Inicios Del Cristianismo
Soribeth11 de Noviembre de 2012
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Inicios del cristianismo
El cristianismo comenzó entre un pequeño número de judíos. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 1:15 se mencionan cerca de 120. En el siglo III, el cristianismo creció hasta convertirse en la congregación dominante en el norte del mundo mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur del Mediterráneo. Esta sección examinará aquellos primeros 300 años.
Los hechos que acontecieron en los primeros años del cristianismo se relatan en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Actualmente se cuestiona la veracidad de algunos de estos relatos debido a la gran proliferación de libros falsos sobre los Hechos (o Actos) de los apóstoles que abundaban durante el cristianismo primitivo, pero la mayor parte ha mantenido la esencia del mensaje, confirmado por evidencia arqueológica reciente.
Valores cristianos que permanecen: el sentido de la confesión de Cristo (UR 20); el amor a la Sagrada Escritura (UR 21); la vida sacramental (UR 22); la vida con Cristo (UR 23)
Sabemos que existen graves divergencias entre la doctrina de estos cristianos y la doctrina de la Iglesia católica aun respecto a Cristo, Verbo de Dios encarnado, de la obra de la redención y, por consiguiente, del misterio y ministerio de la Iglesia y de la función de María en la obra de la salvación (UR 20).
El amor y la veneración y casi culto a las Sagradas Escrituras conducen a nuestros hermanos separados el estudio constante y solícito de la Biblia. Pero cuando los hermanos separados reconocen la autoridad divina de los sagrados libros sienten —cada uno a su manera— diversamente de nosotros en cuanto a la relación entre las Escrituras y la Iglesia. Sin embargo, las Sagradas Escrituras son, en el diálogo mismo, instrumentos preciosos en la mano poderosa de Dios para lograr aquella unidad que el Salvador presenta a todos los hombres (UR 21).
El bautismo constituye un poderoso vínculo sacramental de unidad entre todos los que con él se han regenerado. Sin embargo, el bautismo por sí mismo es tan sólo un principio y un comienzo, porque todo él se dirige a la consecución de la plenitud de la vida en Cristo: se ordena a la profesión íntegra de la fe, a la plena incorporación, a los medios de salvación determinados por Cristo y, finalmente, a la íntegra incorporación en la comunión eucarística (UR 22).
Las comunidades eclesiales separadas, aunque les falte esa unidad plena con nosotros que dimana del bautismo, y aunque creamos que, sobre todo por la carencia del sacramento del orden, no han conservado la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico, sin embargo, mientras conmemoran en la santa cena la muerte y la resurrección del Señor, profesan que en la comunión de Cristo se representa la vida y esperan su glorioso advenimiento (UR 22).
La vida cristiana de estos hermanos se nutre de la fe en Cristo y se robustece con la gracia del bautismo y con la palabra de Dios oída. Su culto muchas veces presenta elementos claros de la antigua Liturgia común (UR 23).
Muchos cristianos no entienden siempre el Evangelio en su aspecto moral, en la misma manera que los católicos, ni admiten las mismas soluciones a los problemas más complicados de la sociedad moderna, pero no obstante quieren seguir, lo mismo que nosotros, la palabra de Cristo, como fuente de virtud cristiana (UR 23).
Para los católicos, su fe consiste en su libre entrega y amor a Dios, dándole "la sumisión plena de su intelecto y de su voluntad y dando consentimiento voluntario a la revelación hecha por Él". Esa revelación es transmitida por la Iglesia sobre la forma de Tradición. La fe en Dios "opera por la caridad" (Gal 5,6), por eso la vida de santificación de un católico lo obliga, además de participar en los sacramentos, a obedecer
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