La religión maya
Enviado por anahiarleth • 17 de Septiembre de 2014 • Informes • 332 Palabras (2 Páginas) • 183 Visitas
La religión maya fue de carácter politeísta, adoraban las fuerzas de la naturaleza y los animales. Creían en una vida futura en donde los malos sufrían penas, hambres y fatigas en el lugar subterráneo llamado Mitnal, y los buenos descansarían deliciosamente bajo la sombra de la frondosa ceiba Yaxche.
La religión jugó un papel preponderante en la vida cotidiana de los mayas. Uno de los ritos que se llevó a cabo para llamar la atención de las deidades fue que las mujeres en cinta visitaran el templo de Ixchel, la diosa de la maternidad, para ser bendecidas antes de que naciera la criatura.
La máxima divinidad maya fue Hunab-Ku que representaba al dios único y supremo; era tan elevado, que su figura no se podía representar. Otros dioses de categoría menor fueron: Knich Ahau-Itzamná, dios creador que representaba al Sol; Ixchel, esposa de Itzamná, diosa de la maternidad y de la medicina; Yum Kaax, dios del maíz, de la fertilidad agrícola y la abundancia; Yum Chac, dios del agua y de la lluvia; Kaman Elk, dios que simboliza la estrella solar; Hurakan, dios del viento y del trueno; Ah Puch, dios de la muerte; Kukulcán, serpiente emplumada (que era Quetzalcóatl para los aztecas).
Se cree que los mayas no acostumbraban a realizar sacrificios humanos. Sólo hasta que entraron en contacto con otras culturas estos ritos sangrientos fueron adoptados, ofrendando al dios sol niños, doncellas y guerreros que arrojaban a los cenotes sagrados. Los más famosos cenotes usados para este fin se encuentran en Chichén Itzá.
Los cultos funerarios estaban íntimamente ligados a las creencias religiosas. En el caso de los gobernantes estos cultos eran muy elaborados y se ha descubierto también que sus prácticas funerarias fueron similares a las que hacían los antiguos egipcios, enterrando a sus gobernantes dentro de pirámides en donde ponían objetos y sirvientes que acompañarían al difunto a la vida más allá de la muerte. La cantidad de tesoro enterrado y acompañantes que sepultaban junto al gobernante representaba su importancia en vida.
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