ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Catolisismo


Enviado por   •  13 de Mayo de 2015  •  1.417 Palabras (6 Páginas)  •  128 Visitas

Página 1 de 6

átima difunde una luz sobrenatural que arrebató a los pastorcitos en forma irresistible, e ilumina el corazón de los peregrinos que acuden a este lugar sagrado en busca de consuelo.

A+ A-

Quien llega a Fátima por la cómoda y segura autopista que corta la Sierra del Aire, pierde contacto con una realidad que se repite invariablemente desde hace 90 años con motivo de la conmemoración de las apariciones: numerosos grupos de peregrinos atravesando a pie los caminos y calzadas que llevan a Cova da Iria, el lugar donde la Madre de Dios se apareció en 1917.

De cara a las costumbres y la mentalidad consumista de nuestra época, dedicada por completo al goce fácil de la vida, el contraste es tan marcado que no hay cómo ignorarlo. ¿Qué atrae hacia Fátima a estas multitudes de rostro tostado por el sol de las largas caminatas? ¿Qué las empuja a estas sorprendentes penitencias en un tiempo de tanta aversión al sacrificio?

La fascinación de las apariciones

Un rápido recuento de algunos aspectos poco resaltados de las apariciones puede dilucidar el asunto.

Al ver a la Santísima Virgen el 13 de mayo, la reacción de los tres pequeños (Lucía, Francisco y Jacinta) tuvo un punto en común pese a la diferencia de temperamentos: se sintieron fascinados con la visión celestial. Durante el resto del día no hablaron de otra cosa, maravillados con lo que habían visto y oído.

Pero cuando el sol se puso en el horizonte, anunciando la hora de reunir el rebaño y volver a casa, retomando la realidad cotidiana, cada cual reaccionó a su modo. Francisco, más pensativo, no decía nada. Lucía, algo mayor que sus primos, ya pensaba en la reacción de sus familiares y vecinos y creyó más prudente guardarlo todo en secreto. Pero Jacinta, más expansiva de carácter, no lograba contener la alegría sobrenatural que la inundaba y no cesaba de exclamar: “¡Ay, qué Señora tan linda! ¡Ay, qué Señora tan linda!”

Un secreto imposible de guardar

Mientras caminaban, Lucía trataba de convencer a Jacinta de mantener el secreto:

–Estoy viendo que le vas a decir a alguien...

–No, no lo diré.

–Ni siquiera a tu mamá.

–No voy a contar nada, prometido.

Cuando llegaron a casa, sus padres no habían regresado todavía de la feria en una localidad cercana. Jacinta se quedó esperando junto al portón, y, nada más ver a su madre, corrió a abrazarla para contarle el gran acontecimiento:

–¡Oh mamá, hoy en Cova de Iria vi a Nuestra Señora!

La Sra. Olimpia no le creyó, por más que la niña lo reafirmara con vehemencia e hiciera la descripción minuciosa y maravillada de lo ocurrido. Más tarde, cuando toda la familia estaba sentada para la cena junto a la chimenea, la Sra. Olimpia, cuya incredulidad tambaleaba ya ante la firme insistencia de su hija, le pidió:

–Jacinta, cuenta cómo fue eso de la Virgen en Cova de Iria.

“Una Señora más brillante que el sol”

Y la inocente pastorcita intentó traducir en palabras lo que desbordaba en su corazón: “¡Era una Señora tan linda, tan bonita!... Tenía un vestido blanco y un cordón de oro desde el cuello hasta el pecho... La cabeza estaba cubierta con un manto blanco, también, muy blanco, no sé, pero más blanco que la leche... y la tapaba hasta los pies... Tenía todo el borde de oro... ¡Ay qué bonito!... Tenía las manos juntas, así– y la pequeña se levantaba del banquillo, juntaba las manos a la altura del pecho para imitar la visión.

“Entre los dedos tenía las cuentas. Ay, qué lindo el rosario que tenía... todo de oro, brillante como las estrellas de la noche, y un crucifijo que tenía luz, tenía luz... ¡Ay qué linda Señora! Habló mucho con Lucía pero nunca habló conmigo, ni con Francisco... Yo escuchaba todo lo que ellas decían... Mamá, es necesario rezar el rosario todos los días... La Señora le dijo eso a Lucía. Y dijo también que nos llevaría a los tres para el Cielo, a Lucía, a Francisco y a mí también... [...] Cuando ella entró al Cielo, parece que las puertas se cerraron tan rápido que hasta los pies se estaban quedando afuera... ¡Era tan lindo el Cielo!... ¡Había tantas rosas ahí!” 1.

Muchos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.5 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com