LA PRESENCIA DEL FANATISMO EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS

UNIVERSIDAD ESAN

FACULTAD DE INGENIERÍA

Carrera de Ingeniería de Sistemas

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“LA PRESENCIA DEL FANATISMO EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS”

Ensayo que como parte del curso de Pensamiento Analítico

presenta el alumno:

D´Ambrosio Pinto Carlos Nicolas

Código: 21200061

Profesor: Horacio Alfonso Chacón Cursack

Sección: S-006

Lima - 2021

Hoy en día, todos los seres humanos independiente de la condición social, raza, sexo, edad y/o nacionalidad; mostramos nuestra admiración hacia a algún artista, algún político, religión, alguna cultura o estilo de vida; que si no se sabe administrar podría desencadenar un fanatismo.

Entonces cabe preguntarse: ¿Que es un fanático?, según el diccionario libre (2021) “es quien defiende una creencia o una opinión con pasión exagerada y sin respetar las creencias y opiniones de los demás” (p.1). De allí que, el fanatismo vendría a ser el apasionamiento exagerado propio del fanático, que conlleva a la intolerancia.

Por su parte la religión; según el autor “es un conjunto de creencias y costumbres fundamentadas en la divinidad con la capacidad de regir la vida de las personas que la siguen. Una religión, a través de su texto sagrado, establece sus principios morales y decide qué está bien, qué está mal y qué objetivos persigue” (Marín García, Alfredo 2020, p. 2).

Ahora bien, si fusionamos el fanatismo y la religión, se puede decir que el fanatismo religioso es el apasionamiento exagerado, desmedido, irracional y tenaz hacia una ideología, específicamente, una religión.

Como consecuencia, se aprecia como generalmente una persona ignorante e ingenua, con un razonamiento incapaz de justificar y defender sus creencias, se vuelve vulnerable al fanatismo religioso y se puede observar a través de una conducta intolerante que lo lleva a cometer actos contra personas que no creen en su religión, considera a quien piensa diferente adversario o enemigo, posee una conciencia desmedida de su propia grandeza, se identifica con la causa que defiende, se alimenta del celo intolerante y actúa como fiscal o juez de la verdad. Sumado a ello, hace extremadamente difícil su evolución y cambio de mentalidad, al no aceptar consejos ni argumentos; también pregona el deseo de suprimir a quienes se oponen a sus creencias, recurre a todos los medios para imponer sus creencias, y hasta es capaz de llegar a quemar libros y destruir estatuas de otras religiones; esta última, por lo general se aprecia en los fanáticos anti religiosos.

Por consiguiente, el ser un fanático religioso arrastra terribles resultados, ya que, limita la libertad, empobrece el psiquismo, incomunica, limita la autocrítica y el afán de superación, reduce la riqueza de matices de la vida y en muchos casos desemboca en la negación de la dignidad humana; cuyos daños colaterales, son irreversibles y más cuando de seres humanos se trata, por ejemplo, cuando se destruyen amistades, relaciones amorosas y familiares, relaciones laborales; y lo que es peor, cuando padres fanáticos a la religión abandonan sus quehaceres familiares y los niños se ven obligados a crecer sin la presencia continua y calurosa de sus padres. Acto que más que alejarlos del pecado, los acerca vertiginosamente; tal como lo sostiene el autor, cuando refiere: “el fanatismo es el peor pecado de soberbia del hombre” (Marín, D, 2007 p.2)

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