La Oración Creativa
Raquel Chamorro AlvarezApuntes19 de Diciembre de 2021
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MOVIMIENTO UNIVERSITARIO ALFA Y OMEGA
CICLO: CIERRA LA PUERTA Y HABLA CON TU PADRE
(Mateo 6:6) Versión PDT.
ENERO 2016
VISIÓN DIOS
ESTRATEGIA COYAVIM
«Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.». (2 Crónicas 7:14)
INTRODUCCIÓN
Dios Padre ha puesto a nuestra disposición un gran recurso de poder, sabiduría y gracia, que no puede describirse con palabras: la oración. Esta, es el factor decisivo en el conflicto espiritual. Lamentablemente, acudimos a la oración sincera y de corazón, como a Dios le agrada, sólo cuando tenemos alguna necesidad.
La oración es Teoterapia, a Cristo Jesús lo invitamos a nuestra vida con una oración, y ésta fue el inicio de la sanidad integral que Dios sigue efectuando hasta hoy en nosotros.
Tema 1: La oración creativa.
Tema 2: El secreto de la oración eficaz.
Tema 3: La oración y la Biblia.
Tema 4: Resultados de la oración.
La oración creativa
«Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.»
(Lucas 11:9)
Introducción
Crear, es producir algo de la nada; esto sólo Dios lo ha hecho. En asociación con el Creador que está en nosotros, «creamos», cuando hacemos posible todas las cosas que anhelamos en lo personal, familiar y social.
1. La oración creativa y la acción
La oración es el acceso a la presencia de Dios mismo, a través de Cristo. Dios, como Padre, desea mantener un diálogo con cada uno de sus hijos. La oración también es una necesidad en el creyente, pues es la que nos pone en comunión con Dios, y nos permite colaborar con Él.
Debemos orar creativamente, para evitar sequedad, aburrimiento, destrucción, divagaciones y mecanización. Todas las veces que el Señor Jesús tuvo un encuentro con un hombre, le desafiaba a la acción. La oración creativa y de fe, siempre implica una acción decidida e inmediata.
Ejemplos:
*El ciego de nacimiento: donde no había vista, la oración creadora dio luz al ciego, pero implicó la acción de lavarse, tal como Jesús le ordenó, al orar por él. «Ve a lavarte» (Juan 9:1-7)
*El Milagro del vino: La oración creadora de Jesús hizo que el agua se convirtiera en vino, por la acción de los que servían, «llenad...sacad, llevad» (Juan 2:1-8)
*En los Evangelios encontramos muchos ejemplos que nos motivan para cultivar una vida de oración «creadora», que nos conduzca a la acción, para ver resultados maravillosos.
2. Los elementos de la oración creativa
2.1 Alimentar la fe con una visión clara
*Fe es la sustancia de las cosas que no se ven, y la certeza de lo que se espera”. Por esta razón, debemos esperar resultados claros y precisos; pues si tenemos una vaga idea de lo que deseamos, o no pedimos conforme a la voluntad de Dios, no obtendremos resultados (Hebreos 11:1, 6).
*Sin fe es imposible agradar a Dios, y el no saber los planes de Dios, ni estar seguros de lo que deseamos, nos lleva a una oración llena de dudas, que no va a tener respuesta (Santiago 1:6-7).
*Por ejemplo, es incorrecto orar: «Señor, si es tu voluntad, resuélveme este problema». Pero es correcto orar: «Señor, enséñame a entender el propósito de este problema, y muéstrame tu voluntad, para pedirte como conviene, y ver tu respuesta» (1 Juan 5:14-15).
*La oración creativa lleva a la acción y es para la gloria de Dios.
*Nuestro Dios es un gran Dios, y nuestras oraciones están limitadas solamente por la medida de nuestra fe (Juan 17:20).
*Dios puede hacer lo imposible en respuesta a la oración (Lucas 1:37; 18:27).
*Después de esto, nos queda clamar victoria en el nombre de Cristo Jesús (Romanos 8:31; Lucas 18:7).
2.2 Desear ardientemente el objetivo claro
Nuestra petición debe ser constante, luchando y creyendo, no «en paciencia contra paciencia», sino «en esperanza contra esperanza», como Abraham, estando seguros de que Dios responde nuestras oraciones. Debemos, por tanto, mantener mirando o alimentando nuestros objetivos, para ver resultados (Salmo 37:4; Romanos 4:17-21).
Vemos un ejemplo en la actitud de Jacob: «No te dejaré, si no me bendices» (Génesis 32:22-28).
2.3 Experimentar la certeza de la respuesta de Dios
Es aquella seguridad interna, como resultado de que el Espíritu Santo, que mora en nosotros, coloca paz en nuestra mente y en nuestro corazón (Salmo 31:6-7; Filipenses 4:7).
A pesar de las dificultades o barreras, que aparentemente nos impiden lograr el objetivo, tenemos la certeza que sólo viene de Dios y es independiente de una falsa seguridad obsesiva que sólo trae ansiedad, angustia, zozobra. La diferencia entre las dos, es la paz. No es arrebatarle el «sí» a Dios, sino que, fruto de esta certeza, se acrecienta la confianza en Él y la paciencia para esperarlo (Hebreos 10:35-36).
2.4 Dar muestras de fe
Una vez que tenemos la certeza, podemos expresar libremente la «realidad» de lo que Dios nos ha dado. Como Abraham, «llamando las cosas que no son, como si fueran» (Romanos 4:17).
En el principio, el Espíritu Santo de Dios se movía sobre la faz de las aguas; ésta es la acción en la dimensión espiritual (Génesis 1:2). Cuando permitimos que esta dimensión sea accionada por el Espíritu Santo, se convertirá para nosotros en el camino de la fe.
El ejemplo de Jacob: Jacob visualizaba y se imaginaba las ovejas manchadas y pintadas, y Dios hizo posible sus sueños (Génesis 30:31-43).
Aplicación Teoterápica
Permitamos que Dios impregne nuestra mente y nuestro corazón con esos sueños y visiones de lo que Él quiere hacer. Cuando activamos nuestra dimensión espiritual con la oración, podemos «crear» y obtener manifestaciones poderosas, prodigios y señales en nuestra vida. De esta manera, por medio de la oración, «creamos» vidas nuevas, familias restauradas y una nación nueva, que vea la Gloria de Dios.
El secreto de la oración eficaz.
Introducción
A través de la oración, tenemos acceso a la presencia de Dios, para ver maravillosas realizaciones de Su poder «en» y «a través» de nosotros. La oración es «vida», y «vivifica» a todos aquéllos que entran en ese maravilloso contacto celestial, llevándolos a ver grandes resultados. Los grandes hombres y mujeres de Dios han entendido la importancia de estar con su Padre Celestial, antes de aventurarse a estar frente a los hombres.
Para orar eficazmente, debemos tener en cuenta:
1 Limpieza de corazón
En nuestras oraciones, debemos incluir la confesión, que significa «ponerse de acuerdo con Dios, reconociendo los pecados con los cuales le hemos ofendido». Si necesitamos restaurar nuestra comunión con Dios, debemos empezar con confesión. La confesión debe ser sincera y específica (1 Juan 1:9).
2 Actitud de humildad
La humildad, ante todo, implica reconocer quiénes somos y cuánto lo necesitamos. Cuando somos conscientes de nuestra realidad, le buscaremos con sinceridad. En el humilde hay un auténtico deseo de dejar lo que no agrada a Dios, y Él siempre oye al humilde (2 Crónicas 7:14).
3 Con todo el corazón
Le hallaremos, porque le buscamos de corazón, con hambre y sed de Él. Cuando no le buscamos de corazón, nos cansamos y no hay respuesta. De pronto, nos va a tomar tiempo buscarlo, pero debemos hacerlo con todo nuestro corazón (Jeremías 29:12-13).
4 Actitud de obediencia
Guardar sus mandamientos. Hacer las cosas que a Él le agradan (1 Juan 3:22).
5 Dependencia del Espíritu Santo
Pedir al Espíritu Santo que interceda por nosotros, que nos muestre cómo se debe orar y cómo pedir conforme a la voluntad de Dios. Él colocará palabras sabias en nuestra boca (Romanos 8:26-27, 1 Juan 5:14-15).
6 Confesar los pecados que Dios traiga a nuestra mente
Recordemos la promesa que Dios nos hace en 1 Juan 1:9 de limpiarnos y perdonarnos. Después de esto, no debemos dejar que el recuerdo de los pecados confesados nos robe la paz nuevamente (Isaías 43:18).
7 Con insistencia e importunidad
La fe y la certeza en la respuesta nos llevarán a insistir e insistir, porque sabemos que Él acude al llamado de sus hijos, y no puede faltar a lo que ha prometido (Marcos 7:24-30).
8 Evaluar nuestra relación con Dios
Debemos estar seguros de que nuestra relación con Dios es de Padre a hijo, por haber recibido a Cristo en nuestro corazón y creer en Él. Si el Espíritu Santo nos muestra que existe pecado en nuestra vida, es necesario confesarlo (Salmo 32:5).
Debemos creer que Dios escucha y responde, cuando sus hijos oran (Proverbios 15:8; 1 Pedro 3:12).
9 Orar para la gloria de Dios
*Todas las oraciones, así como todos los actos de nuestra vida, deben glorificar a Dios (Salmo 145:1-2; Lucas 11:2).
*La vida de oración verdadera y efectiva debe estar firmemente basada en el deseo de glorificar a Dios. La oración, que no busca glorificarle, es vana (Salmo 8:1-4; Mateo 5:16; Juan 17:4).
*Oremos para que otras personas reciban a Cristo en sus vidas y tengan crecimiento espiritual; hagamos todas nuestras peticiones de modo que demuestren fe en Él, sabiendo que las respuestas son para su gloria (Juan 14:12-14; 17:20-21).
10 Orar con autoridad
Oremos, entendiendo la autoridad que tenemos en el nombre de Jesucristo y en el poder de su sangre que nos cubre. Recordemos que estamos juntamente crucificados, sepultados, resucitados, ascendidos y sentados con Cristo a la diestra de Dios Padre (Juan 1:12-13; Gálatas 2:20).
11 Orar con reverencia
Cuando oramos lo hacemos al Dios Todopoderoso, creador del cielo y la tierra, nuestro Rey y Padre misericordioso. Es esencial, entonces, que en nuestras oraciones se refleje esta actitud. Una audiencia con el Rey es siempre un privilegio; por eso acerquémonos a Él con reverencia y respeto (Hebreos 1:3; 5:7).
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