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El Concepto De Dios En La Filosofía Griega

Susanito29 de Marzo de 2013

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Susana Sánchez Oviedo.

Prof. Dra. Ma. Teresa Pavía.

Noviembre – Diciembre 2000.

“El concepto de Dios en la filosofía griega”.

ÍNDICE: Página:

Introducción: 2

Generalidades: 3

Capítulo I.- La Filosofía en Mileto: 4

I.1 Tales 4

I.2 Anaximandro 4

I.3 Anaxímenes 4

Capítulo II.- La Filosofía en Magna Grecia: 5

II. 1 Pitágoras 5

Capítulo III.- El Monismo: 6

III.1 Jenófanes 6

III.2 Heráclito 7

III.3 Parménides 8

Capítulo IV.- El Eclecticismo: 9

IV.1 Empédocles 9

Capítulo V.- El Pluralismo Heterogéneo: 9

V.1 Anaxágoras 9

Capítulo VI.- El Atomismo: 10

VI. 1 Demócrito 10

Capítulo VII.- El Epicureismo: 11

VII.1 Epicuro 11

Capítulo VIII.- Los Sofistas: 11

VIII.1 Protágoras 12

Capítulo IX.- Sócrates: 13

Capítulo X.- Platón: 14

Capítulo XI.- Aristóteles: 16

Conclusiones: 19

Bibliografía: 20

INTRODUCCIÓN:

Aprender filosofía no consiste solamente en informarnos o estudiar sobre el tema, sino en practicarla. Suscitar en nuestro ánimo el nacimiento de los problemas y despertar la necesidad de encontrarles una respuesta satisfactoria para nosotros mismos. Filosofar es un verbo activo.

Una de los temas que se cuestionan tanto es en referencia a la existencia de Dios. Independientemente del grado de religiosidad que cada uno tenga, no se puede dejar de lado tantas dudas y cuestionamientos, buscando respuestas que no tienen por qué ser antagónicas a nuestros dogmas de fe, a nuestra religión, y que muchas veces no podemos o no sabemos responder racionalmente.

En este trabajo se expondrán en 11 capítulos, varios puntos de vista de diferentes filósofos y corrientes filosóficas griegas en torno a Dios, el Dios creador, como un concepto general, racionalmente -principio filosófico- tratando de aumentar interés sin dejar de tener en cuenta que filosofía es razonamiento puro en el camino hacia el conocimiento y la verdad; y Dios y religión están vinculados con revelaciones, con dogmas, con fe, sin que necesariamente intervenga la razón.

GENERALIDADES:

La Teodicea es el estudio de Dios a través de la razón.

Los filósofos griegos no aplican la revelación, sólo el razonamiento, ya que de esto se trata la filosofía, es amor a la sabiduría pero con base en la razón.

Un filósofo religioso es quien hace coincidir la razón con su fe.

Hesíodo se considera como el ejemplo máximo de la teogonía (teo = dios gonía = interpretación).

CAPÍTULO I - La filosofía en Mileto:

I. 1 Tales de Mileto.-

La escuela de Mileto vulneró las creencias mitológicas de los griegos con respecto al origen del mundo y quiso sustituirlas por una explicación racional. Reelaboró y difundió antiquísimas ideas sobre la eternidad del universo y la indestructibilidad de la materia.

I. 2 Anaximandro de Mileto.-

Inicia una verdadera cosmología, prescindiendo de elementos mitológicos y formula un conjunto de ideas que pasarán a los siguientes presocráticos. Señala el Apeiron, que no se trata de la infinitud en abstracto, sino de una materia primordial, ilimitada, homogénea, indeterminada, incualificada, eterna, imperecedera, inmutable, incorruptible, inagotablemente fecunda, generadora de todos los seres y a la cual todos retornan. Viene a ser una especie de nebulosa, o materia plástica, proteiforme, equivalente al caos de las antiguas cosmogonías. Queda fuera del cielo, envuelve, contiene y gobierna todas las cosas.

I. 3 Anaxímenes de Mileto.-

Todas las cosas provienen del Aire infinito y todas retornan a él. Es el principio primordial de todas las cosas. “Así como nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así también el aliento y el aire circundan todo el Cosmos”. No es el aire atmosférico, sino un protoelemento eterno, divino, viviente, ilimitado, inextinguible, sutil, ligerísimo, penetrante, movilísimo, casi incorpóreo, que es el principio del movimiento y de la vida (respiración) de todas las cosas.

De este principio primordial, salen sucesivamente, sin sujeción a periodicidad cíclica, infinitos mundos y seres, incluyendo a los dioses. Cada mundo está envuelto en una especie de caparazón transparente de aire endurecido.

CAPÍTULO II - La filosofía en la Magna Grecia:

II. 1 Pitágoras.-

El concepto de la divinidad en Pitágoras equivalía probablemente al de los milesios, es decir, a un principio primordial indeterminado, del cual procedían el cosmos, los dioses y todas las cosas. Pero no llegó al concepto de un Dios único y trascendente.

“Tampoco debe interpretarse el pitagorismo en sentido emanatista en cuanto que del Uno o de la Mónada se derivaran, por división, todos los demás seres”.

CAPÍTULO III.- El Monismo:

III. 1 Jenófanes de Colofón.-

Ridiculiza el antropomorfismo de Homero y Hesíodo, combate el politeísmo, proclamando la existencia de un Dios único, eterno, inmóvil, inmutable, inalterable, inteligentísimo, que está por encima de los dioses y que en nada se parece a los humanos. Los antiguos entendieron la idea de Jenófanes acerca de la divinidad en el sentido de un monismo estricto, admitiendo la existencia de dioses inferiores y demonios, pero hay que interpretarla más bien, a la manera de los milesios, como un principio material único del que proceden todas las cosas, es decir, la tierra; o como una esfera redonda y cerrada, fuera de la cual no existe nada, si bien dentro de ella admite la existencia de seres particulares, que aparecen y vuelven a desaparecer. Parménides recogerá esta misma idea, pero la distenderá hasta llegar a un monismo estático, negando la distinción entre el ser y las cosas particulares. La permanencia en el cambio.

III. 2 Heráclito de Efeso.-

El Logos lo domina todo, así el cambio de los elementos como el rayo, los instintos de los animales como el alma humana: es la ley universal. El Logos es eterno y “todo sucede conforme a este Logos”, aunque el vulgo no acierte a sospecharlo.

Iba en pos de la armonía invisible, superior a la que está a nuestro alcance. Pretendía hallar la ley que produce la armonía de los contrarios en el conflicto universal. “No es prudente prestarme oídos a mí, sino al Logos, reconociendo que todo es uno”:

...Dios es día y noche, invierno y verano, hambre y saciedad. Tomó diversas formas, al igual que el fuego, que, al mezclarse con los aromas, según el perfume de cada uno recibe diversos nombres...

...El dios, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta nada: solamente indica.

...Para Dios todo es hermoso y justo; los hombres tienen unas cosas por justas y otras por injustas”.

La razón (Logos) permanece inalterable a través de todas las transformaciones. Incluso llega a afirmar que esa Razón se identifica con Dios: “Queriendo o sin querer, se la debe llamar Zeus”. No obstante, y dada la imprecisión que el concepto de lo “divino” tiene en todos los presocráticos, lo más probable es que Heráclito no llegó a formular el concepto de un Dios trascendente y separado del mundo. Su Logos, más que como una Inteligencia personal y separada, o como una causa extrínseca y ordenadora, debe entenderse como una ley necesaria inmanente al fuego, que es la sustancia única, y a las cosas que resultan de su movimiento incesante de transformación. “Todo esto se hace por necesidad”. Necesidad y Logos son una misma cosa.

III. 3 Parménides de Elea.-

Parménides establece un dilema entre el ser y el no-ser, pretendiendo que hay que elegir forzosamente entre uno de los términos de la alternativa y elabora el concepto comunísimo de Ser, abstrayendo de todas las diferencias formales que distinguen a los seres, conforme al método propio de la Filosofía primera, y después divide ese concepto en sus dos grandes diferencias de infinito (Dios), objeto de la Teología, y finito (criaturas). Ciertamente que esas diferencias distinguen a Dios de las criaturas, pero el procedimiento para obtenerlas no es el método que arranca del orden ideal para llegar al real, sino otro muy distinto.

Su concepto del ser, desligado del testimonio de los sentidos, no puede aplicarse en modo alguno al ser real, sino al ser en abstracto, o sea al concepto de ser elaborado por la mente y despojado de todas las diferencias formales existentes en la realidad.

Pero existe una doble confusión: entre el ser ontológico (concreto) con el ser lógico (abstracto), atribuyendo propiedades de uno al otro; e identificando (y confundiendo) ese ser abstracto con el mundo físico y limitado como una esfera, fuera del cual no existe nada, y que es la única realidad, por lo que está cayendo en una falsa realidad.

CAPÍTULO IV - El Eclecticismo:

IV. 1 Empédocles de Agrigento.-

Empédocles dice que

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