CUENTO SOBRE JUDAISMO

CUENTO SOBRE JUDAISMO

En las charlas que he tenido con mi abuelo respecto al porqué de las diferentes religiones; existió un anciano que tenía mucha sabiduría en cuanto a lo espiritual y lo religioso y quiso que sus dos hijos heredaran su sabiduría y la difundieran por el mundo. Fue así como uno de ellos fecundó 12 hijos y sobre ellos los pilares que hoy en día se conocen como las 12 tribus de Israel.

Estando yo sentado en una pequeña banca me acordé de las clases de religión de mi escuela en las cuales la maestra nos contaba parábolas de la biblia, y sin reparo alguno le pregunté a mi abuelo: - ¿El otro hijo de ese señor que dices en tu historia es el que vendió su herencia y tuvo que huir por miedo?-, a lo que mi abuelo reflexionando me respondió: - Mira, el vendió parte de su herencia a su hermano menor y con lo que le quedo huyó a otra ciudad donde los deseos de la carne estaban al orden del día-, interrumpiendo a lo que me decía mi abuelo le dije que si allá mataban mucho las cabras y comían muchos asados, sin pensar en que no entendía a lo que se refería, pero me aclaro diciendo entre risas, -escucha, existía la envidia, la lujuria, la calumnia- y especificándome a fondo sobre que se trataba cada uno me indicó que estos eran los pecados más abominables ante los ojos de Dios. Me quede un rato pensando en estas cosas que dijo mi abuelo, quería saber más, pero era muy de noche y la luz de las velas estaba por acabarse.

Pude aprender que en la historia de los judíos siempre ha habido conflictos, el primero fue por la tierra prometida, el segundo son los cuatro años de holocausto que se dieron por malinterpretar el concepto de evolucionismo de Darwin (S.XIX), se contemplaron los derechos civiles para los judíos en Europa y el mundo (S.XVIII), las Naciones Unidas en 1947 dividió palestina en dos, uno Judío y otro árabe.

De regreso a mi pueblo, pude contar a mis compañeros y amigos los momentos maravillosos que había vivido y las experiencias que había tenido, mostrándoles fotos montando en camellos, y posando con manjares de comida que para los judíos era importante compartir con personas que querían aprender de su religión y cultura. Fui muy feliz.

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