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LA ARMADURA DE DIOS


Enviado por   •  8 de Mayo de 2014  •  21.951 Palabras (88 Páginas)  •  295 Visitas

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El uniforme cristiano

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por Jaime Diaz

Sabemos que la mayoría de las profesiones y oficios utilizan uniformes durante sus jornadas de trabajo. Así también los jugadores de fútbol necesitan uniformes para identificarse unos con otros en el campo de juego. Los cirujanos cuentan con su uniforme que, sin duda alguna, les sirve como medida de higiene. De manera similar, los bomberos tienen su uniforme que también les sirve durante su jornada de trabajo; además, los policías se distinguen por su uniforme, al igual que los soldados.

¿Sabía usted que los cristianos también cuentan con su uniforme?

Una de las analogías que utiliza la Biblia, es la de compararnos con soldados de Cristo (2 Timoteo 2:3,4); por eso, el apóstol Pablo escribió en Efesios 6:11 “Vestíos de toda la armadura de Dios”. Es decir que Pablo nos está instando a usar cada parte de la armadura espiritual, a fin de estar protegidos de las artimañas de Satanás, pero si dejamos de obedecer, podemos caer víctimas de sus darnos venenosos. Análogamente, si nos olvidáramos de colocarnos nuestros calzados cuando nos levantamos de mañana, podríamos caminar con dificultad por las heridas que podrían adquirir nuestros pies en contacto con el suelo. Es decir que no podemos descuidar de ponernos nuestros calzados para proteger nuestros pies.

De manera similar, Dios ha puesto a nuestro alcance su armadura como uniforme espiritual que debe llevar todo cristiano genuino. Porque fuimos llamados a vestirnos de toda la armadura de Dios, para resistir el día malo, ceñidos con el cinto de la verdad, protegidos con la coraza de justicia y calzados los pies con el evangelio de la paz. Además Pablo nos recomienda a tomar el escudo de la fe, para apagar los dardos de fuego del maligno, portando el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, sin olvidarnos de orar en todo tiempo y lugar.

Así, seremos capaces de enfrentar nuestras batallas espirituales saliendo vencedores de ellas. Dios no quiere que nos despojemos de nuestro uniforme espiritual, sino que permanezcamos vestidos en todo tiempo, es decir, sin despojarnos del uniforme que Dios puso a nuestro alcance.

De esa manera vamos a culminar nuestra carrera espiritual, protegidos de las artimañas de nuestro enemigo, para ser un día, parte de la Familia de Dios.

Lección 1: La Biblia es la Palabra de Dios

La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda

En la actualidad falta un ingrediente vital en nuestra vida. La verdad es que no estamos afrontando con éxito la tensión emocional de la era en que vivimos. Nuestro mecanismo humano —cerebro y cuerpo— está sufriendo grave menoscabo. Aun en medio de un mundo superpoblado, a menudo nos envuelve un profundo sentido de soledad e incertidumbre.

Tal vez el peor daño es el que se ha infligido a nuestras relaciones interpersonales, por no mencionar nuestro alejamiento casi completo de Dios. Cualidades esenciales como la confiabilidad, la fidelidad y la honradez se están convirtiendo en cosas del pasado. Muchos de los principios que las comunidades retuvieron por siglos se están desvaneciendo ante nuestros ojos.

En nuestra sociedad la moralidad se está desvaneciendo rápidamente y los medios de publicidad nos instan a ceder a nuestros instintos más bajos. Por consiguiente, tanto hombres como mujeres tienen que luchar a brazo partido por mantener intactos los verdaderos principios morales. Ciertamente, vivimos en una época en la que se han hecho grandes esfuerzos por eliminar las normas absolutas de comportamiento.

También estamos perdiendo el sentido de seguridad. Describiendo a un importante país occidental, un artículo de un periódico decía que “si el país tuviese un terapeuta, el padecimiento se podría definir como una variedad virulenta de incomodidad, quizá de inseguridad nacional”. La generación joven está verdaderamente preocupada acerca del mañana, y no sin razón. Los empleos no parecen durar mucho, y gran número de matrimonios terminan en divorcio.

Aun en el mejor de los casos, el futuro se ve incierto. En las palabras de Sir Frederick Catherwood, miembro del parlamento europeo, “el materialismo, que en nuestro propio siglo lo ha impregnado todo, infiltrando por entero nuestra cultura y filosofía, ha reducido al hombre al estado de un animal, condenado a una existencia carente de significado que termina en la muerte”. La propagación de esta tendencia hacia el ateísmo ha hecho estragos en la sociedad moderna.

TIEMPOS CRÍTICOS

¡Vivimos en una era de crisis constantes! El Cercano Oriente amenaza con explotar casi a cualquier hora. Aunque la guerra fría ha pasado a la historia, todavía existen muchas de las armas nucleares de la antigua Unión Soviética. Diplomáticos y otros oficiales de gobierno nos recuerdan que Rusia posee todavía unas 20.000 armas nucleares.

La mortífera propagación de armas de destrucción masiva es un peligro universal. Grupos terroristas —generalmente armados hasta los dientes y sin respeto alguno a la ley— amenazan la estabilidad de muchas naciones.

El índice de natalidad todavía está fuera de control en muchas partes del mundo, lo que estira los recursos al límite y conduce a una mayor inestabilidad mundial. Como advierte el diario The Times (de Londres):

“El rápido crecimiento de la población mundial está cobrando un precio tan alto a los recursos del planeta que está poniendo en peligro la supervivencia de la humanidad . . .”.

La contaminación y otros males amenazan con asfixiar los ecosistemas de la tierra que sostienen la vida. Un ejemplo alarmante es que nuestro planeta ha perdido las dos terceras partes de su cubierta forestal original. Algunos ecólogos advierten que en tan sólo una generación podríamos ver la pérdida casi completa de los bosques naturales. Los bosques son los pulmones de la tierra, y sin pulmones no podemos respirar.

Es precisamente en semejante época —llena de amenazas, confusión y crisis— que la iglesia, un organismo con siglos de antigüedad, es llamada a realizar su obra. Es con un profundo sentido de sus deberes y responsabilidades en cuanto a la propagación y enseñanza del verdadero evangelio (Mateo 24:14; 28:18-20), que la Iglesia de Dios Unida,una Asociación Internacional, ofrece este curso de estudio bíblico. Esperamos que supla una necesidad apremiante en nuestro atribulado mundo.

Para millones de personas, la Palabra de Dios es como un territorio desconocido y totalmente inexplorado.

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