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Oración a Dios Padre


Enviado por   •  25 de Febrero de 2013  •  Ensayos  •  1.740 Palabras (7 Páginas)  •  383 Visitas

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1. Oración a Dios Padre

2. Consideración para cada día

3. Oración a la Santísima Virgen

4. Oración a San José

5. Aspiraciones

6. Oración al Niño Jesús

Oración a Dios Padre

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

(Se reza tres veces Gloria al Padre).

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh, dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José

¡Oh, Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús!, infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

(Se reza un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria)

Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Llenos de confianza en vos, ¡oh, Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh, Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.

Aspiraciones para la llegada del Niño Dios

Dulce Jesús mío,

mi niño adorado,

¡ven a nuestras almas!

¡ven no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma

del Dios soberano,

que a infantil alcance

¡te rebajas sacro!

¡Oh, Niño Divino,

ven para enseñarnos

la prudencia que hace

verdaderos sabios!

Dulce Jesús mío,

mi niño adorado,

¡ven a nuestras almas!

¡ven no tardes tanto!

¡Oh, Adonaí potente

que, a Moisés hablando,

de Israel al pueblo

diste los mandatos!

¡Ah, ven prontamente

para rescatarnos,

y que un niño débil

muestre fuerte brazo!

Dulce Jesús mío,

mi niño adorado,

¡ven a nuestras almas!

¡ven no tardes tanto!

¡Oh raíz sagrada

de Jesé, que en lo alto

presentas al orbe

tu fragante nardo!

Dulcísimo Niño

que has sido llamado

lirio de los valles,

bella flor del campo.

Dulce Jesús mío,

mi niño adorado,

¡ven a nuestras almas!

¡ven no tardes tanto!

¡Llave de David

que abre al desterrado

las cerradas puertas

del regio palacio!

¡Sácanos, oh Niño,

con tu blanca mano,

de la cárcel triste

que labró el pecado!

Dulce Jesús mío,

mi niño adorado,

¡ven a nuestras almas!

¡ven no tardes tanto!

¡Oh lumbre de Oriente,

sol de eternos rayos,

que entre las tinieblas

tu esplendor veamos!

¡Niño tan precioso,

dicha del cristiano,

luzca la sonrisa

de tus dulces

...

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