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EL FISCAL


Enviado por   •  22 de Enero de 2014  •  631 Palabras (3 Páginas)  •  290 Visitas

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Después de haber vivido “decentemente” en la Tierra, mi vida llegó a su fin. Lo primero que recuerdo es que estaba sentado sobre una banca, en la sala de espera de lo que imaginaba era una sala de jurados. La puerta se abrió y se me ordenó entrar y sentarme en la banca de los acusados.

Cuando miré a mí alrededor vi al Fiscal, quien tenía una apariencia de villano y me miraba fijamente, era la persona más demoníaca que había visto en mi vida.

Me senté, mire hacia la izquierda y ahí estaba mi abogado, un caballero con una mirada bondadosa cuya apariencia me era familiar.

La puerta de la esquina se abrió, Su presencia demandaba admiración y respeto. Yo no podía quitar mis ojos de El; se sentó y dijo: “comencemos”.

El fiscal se levantó y dijo: “Mi nombre es Satanás y estoy aquí para demostrar porque este individuo debe ir al infierno”. Comenzó a hablar de las mentiras que yo había dicho, de cosas que había robado, de cuando engañaba a las personas. Satanás habló de otras horribles cosas y perversiones cometidas por mi persona y entre mas hablaba, mas me hundía en mi silla de acusado. Me sentía tan avergonzado que no podía mirar a nadie, ni siquiera a mi Abogado, a medida que Satanás mencionaba pecados que ya había olvidado. Estaba tan molesto con Satanás por todas las cosas que estaba diciendo de mí, e igualmente, molesto con mi Abogado, quien estaba en silencio.

Yo sabia que era culpable de las cosas que se me acusaban, pero también había hecho algunas cosas buenas en mi vida, ¿no podrían esas cosas buenas por lo menos equilibrar lo malo que había hecho?

Satanás termino con furia su acusación y dijo: “este individuo debe ir al infierno, es culpable de todos los pecados y actos que he acusado y no hay ninguna persona que pueda probar lo contrario. Por fin se hará justicia este día”.

Cuando llegó su turno, mi Abogado se levantó y solicitó acercarse al Juez, quien se lo permitió, haciéndole señas para que se acercara, pese a las fuertes protestas de Satanás. Cuando se levantó y empezó a caminar, lo pude ver en todo su esplendor y majestad. Hasta entonces me di cuenta porque me había parecido tan familiar, era Jesús quien me representaba, mi Señor y mi Salvador.

Se paró frente al Juez, suavemente le dijo: “Hola Padre” y se volvió para dirigirse al Jurado. “Satanás está en lo correcto, al decir que este hombre ha pecado, no voy a negar esas acusaciones, reconozco que el castigo para el pecado es muerte y este hombre merece ser castigado”. Respiró Jesús fuertemente, se volteó hacia su Padre y con los brazos extendidos proclamó: “Sin embargo, yo di mi vida en la cruz para que esta persona pudiera tener vida eterna y el me ha aceptado como su Salvador, por lo tanto, es mío”. Mi Salvador continuó diciendo: “Su nombre está escrito en el Libro de la Vida y nadie me lo puede

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