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DIOS REVELADO

nachito013 de Octubre de 2012

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El lenguaje humano es muy limitado para poder hablar sobre Dios y sobre todo para hacer algunas afirmaciones sobre Él, sin embargo, se buscan términos que abarquen más de lo que la realidad expresa, es decir, que sean más generales, así como al hablar de principio y causa referidas a Dios, se comprende mejor como principio, por eso a Dios Padre le corresponde ser principio.

El nombre propio de cualquier persona indica aquello por lo que aquella persona se distingue de todas las demás, el nombre propio de la persona del Padre es el de Padre, que indica paternidad. La generación significa algo que se está haciendo; pero la paternidad significa la generación acabada ya, por eso es más adecuado Padre como nombre de la persona divina que los de El que engendra o progenitor.

La realidad divina es distinta de la realidad humana, en la persona divina no hay un antes y un después, se encuentra el principio del no principio, el Padre; y el principio del principio, el Hijo. En las cosas creadas el primer principio es conocido por la relación que tiene con lo que existe por él, también es principio porque no existe por otro. La palabra ingénito conlleva a decir Padre como no proveniente de nadie, y Padre como principio de los otros. Según Damasceno, ingénito significa lo mismo que increado, en otras palabras lo que no es engendrado, entonces a la Persona Divina del Padre se le puede llamar Ser ingénito.

En Dios el nombre la Palabra tomado en sentido propio es nombre personal. La Palabra que no significa nada, no puede ser llamada propiamente palabra, se llama palabra a la voz exterior por expresar la palabra interior concebida en el entendimiento. Aunque algunas veces la palabra se diga en Dios metafóricamente, sin embargo, en necesario decir la Palabra propiamente y en sentido personal.

El Hijo es Dios engendrado, no Dios que engendra. Y es inteligente no como pronunciador de palabra, sino como Palabra pronunciada. En Dios la Palabra que procede no se diferencia realmente del entendimiento divino, sino sólo por la relación se distingue del principio de la Palabra.

En el nombre de la persona divina, en cuanto a la relación personal, no está implícita la relación con la criatura; pero está implícita en lo que pertenece a la naturaleza. Nada impide que en cuanto a su significación incluye la esencia, que implique relación con la criatura. Las criaturas no son conocidas por Dios por el conocimiento que adquieren de las criaturas, sino por su esencia. Por eso no es necesario que la Palabra proceda de las criaturas aun cuando la Palabra sea expresiva de las criaturas. El nombre de la Palabra es dado para indicar la relación con el que la pronuncia; y, como consecuencia, también la relación con las criaturas, en cuanto que Dios, conociéndose, conoce toda criatura.

En Dios los nombres que implican procesión u origen son personales. Por lo tanto, Imagen es nombre personal. Se llama Imagen lo que procede a semejanza de otro. Aquello a cuya semejanza procede algo, Agustín utiliza el nombre de imagen cuando dice que la divinidad de la Santa Trinidad es la imagen a la que ha sido hecho el hombre.

Para designar en el hombre la imperfección de imagen, el hombre no sólo es llamado imagen, sino a imagen, con cuya expresión se indica cierta tendencia a la perfección. Pero del Hijo de Dios no puede decirse que sea a imagen, porque es la perfecta imagen del Padre.

Con el nombre espíritu se indica la inmaterialidad de la sustancia divina. Al decir santo, se está indicando la pureza de la bondad divina. Si Espíritu Santo se toma como un único nombre, entonces vemos cómo la Iglesia lo ha encontrado apropiado para indicar una de las tres personas divinas, la que procede por amor. Espíritu Santo es adecuado para indicar aquella persona que se distingue de las demás sólo por la relación.

No hay algo absoluto por lo que las personas

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