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Religion Maya


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2012  •  3.441 Palabras (14 Páginas)  •  882 Visitas

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Dioses mayas

los mayas eran politeístas, y es más, cada uno de ellos poseía diferentes atributos, por lo que, consecuentemente, un solo dios puede verse representado de varias maneras, además de tener matices positivos y negativos, no quedándose así los mayas tan sólo en la dualidad aparente de dioses de la vida y bienestar (el de la fertilidad, maíz, lluvia,…), y del sufrimiento y dolor (dioses de la guerra, de las malas cosechas,…).

los dioses no eran representaciones divinas con forma humana, sino que eran una plasmación metafórica basada en mitos (extraídos de su propia cultura) de la ideología maya. De esta forma, eran los dioses los que atribuían de sentido a la jerarquización de la sociedad maya, y a la existencia de todo cuanto les rodeaba.

Los mitos mayas justifican, explican y aglutinan todas las operaciones culturales. Por esta razón, el culto se convierte en el centro de gravedad alrededor del cual se organizan los mitos y los ritos.

La religión maya estaba ligada a las incertidumbres de la agricultura y generaba un gran número de intervenciones rituales, que equivalían a otras tantas intercesiones ante los dioses para que facilitasen la vida cotidiana y las buenas cosechas. Es lo que se ha venido a llamar religión oficial, siempre patrimonio de los dioses.

Todas las prácticas religiosas de la civilización maya estaban ligadas al relato de la Creación: dado que los dioses crearon a los hombres, a cambio éstos debían adorar a las divinidades alimentándolas.

• Los ritos del sacrificio.

• Los ritos de sangre

Del rey Se perforaban la lengua, los lóbulos, y órganos sexuales y ofreciendo la sangre recogida. La sangre se quemaba junto con papel, resinas vegetales, hule y los instrumentos mismos del auto sacrificio como las espinas de mantarraya, las cuerdas,

• Los sacrificios de animales

En ofrenda a los dioses era muy habitual llevar a cabo el sacrificio de los animales. En todos los casos, la sangre de los animales sacrificados se ofrecía ritualmente a los dioses.

De todos modos, la ofrenda de sangre humana era la mejor garantía para aplacar las cóleras divinas y evitar el castigo celestial.

• Los sacrificios humanos

• Los ritos funerarios

Los mayas no concebían la muerte como el final de la existencia humana. Para ellos era un paso de un mundo a otro, que estaban señalizados con ritos muy concretos.

Después de la muerte, el alma humana emprendía un viaje por las nueve esferas inferiores del mundo subterráneo de Xibalbá. El primer destino del alma humana dependía de su tipo de muerte. Era preferible morir de joven que viejo y enfermo.

Normalmente, la gente del pueblo era enterrada, hecho que le daba tiempo al difunto para prepararse para lo que le esperaba. Los guerreros muertos en combate, las víctimas de guerra o las mujeres muertas de parto se ganaban el cielo sin pasar por Xibalbá.

Los mayas celebraban numerosos ritos para preparar al difunto para que su viaje fuera más llevadero.

El enterramiento y rituales tenían su significado: los muertos se sepultaban en la tierra para fertilizarla. Esto equivale a otorgar a los difuntos un tipo de poder que los vivos no tienen.

• Los ritos de la confesión

Además de los ritos ya mencionados existían otros menos espectaculares, que representaban la ocasión perfecta para que cada individuo pudiera afirmar su fe, a su nivel y a su manera.

Los ritos confesionales demostraban la importancia que tenía para un miembro de la sociedad maya mantener una estrecha relación con las divinidades, ya que estas daban un sentido coherente a sus vidas.

La veneración a los dioses y el respeto a los textos sagrados era tan importante que tenían que reflejarse en la vida diaria. Las nociones del bien y del mal estaban muy bien definidas y delimitadas por los sacerdotes. La noción de “pecado” se hallaba presente en las mentalidades de los mayas. Para que este fuese más llevadero, la religión ofrecía varias posibilidades como la automortificación y la confesión.

Se trataba de expiar la culpa, de hacer acto de humildad, para no manchar la relación privilegiada que unía al hombre con las divinidades que veneraba. Para ello, se necesitaba hablar, orar. Los pecados se podían confesar de diferentes maneras:

• A solas, en un diálogo personal con el dios o los dioses.

• Ante un sacerdote, que servía de instrumento al pecador para aliviar su conciencia.

• En comunidad, es el recurso al chivo expiatorio: en una fecha determinada, cada uno se confesaba ante una anciana que era golpeada hasta la muerte para que expiase todas las culpas que habían sido confesadas.

• Los ritos del juego de pelota

Algunas ceremonias rituales adquirían la forma de espectáculo público, y llevaban el símbolo del relato de la creación. Es el caso del juego de la pelota. Este tenía una significación mítica y esotérica, que para entenderla hay que conocer cómo se desarrolla el juego.

El terreno de juego tenía forma de una “I” mayúscula con las paredes laterales inclinadas. Cada equipo estaba formado por seis jugadores, que hacían botar de un lado al otro una pelota solo con las caderas, codos o muslos.

Se celebraban dos tipos de partidos:

• Los reservados a los jugadores del pueblo.

• Los que celebraba la clase dominante.

Para participar en el juego, era necesario poseer una rapidez y una agilidad fuera de lo común. Se lograban puntos cuando el balón pasaba a través de un aro de piedra fijado en una de las paredes laterales o si tocaba el suelo en el lado del adversario.

El partido alcanzaba su punto álgido cuando llegaba a su fin: el capitán del equipo perdedor era sacrificado y ofrecido a los dioses.

• Los grandes centros de culto

La religión maya estaba presente en todos los pueblos del reino, en los poblados más humildes. En el corazón de estos grandes centros ceremoniales de las principales ciudades es donde se apreciaba realmente la importancia y el valor de los ritos y de las prácticas religiosas. Ninguna de estas ciudades estaba unas por encimas de otras. Las relaciones eran fluidas y reflejaban en todas las circunstancias una identidad cultural

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