La Biblia Es Camino

LA BIBLIA ES CAMINO

Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero para llegar al cielo sólo hay uno, Jesús, pues Él lo ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn. 14,6). Hay muchas religiones, sectas, doctrinas, creencias y filosofías que profesan tener la verdad y cada una a su manera expone y enseña lo que tiene que hacer el hombre para salvarse o prepararse para la eternidad, pero el camino hacia la eternidad, hacia Dios, lo trazó Dios en su infinito amor y misericordia para alcanzarlo por medio de la fe en su único hijo Jesucristo.

La biblia es el camino a Cristo y a su vez Cristo es el camino que conduce al Padre, camino que tiene como punto final nuestra salvación, nuestra felicidad como personas y como cristianos.

Adentrarnos en el conocimiento de la sagrada escritura es emprender el camino sin desvíos ni equivocaciones y en el que aprendemos lecciones permanentes de vida para cada una de nuestras circunstancias, es el camino que conduce a la construcción de comunidades fraternas centradas en el amor y el servicio, camino que la pequeña comunidad María Marta del barrio las flores inició hace un poco más de dos años y que hoy continúa recorriendo porque hemos descubierto en él la presencia de un Jesús que camina con nosotros, que a muchos nos ha permitido salir de errores, de equivocaciones o de indiferencia a su Palabra a través de la lectio divina.

La biblia es el único camino que salva porque es el único camino que nos alienta y nos da fortaleza como a los peregrinos de Emaús que tristes y decepcionados de la muerte de Jesús regresaban a sus aldeas comentando sus tristezas pero que en la explicación de la Palabra de los profetas y recordándoles las predicciones de Jesús sobre su muerte y resurrección sintieron como ardían sus corazones con la enseñanza y explicación de Jesús.

La biblia es el humilde camino de Jesús que molesta a los que usan la religión como pretexto para los ídolos y el enriquecimiento. Es el camino de Jesús, que iba de un lado a otro anunciando el reino de Dios y convocando a quienes querían seguirlo. ¿Somos nosotros los que realmente queremos seguirle?

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