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Evangelio De San Lucas


Enviado por   •  31 de Mayo de 2013  •  7.813 Palabras (32 Páginas)  •  584 Visitas

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Evangelio de San Lucas

Trataremos la materia en las siguientes secciones:

I. Biografía de San Lucas;

II. Autenticidad del Evangelio;

III. Integridad del Evangelio;

IV. Finalidad y contenido;

V. Fuentes del Evangelio: Problemas sinópticos;

VI. Exactitud de San Lucas;

I. BIOGRAFÍA DE SAN LUCAS

El nombre Lucas es probablemente una abreviatura de Lucanus, como Anás lo es de Ananus, Apolo de Apolonius, Artemas de Artemidorus, Demas de Demetrius, etc. (Schanz, "Evang. Des heiligen Lucas", 1,2; Lightfoot en "Col." Iv, 14 ; Plummer, "St. Luke", introd.) La palabra Lucas parece haber sido desconocida antes de la Era Cristiana ; pero Lucanus es común en inscripciones, y se encuentra al comienzo y al final del Evangelio en algunos manuscritos latinos antiguos (ibíd.). Generalmente se sostiene que Lucas era natural de Antioquía. Eusebio (Hist. Eccl. III, iv, 6) dice: Loukas de to men genos on ton ap Antiocheias, ten episteuen iatros, ta plesita suggegonos to Paulo, kai rots laipois de ou parergos ton apostolon homilnkos - "Lucas vero domo Antiochenus, arte medicus, qui et cum Paulo diu conjunctissime vixit, et cum reliquis Apostoli studiose versatus est." Eusebio hace una afirmación más clara en sus "Quaestiones Evangelicae", IV, i, 270: ho de Loukas to men genos apo tes Boomenes Antiocheias en - "Lucas fue por nacimiento originario de la renombrada Antioquía" (Schmiedel, "Encyc. Bib."). Spitta, Schmiedel, y Harnack creen que esta es una cita de Julio Africano (primera mitad del Siglo III). En el Codex Bezae (D) Lucas es introducido por un "nosotros" ya en Hechos, 11,28; y aunque ésta no es una lectura correcta, representa una tradición muy antigua. El autor de los Hechos tenía un interés especial por Antioquía y estaba muy familiarizado con ella (Hechos, 11, 19-27; 14, 18-21, 25; 15, 22, 23,30,35; 18, 22). Se nos habla de la localidad de sólo uno de los diáconos, "Nicolás, un prosélito de Antioquía", (6,5); y se ha señalado por Plummer que, de ocho autores que describen la campaña rusa de 1812, sólo dos, que eran escoceses, mencionan que el general ruso Barclay de Tolly, era de origen escocés. Estas consideraciones parecen excluir la conjetura de Renan y Ramsay de que San Lucas era natural de Filipos.

San Lucas no era judío. San Pablo lo separa de los de la circuncisión (Col. 4, 14), y su estilo prueba que era griego. De ahí que no se le pueda identificar con Lucio el profeta de Hechos, 13, 1, ni con el Lucio de Rom., 16, 21, que era cognatus de San Pablo. De esto y del prólogo del Evangelio se deduce que Epifanio yerra cuando le llama uno de los setenta discípulos; ni era el compañero de Cleofás en el viaje a Emaús tras la Resurrección (como se afirmaba por Teofilacto y el Menologio griego). San Lucas tenía un gran conocimiento de los Setenta y de las cosas judías, que adquirió o bien como prosélito judío (San Jerónimo) o bien después de hacerse cristiano, a través de sus estrechas relaciones con los apóstoles y discípulos. Aparte del griego, tuvo muchas oportunidades de aprender arameo en su nativa Antioquía, la capital de Siria. Era médico de profesión, u y San Pablo lo llama "el médico querido" (Col., 4, 14). Esta profesión implicaba una educación liberal, y su formación médica se evidencia por su preferencia por el lenguaje médico. Plummer sugiere que pudo haber estudiado en la famosa escuela de Tarso, rival de Alejandría y Atenas, y posiblemente conoció allí a San Pablo. De su íntimo conocimiento del Mediterráneo oriental, se ha conjeturado que había acumulado experiencia como médico a bordo de un barco. Trabajó mucho, y envía saludos a los colosenses, lo que parece indicar que les había visitado. San Lucas aparece por primera vez en los Hechos en Tróade (16, 8 y ss.), donde se reúne con San Pablo, y, tras la visión, cruza con él a Europa como evangelista, desembarcando en Neápolis y continuando a Filipos, "persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarles" (nótese especialmente la transición a la primera persona del plural en el versículo 10). Era, por tanto, un evangelista ya. Estaba presente en la conversión de Lidia y sus compañeros, y se alojó en su casa. Junto con San Pablo y sus compañeros, fue reconocido por el espíritu pitón: "Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación" (versículo 17). Vio a Pablo y Silas detenidos, arrastrados ante los magistrados romanos, acusados de alborotar la ciudad, "siendo judíos", azotados con varas y echados a prisión. Lucas y Timoteo escaparon, probablemente porque no parecían judíos (el padre de Timoteo era gentil).

Cuando Pablo partió de Filipos, Lucas se quedó, con toda probabilidad para continuar el trabajo de evangelista. En Tesalónica el apóstol recibió ayuda pecuniaria muy apreciada de Filipos (Fil., 4, 15,16), sin duda por los buenos oficios de San Lucas. No es improbable que éste permaneciera en Filipos todo el tiempo que San Pablo estuvo predicando en Atenas y Corinto, y mientras viajaba a Jerusalén y de vuelta a Éfeso, y durante los tres años en los que el apóstol estuvo ocupado en Éfeso. Cuando San Pablo volvió a Macedonia, se reunió de nuevo con San Lucas en Filipos, y allí escribió su Segunda Epístola a los Corintios. San Jerónimo cree que es muy probable que San Lucas sea "el hermano, cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias" (II Cor. 8, 18), y que fue uno de los portadores de la carta a Corinto. Poco después, cuando San Pablo volvió de Grecia, San Lucas le acompañó de Filipos a Tróade, y con él hizo el largo viaje por la costa descrito en Hechos, 20. Subió a Jerusalén, estuvo presente en el tumulto, vio el ataque al apóstol, y le oyó hablar "en lengua hebrea" desde la escalera exterior de la fortaleza Antonia a la silenciosa multitud. Luego contempló a los enfurecidos judíos, en su impotente rabia, agitando sus vestidos, vociferando, y arrojando polvo al aire. Podemos estar seguros que fue un visitante constante de San Pablo durante los dos años de prisión de éste en Cesarea. En ese periodo pudo muy bien familiarizarse con las circunstancias de la muerte de Herodes Agripa I, quien había muerto allí "comido por los gusanos" (skolekobrotos), y probablemente debió informarse mejor del asunto que Josefo. Se le dieron amplias oportunidades, "después

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