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Dios contesta las oraciones de sus niños necesitados


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2013  •  Ensayos  •  535 Palabras (3 Páginas)  •  237 Visitas

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Una respuesta efectiva

E

n la Biblia existe una maravillosa promesa que dice: “Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5: 14).

Un domingo me encontraba de vacaciones con mi fa-milia. Ese día, decidimos visitar una de las es hermosas playas del Caribe panameño: Isla Grande, en la provincia de Colón. Después de un maravilloso día de sano esparcimiento, regresamos al estacionamiento donde estaba nuestro vehículo. Ya estaba anochecien-do y estábamos cansados y con hambre. Cuando bus-que las llaves para entrar al automóvil, me di cuenta de que las tenía en mi traje de baño. Sin darme cuenta había ingresado al mar con ellas y el pequeño control remoto para desactivar la alarma estaba mojado e in-servible. Aunque logramos abrir el automóvil no pu-dimos encender el motor porque estaba bloqueado por la alarma. En ese momento pensé: ¡esto no puede estar pasando! Estábamos lejos de la ciudad, ya no había transporte público para regresar, la playa había queda-do solitaria, la noche había caído y no conocíamos el lugar. Desarme y el control remoto que activa la alarma e intente secarlo, llamé a algunos amigos para que me aconsejaron, y desactive la batería para volverla a conectar después de unos minutos pero nada funcionó.

En ese momento, clame el Señor en mi corazón. Le dije: “Señor, Aunque fui yo quien sin pensarlo entro al mar con la llave; aunque fue mi propio descuido el que provocó que este percance, te ruego que nos ayudes. Por favor, haz algo si es tu voluntad”.

A los pocos minutos apareció un joven del lugar quien ayudando con la linterna de su celular permitió que pudiéramos buscar alguna otra manera de desactivar la alarma. No tuvimos éxito. Además, nos dijo que por ser la alarma original del vehículo, era riesgoso desac-tivarla. Lo mejor era tratar de secar completamente el control remoto. Caminamos entonces al pueblo en busca de un secador de cabello.

Cuando por fin nos presentaron uno, creímos haber resuelto el problema. Pero no fue así. Los minutos si-guieron transcurriendo inexorablemente, y las opciones se agotaron. Yo seguía llamando a cuanta persona me pudiera orientar, y todos coincidían en que la única alternativa era desbloquear la alarma con el control remoto. De pronto, el joven que nos estaba ayudando tuvo la idea de empujar el vehículo para llevarlo hacia un lugar más iluminado donde pudiéramos pasar la noche si era necesario. Me pareció buena idea así que me subí al vehículo para dirigir el timón. Apenas lo habíamos movido unos dos metros, se me ocurrió girar la llave para encenderlo y, ¡maravilla de maravillas! ¡el motor encendido! Parecía increíble, puesto que en ningún momento fuimos capaces de activar el control remoto para desbloquear la alarma. Todos subimos a bordo y llegamos a nuestros destinos sanos y a salvo.

No cabe duda de que Dios fue quien intervino para encender el motor. El control remoto nunca más fun-cionó. De hecho, tuve que conseguir otro para volver a encender el automóvil. Pero esa noche, en aquella playa solitaria, Dios contestó la oración de sus hijos necesitados.

Pastor Christian Espejo Pereda,

Director del departamento de ministerios personales y Escuela Sabática de la asociación

Occidental panameña.

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