misericordia y el Amor de Dios

por Pedro Puigvert

Sermones sobre los atributos de Dios

Por estas lecturas vemos como los tres atributos están relacionados entre sí y aún podríamos decir que el último que tratamos, la bondad de Dios, tiene cabida también por cuanto ya consideramos que estaba íntimamente ligado a su misericordia. En realidad no es algo nuevo que los atributos divinos estén estrechamente vinculados porque todos le pertenecen por igual y su ejercicio no es por separado sino que es la acción de un ser tripersonal que los ejecuta por igual de manera soberana. Pero para nuestra reflexión necesitamos examinarlos por separado, aunque la tarea de considerarlos en una sola predicación escapa de nuestra capacidad y reconozco que es una temeridad pretender abarcar los tres dada su importancia y trascendencia.

1. La gracia de Dios (Ef. 1: 3-7)

De momento nos limitaremos a la gracia redentora y después diremos algo de la "gracia común". Por tanto, empezamos señalando que es la perfección del carácter divino ejercida para con los elegidos o salvos. Esta gracia es ofrecida a todos los hombres, pero sólo es efectiva o actúa para los redimidos; en última instancia, pues, es sólo para los elegidos. En esto se distingue de la misericordia o gracia común, porque ésta es sobre todas las criaturas (Sal. 145:9). La gracia redentora es la única fuente de la cual emana la buena voluntad, el amor y la salvación de Dios para sus escogidos, siendo por tanto, una gracia especial. Así, la podemos definir como el favor soberano y salvador de Dios, ejercido en la concesión de bendiciones a los que no tienen mérito propio, y por las que no se les exige compensación alguna. Podríamos ir aún más lejos y decir que es el favor que Dios muestra no sólo a los que no tienen méritos en sí mismos, sino que además merecen la condenación eterna. La gracia no puede ser comprada, lograda ni ganada porque dejaría de ser gracia.

1. Características de la gracia.

La gracia divina tiene tres características pirincipales: En primer lugar, es eterna (2 Ti. 1:9). Fue ideada antes de ser empleada, propuesta antes de ser impartida. Está claro que no son las obras la fuente de salvación, pues Dios nos dio su propio propósito de gracia en Cristo antes de que hiciéramos obras, antes de que naciéramos y pudiéramos hacerlas, más aún, antes de la historia, antes del tiempo, en la eternidad. Nuestra elección por gracia surge de manera misteriosa del beneplácito divino. En segundo lugar, es gratuita (Ro. 3:24). Nosotros no tenemos el más pequeño atisbo de mérito para hacerlo valer como fundamento de nuestra justificación ya que ésta es por la justicia de Dios fundada sobre la redención que es en Cristo Jesús. En tercer lugar, es soberana (Ro. 5:21, He. 4.16). Si la gracia reina es que está en el trono, y el que ocupa el trono es soberano. Al ser un favor inmerecido sólo puede concederse de manera soberana y nadie tiene derecho a reclamarla a Dios. Por eso el hombre religioso tiene tantos problemas para reconocer que todo lo que hace no sirve de nada ante la gracia de Dios.

2. Manifestación de la gracia (Jn. 1:17, Tit. 2:11).

Ésta se manifiesta en el Señor Jesucristo, por él y a través de él. Esto no quiere decir que Dios no hubiera obrado con gracia con anterioridad a la venida de su Hijo al mundo, sino que la gracia y la verdad fueron reveladas plenamente y declaradas perfectamente cuando el redentor vino a esta tierra y murió por los suyos en la cruz del Calvario. Además esta gracia fue manifestada para salvación a todos los hombres, pero sólo los que creen en él son salvos.

3. Proclamación de la gracia (Hch. 20:24).

Ésta es proclamada en el evangelio que es "piedra de tropiezo" para el judío que se cree justo y "locura" para el griego henchido de sabiduría propia. La razón es que en el evangelio no hay nada que halague el orgullo humano al proclamar que podemos ser salvos únicamente por gracia. Declara que fuera de Cristo, el don inefable de la gracia de Dios, la condición de todo ser humano es terrible y sin esperanza, ya que le aguarda la condenación eterna. El evangelio considera a los descendientes de Adán como pecadores caídos, merecedores de las penas eternas del infierno. Su única esperanza es la gracia que proclama. Si el pecador persiste en su actitud de agarrarse a su propia justicia frente a la gracia divina, el lugar que le espera no es otro que el lago de fuego y azufre. Su única esperanza es presentar las manos vacías para asirse de la gracia de Dios que el evangelio le anuncia.

4. Aplicación de la gracia (Zac. 12:10).

La

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