ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La oración del niño


Enviado por   •  18 de Octubre de 2014  •  Trabajos  •  2.946 Palabras (12 Páginas)  •  185 Visitas

Página 1 de 12

LA ORACIÓN DEL NIÑO

1. Página:

¡Es bueno rezar!

¿Qué es orar?

¿Cómo orar?

¿Cuándo orar?

LA ORACIÓN ES UN ENCUENTRO DE AMOR

Dios te ama con un amor más grande que el amor de tu papá y de tu mamá. Por amor te creó y quiere que seas feliz. Por amor, Dios creó todas las cosas que existen.

Jesús nos enseñó que Dios es nuestro PADRE. Jesús le daba a Dios el nombre de ABBA. Palabra que en su lengua quería decir PAPACITO.

También tú puedes llamar a Dios papá y confiar en Él porque Él quiere ayudarte a ser feliz.

La oración es nuestro encuentro con Dios. Él nos ama y nos comprende. Tú puedes hablar con Él y decirle, con toda la sencillez del mundo, que lo quieres, que estás contento porque es tu padre. Puedes decirle que necesitas de Él. Puedes conversar con Él y decirle todo, hasta lo que no es ni siquiera necesario decir, porque ya lo sabe: es tu padre y tu amigo. Él ve dentro de tu corazón y lo sabe todo antes de que tú se lo digas. Sin embargo, quiere conversar contigo. Rezar es quedarse cerca de Dios. Tú puedes estar cerca de Dios. Pero, al menos de vez en cuando, necesitas poner más atención a Dios. Precisamente conversando con Él. Y conversar es hablar y escuchar.

ORAR ES:

➢ Estar con Dios.

➢ Escuchar lo que dice.

➢ Decirle que lo quieres mucho.

➢ Agradecerle lo que ha hecho por ti.

➢ Pedirle lo que estás necesitando.

➢ Pedirle perdón.

CÓMO CONVERSAR CON DIOS

Las personas aprenden a conversar conversando y Dios mismo te guiará para saber cómo hablarle y cómo escuchar su mensaje.

• Conversa siempre con Dios, en cualquier lugar, todas las veces que te acuerdes de Él.

• Conversa con el corazón. Nadie tiene por qué saber que tú estás conversando con Dios.

• Piensa el momento adecuado para conversar con Dios en calma. Establece un horario para este encuentro fijo con Dios. Y busca el modo de no faltar.

• Arregla un lugar tranquilo para tu conversación con Dios.

• Comienza pidiéndole que te ayude en la conversación. Y después deja un poco de tiempo para que Él hable. Poco a poco te enseñará muchas maneras de conversar con Él.

• Para escuchar a Dios puedes leer un poco. O del Evangelio o de este libro, o de cualquier otro. Pero no leas sólo con los ojos. Lee también con la boca y con el corazón. Lee despacio.

• Trata de ver lo que Dios quiere de ti, lo que Él piensa de las personas, de los acontecimientos y de las cosas.

• Vas respondiendo y diciendo lo que tú piensas, lo que tú quieres, lo que está faltando, si estás alegre o estás triste.

• Para ayudar en la conversación puedes ir repitiendo, bien despacio, alguna oración que sabes de memoria o alguna de las de este libro. Puedes, incluso, cantar algo.

• De vez en cuando quédate en silencio para dejar que Dios hable y te responda.

• Habla también con el cuerpo. Con tu posición muestra lo que estás haciendo. Haz gestos. Cierra los ojos si ello te ayuda a estar más atento.

• Cuando acabes la oración, tu conversación con Dios, agradece el encuentro y prométele que volverás después.

¡CONVERSA SIEMPRE CON DIOS!

En las páginas siguientes vas a encontrar algunas oraciones que te pueden ayudar a conversar con Dios. Sería muy bueno que te aprendieras algunas. No es necesario que las reces todas de una sola vez, como quién está recitando una tarea. Escoge las que más te agraden. Lo importante es rezar y hacerlo bien. La cantidad no tiene importancia.

Mi día con Dios

ORACIONES DE LA MAÑANA

Después de levantarte, piensa en Dios. Pídele que bendiga tu día que comienza. Dile que quieres estar siempre con Él. Dilo con palabras y con gestos:

En el nombre del Padre, (IMAGEN DE UN NIÑO DÁNDOSE LA BENDICIÓN)

y del Hijo,

y del Espíritu Santo.

Tienes delante de ti un día más, un nuevo don de Dios. Agradécele:

Dios mío, te agradezco porque tengo vida. Tengo un día más. Quiero usar bien este regalo que tú, Señor, me haces.

Y agradeciéndole, ofrécele a Dios tu día:

Dios mío, yo te ofrezco todo este día. Te ofrezco, Señor, mis trabajos y mis juegos. Ayúdame siempre para que yo no haga nada que te disguste.

Ahora di bien despacio la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Pide a Dios que siempre esté contigo, para que puedas vivir siempre en unión con Dios y con los hermanos. Puedes hablarle así:

Jesús, tú eres mi amigo y me puedes hacer feliz. Yo necesito tu ayuda. Sólo así puedo conocer el bien y hacer lo que es correcto. Ayúdame a hacer el bien a todos.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (18.5 Kb)  
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com