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Juan Pablo II. Los Misterios de Cristo


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2015  •  Resúmenes  •  982 Palabras (4 Páginas)  •  191 Visitas

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Antología

Juan Pablo II

LECTURA 1: CEC 512-560

Esta lectura del Catecismo nos habla acerca de los Misterios desde la vida de Cristo, desde su infancia hasta su vida oculta. El Símbolo de la Fe habla de los misterios de la Encarnación y de la Pascua.

Toda la vida de Jesús es un Misterio porque casi nada se dice sobre su vida en Nazaret, e incluso una gran parte de la vida pública no se narra. Lo que se ha escrito en los Evangelios lo ha sido para que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengamos vida en su nombre. A través de sus gestos, sus milagros y sus palabras, se ha revelado que en él reside toda la plenitud de la Divinidad corporalmente. La Redención nos viene ante todo por la sangre de la cruz, pero este misterio está actuando en toda la vida de Cristo: ya en su Encarnación porque haciéndose pobre nos enriquece con su pobreza; en su vida oculta donde repara nuestra insumisión mediante su sometimiento; en su palabra que purifica a sus oyentes; en sus curaciones y en sus exorcismos; en su Resurrección, por medio de la cual nos justifica. Cristo vivió su vida para nosotros, desde su Encarnación. Jesús se muestra como nuestro modelo, nos hace comulgar, en cuanto miembros de su Cuerpo, en lo que Él vivió en su carne por nosotros y como modelo nuestro.

Dios anuncia su venida por boca de los profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de esta venida. Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre con sencillos pastores. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo. Podemos conocer misterios de toda la vida de Jesús como: La Circuncisión, el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la adoración de Jesús por unos magos de religiones paganas de pueblos vecinos, la Presentación de Jesús en el Templo, cuando es reconocido como el Mesías tan esperado, luz de las naciones y gloria de Israel, pero también signo de contradicción.

María conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón, a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria. El Espíritu Santo, en forma de paloma, viene sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es "mi Hijo amado", este evento es la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente.

Además de sus misterios, Jesús también tuvo ciertas tentaciones por parte de Satanás, tres veces tratándole de poner a prueba su actitud filial hacia Dios pero Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión y sabemos que Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro.

La voluntad del Padre es "elevar a los hombres a la participación de la vida divina. Para entrar al Reino de Dios, es necesario acoger la palabra de Jesús; el Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, a los que lo acogen con un corazón humilde. Incluso Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino y a todos los hombres los llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza.

Jesús acompaña sus palabras con numerosos milagros, prodigios y signos. Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe. Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre. La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de Satanás; los exorcismos de Jesús liberan a los hombres del dominio de los demonios, anticipan la gran victoria de Jesús sobre el príncipe de este mundo. El poder de las llaves del Reino de Dios, designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia.

La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios. En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús fue manifestado el misterio de la primera regeneración: nuestro Bautismo; la Transfiguración.

La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y de su Resurrección. Con su celebración, el domingo de Ramos, la liturgia de la Iglesia abre la gran Semana Santa.

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