Apostoles Del Perdon

• Las heridas y el perdón

• El perdón de Jesús

• Ser apóstol del perdón

La herida “imperdonable”:

De vez en cuando sobreviene una herida que te deja paralizado en el camino, te sientes sacudido, ultrajado. Reaccionas en ira o te quedas desconcertado.

Lo ultimo se nos ocurre es volverse en contra de la persona que te hirió, se piensa que es imposible olvidar la herida; llegamos a pensar que seria un error perdonar.

Perdonar en toda circunstancia:

En tiempo de guerra y de conflictos políticos suceden cosas que dejan graves huellas de errores no perdonados. Pero en esas circunstancias, suelen darse brillantes ejemplos de perdón.

Cuando la herida ha sido mas seria es fácil que necesitas ayuda, no hay que ignorar el dolor, conviene manifestar a alguien que pueda ayudarte. A veces se necesita tiempo hasta que remita el dolor emociona.

El hablar de ello con la persona herida nos lleva a la reconciliación. Si alguien te dice que le has herido, el hablar de ello puede llevar a que yo comprenda la herida y mostrar que lo siento.

El perdón es una etapa que se hace por si mismo, la reconciliación necesita a las dos personas y hacer un pacto, no puede realizarse sin antes haber perdonado.

Tampoco tu eres perfecto:

Una de las razones para perdonar esta en tu propio interior: el resentimiento te hace mucho daño. Pero también hay otra razón mas externa: que ninguno de nosotros es sincero.

Necesitamos el perdón de los demás y el perdón de Dios.

Cosas que constarían mucho perdonar:

• Traición de un amigo

• Que se condene a un inocente

• Burlarse de una persona

Mientras a Jesús le sucedían todo eso, seguía amando a las personas que le hicieron todas esas cosas.

Perdonar como lo hizo Jesús:

Es la única forma posible de relación que el cristiano debe tener con quien ha obrado mal.

Buscar otras formas de hacerlo no es perdonar.

Las heridas de la humanidad son profundas

¿Cómo es el perdón de Jesús?

Es una apuesta a favor del hombre, una demostración de confianza, un riesgo que Dios asume plenamente, porque Dios prefiere confiar en sus hijos que recelar de ellos.

Su confianza no tiene limites, por eso perdona una y mil veces. Por ser incondicional se convierte en una apuesta, un riesgo

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