El Evangelio De La Gracia De Dios

EL EVANGELIO DE LA GRACIA DE DIOS

La palabra evangelio proviene del griego “evangelion” que quiere decir, buena nueva, mensaje feliz de parte Dios cuyo tema principal es el amor de Dios para salvación de los pecadores. (2ª Timoteo 1:9-10) y que fue dado desde el principio del mundo (Génesis 3:15).

El evangelio es un acto de gracia y bondad de Dios a favor de los pecadores, por medio del cual les ha dado a su Hijo como Salvador (Juan 3:16; Isaías. 9:6) y vida eterna en él (1ª Juan 5:11). Es la narración de la vida y obre de Cristo por los pecadores y de un Cristo crucificado, resucitado y ahora sentado a la diestra de Dios (Mateo 26:64), lo cual es un tema de primordial importancia.

El evangelio procede de Dios mismo por lo tanto es considerado un llamado celestial (Juan 3:12) revelado por el corazón del Padre. El origen de este mensaje surge de los llamados “lugares celestiales” (Efesios 1:3), donde surge el designio del amor de Dios, donde se hizo el regalo del Hijo y de donde vino él a morir por los pecadores, y donde ahora está él listo para tener comunión con ellos. El evangelio puede ir de un lugar en la tierra a otro, como lo hizo desde Jerusalén a otros lugares del mundo (Isaías 2:3; Lucas. 24:47). Pero originalmente procedió del cielo (Lucas. 2:13-14).

El evangelio es como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras (Proverbios. 25:25). Cuanto más lejos está el país de donde procede la noticia, menos parece interesarnos; y es así, con poco interés, que el hombre trata el mensaje del evangelio. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché (Isaías 41:9)

El tema del Evangelio es tan invisible a la vista del hombre como lo es Dios (Juan 1:18), un Salvador no visto (1ª Pedro 1:8) y cosas que no se ven (2ª Corintios 4:18) que el evangelio nos predica. Por lo tanto, el evangelio es un objeto de fe, no algo que se acepta por vista (Hebreos 11:1). Lo recibimos por el oír no por verlo (Isaías 55:3). No es algo que vemos de primera mano, sino que lo recibimos por el testimonio de otro, es decir, Dios. Y por lo tanto, el mundo carnal al que le gustan los objetos que ve (Salmos 4:6), es lento para creer el evangelio.

Cristo mismo fue el que dio a conocer el informe del evangelio (Hebreos 2:3). ¿Y quién otro hubiera podido hacerlo (Juan 1:18)? Él vio lo que reportó, y nos da su testimonio de que es verdad porque lo vio (Juan 3:11). De allí que él nos es presentado como el testigo fiel y verdadero (Apocalipsis. 3:14), quien desde la eternidad fue participante de todo el designio que nos es revelado en el evangelio.

La manifestación del tema por medio del mensaje es la gracia de Dios a favor de los pobres pecadores que se manifiesta a ellos por medio del evangelio (2ª Timoteo 1:9-10).

Ya no es un secreto

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