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La Fe


Enviado por   •  10 de Enero de 2012  •  Informes  •  488 Palabras (2 Páginas)  •  294 Visitas

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Cuando el profeta Daniel fue desterrado y llevado delante de la corte de los brujos tenía quince o dieciséis años. El rey le ofreció su comida pero Daniel no quiso contaminarse, dijo: “Esa comida no la voy a comer”. Y tomó agua y comió ver­duras. En el texto original literalmente dice: “No quiso contaminarse con las palabras de la comida del rey”.

Tu vida debe ser llena de las palabras que acompañan la comi­da de Dios: Todo lo que hagas te saldrá bien; irás de gloria en gloria porque todo es posible para el que cree y todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Pero también en la Biblia, en el libro de Santiago dice: “Herma­nos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse, pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muer­ta”.

Por ende con sólo declarar una palabra de fe no es suficiente. Si bien tu boca es el instrumento que va a activar dentro tuyo más fe, es sólo una de las herramientas que tenés a tu disposición. También tenés que obrar en favor de esa palabra, actuar con la convicción de que lo que declaraste ya ha pasado. Además de constantemente declarar en fe las bendiciones de tu porvenir, tenés que vivir y mo­verte de la misma forma. Vivir bajo convicción. Pablo era un hombre fuerte, él no se movía por ideas sino por convicciones.

Una convicción es la determinación y la seguridad de algo. Te­nés que moverte por convicciones, por la certeza de que la pa­labra de fe que soltaste será consumada, no dudes de que Dios vaya a cumplir cada una de sus promesas. Cuando orás la prime­ra palabra estás soltando bendición por tu fe, pero si tus sentimientos y miedos se interponen, anulás tu bendición con la segunda oración.

Convicción no es un rito que se defiende rajata­bla sino una verdad divina que se ha hecho raíz en tu vida. Cuando Dios encuentra a alguien con convicciones, esa perso­na puede estar en cualquier lugar, con cualquier persona, pasar lo que sea y seguir hacia lo que Dios le dijo.

Seguir el sueño de Dios es una convicción. Si en fe declaraste bendición y prosperidad, tené la seguridad de que así será. Que tu próxima oración sea de agradecimiento para Aquel que cumplió lo que habías decretado.

Tiene que llegar un momento en que eches raíces profundas y te juegues por las verdades del Señor. No dudes jamás, porque si accionaste fe con tu boca y obraste en convicción, conquista­rás todo lo que te propongas. Obrá y movete como si lo que deseás ya hubiera pasado

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