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Dios Es Compasión


Enviado por   •  27 de Abril de 2015  •  903 Palabras (4 Páginas)  •  116 Visitas

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Dios es compasión

El acuerdo es hoy prácticamente unánime. Jesús de Nazaret ha sido un hombre, tal vez el único, que ha vivido y comunicado una experiencia sana de Dios, sin desfigurarla con los miedos, ambiciones y fantasmas que, de ordinario, proyectan las diversas religiones sobre la divinidad.

Jesús no habla nunca de un Dios indiferente o lejano, olvidado de sus criaturas o interesado por su honor, su gloria o sus derechos. En el centro de su experiencia religiosa no nos encontramos con un Dios «legislador» intentando gobernar el mundo por medio de leyes ni con un Dios «justiciero», irritado o airado ante el pecado de sus hijos. Para Jesús, Dios es compasión. «Entrañas», diría él, «rahamim». Esta es su imagen preferida . La compasión es el modo de ser de Dios, su primera reacción ante sus criaturas, su manera de ver la vida y de mirar a las personas, lo que mueve y dirige toda su actuación. Dios siente hacia sus criaturas lo que una madre siente hacia el hijo que lleva en su vientre. Dios nos lleva en sus entrañas.

Las parábolas más bellas que salieron de labios de Jesús y, sin duda, las que más trabajó en su corazón fueron las que narró para hacer intuir a todos la increíble misericordia de Dios.

La más cautivadora es, tal vez, la del padre bueno . Los que la escucharon por vez primera quedaron sin duda sorprendidos. No era esto lo que se les oía a los escribas o a los sacerdotes. ¿Será Dios así? Como un padre que no se guarda para sí su herencia, que no anda obsesionado por la moralidad de sus hijos, que espera siempre a los perdidos, que «estando todavía lejos» ve a su hijo, se le «conmueven las entrañas», pierde el control, echa a correr, le abraza y le besa efusivamente como una madre, interrumpe su confesión para ahorrarle más humillaciones y le restaura como hijo. ¿Será ésta la mejor metáfora de Dios: un padre conmovido hasta sus entrañas, acogiendo a sus hijos perdidos y suplicando a los hermanos a acogerlos con el mismo cariño? ¿Será Dios un padre que busca conducir la historia de los hombres hasta una fiesta final donde se celebre la vida y la liberación de todo lo que esclaviza y degrada al ser humano? Jesús habla de un banquete abundante, habla de música y de baile, de hijos perdidos que despiertan la compasión del padre, de hermanos invitados a acogerse. ¿Será éste el secreto último de la vida? ¿Será esto el reino de Dios?

Jesús contó en otra ocasión una parábola sorprendente y provocativa sobre el dueño de una viña que quería trabajo y pan para todos . Contrató a diversos grupos de trabajadores. A los primeros a las seis de la mañana, luego hacia las nueve, más tarde a las doce del mediodía, a las tres de la tarde e incluso a las cinco, cuando sólo faltaba una hora para terminar la jornada. Sorprendentemente, a todos les pagó un denario: lo que se necesitaba para vivir durante un día.

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